Capítulo 18: Compañía

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—Pues parece que nos espera un buen rato aquí dentro, qué divertido ¿verdad?. —dijo con ironía.

—Dios, aquí no se ve nada, joder y yo tenía que irme... —lamentaba Bruno mientras se sentaba en el suelo.

—Ay perdón, ¿te he pisado?, es que entre que no se ve nada y esto es enano...

—Sí pero no pasa nada, con el zapato y tu peso casi no note nada.

—Cabrón. —dijo entre carcajadas.

—A ver, vamos a ser un poco inteligentes y vamos a activar la linterna o algo ¿no?. —propuso Bruno mientras sacaba el móvil de su bolsillo.

—Ahora sí, dios no me acordaba de todo el polvo que se había amontonado aquí.

—Ostias que soy alérgico al polvo Zoa.

—¿Qué dices? no, no, Bruno pues levántate que encima estas cerca del suelo joder.

Bruno se reía mientras la veía asustada intentando levantarle.

—Es broma, no me voy a asfixiar ni nada, pero gracias por la preocupación, la verdad que te sale muy bien el papel. —dijo mientras le agarraba del brazo cuando se agachó para ayudarlo.

—Ay que tonto eres, y no fue ningún papelito, no quiero que te asfixies aquí la verdad que no me haría mucha gracia.

—Lo siento, solo soy un mero inocente que se ha quedado atrapado en una especie de cobertizo intentando hacer la estancia más amena. —exclamó levantando sus manos como si de una orden policial se tratara.

—Oye... la chica con la que hablabas antes... ¿Es tu novia?.

—¿Quién, Bea?, no, es una amiga de mi... bueno de alguien especial para mí, la verdad ni yo sé lo que somos.

—¿Por?.

—Porque éramos novios pero... llevamos seis meses sin vernos y no ha surgido nada.

—¿Entonces es tu ex?.

—No, bueno lo dejamos pero fue un error, nunca debimos dejarlo, un idiota nos destrozó la relación.

—¿Cuernos?.

—No, solo le metió ideas en la cabeza a ella y me dejó, pero gracias a Bea, con la que hablaba antes, pues supo que todo era cosa del gilipollas ese y yo no tuve nada que ver.

—Entiendo... y después de eso, ¿por qué no volvieron a verse?.

—Porque justo me tuve que ir del país, volviendo aquí a España con mi hermana, y bueno pues al llegar ella me había dejado un mensaje medio borracha, pidiéndome perdón y esas cosas... Quise responderle, de verdad que lo iba a hacer pero es que al día siguiente pasó una tragedia y bueno, preferí cuidar de mi hermana, estar con ella... la verdad que pensé que la había perdido pero al parecer me sigue echando de menos, además allí también tengo un perro que seguro que está enorme. —dijo mientras estiraba las piernas en el suelo.

—Joder, ¿y que pasó con tu hermana?.

—Asesinaron a su novia, le clavaron un trozo de cristal en el pecho y no llegó a sobrevivir.

—¿Qué? que cojones, ¿y atraparon al asesino?.

—El asesino se suicidó, estaba loco por ella, ¿sabes? prefiero no hablar de eso, la verdad que fue una época muy difícil no quiero recordarlo.

—Sí perdón, a veces me pongo muy pesada con los problemas de los demás, lo siento.

—No pasa nada, ¿y tú?, ¿llevas mucho tiempo con los chicos?.

Clave De Dio (Saga Claves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora