Capítulo 32: Sentir de nuevo

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—Cielo, te preparé un jugo de naranja, lo tienes en la mesa de la cocina si quieres. —informó Luciana cruzándose con Sofía para ir al salón.

—¿Sí?, gracias.

—¿Te sucede algo Sofi?. —preguntó al verla extraña.

—¿A mí?, no, estoy genial.

—Ah, no sé, me pareció verte un poco pensativa, ¿Estás pensando en aceptar un evento nuevo o algo parecido?.

—No, no que va, ahora con la muestra de danza la verdad que tengo la agenda completa, me tienen de un lado a otro sin parar preparando el escenario, las luces, los vestidos... En fin, no puedo pensar en aportar mi grano de arena en otro evento la verdad. —dijo queriendo ir a la cocina para beber su zumo.

—¿No tienen personal de vestimenta?.

—No, la verdad que somos muy pocos, me refiero, somos un grupo bastante grande pero no sé... comparando con otros eventos, no hay tanto personal la verdad, pero vaya que a mi me gusta poder aportar a los chicos y chicas un poco de color ¿sabes?, el poder ayudarles a sentirse cómodos con su ropa, que sean telas flexibles pero que también aporten un color llamativo o triste en base a la muestra musical que tengan que hacer. La verdad que lo estoy disfrutando mucho y los chicos están muy centrados en sacarlo adelante, están con todo, intentando ser finalistas, a pesar de todo... si fracasan ahora... no van a poder ser elegidos para la final.

—Comprendo, si la verdad que da mucha pena tener que elegir solo a tres grupos, son tantos y lo hacen todos tan bien que duele tener que echar a unos por otros. Pero bueno de eso se trata también este tipo de cosas ¿no?.

—Exacto.

—Bueno estoy en el salón ¿vale?, lo que quieras, estoy aquí.

Sofía la miró sonriente y con ojos contentos y fue a la cocina para tomarse el zumo de naranja que había preparado Luciana, mientras se lo bebía y saboreaba lo rico que estaba se posó con sus brazos en la ventana mirando a la calle, pero ella no estaba mirando nada en concreto, simplemente tenía la mirada perdida pensando en lo que había pasado anoche, en que estaba volviendo a sentir mariposas por dentro cada vez que estaba tan cerca de Helenor, que cuando la miraba a los ojos no podía evitar sonreír aunque no quisiera hacerlo. Luciana se había olvidado de el paquete de pipas que había dejado en la encimera para llevarlos al salón mientras veía una serie y fue cuando se encontró a Sofía bebiendo el zumo frente a la ventana, ella entró en la cocina y cogió el paquete de pipas y se dio cuenta de que Sofía no estaba mentalmente en ese instante, estaba ida y no se daba ni cuenta de quién estaba detrás de ella, Luciana con una sonrisa juguetona empezó a mover el paquete de pipas entre sus manos para ver si de esa forma reaccionaba o la miraba para ver qué tanto ruido hacía, pero sin embargo Sofía seguía pensativa frente a la ventana sin enterarse de nada, Luciana se acercó poco a poco a ella para darle un pequeño susto y que de esa forma espabilara.

—¡Ey!. —gritó Luciana haciendo que Sofía diera un bote con todos los músculos de su cuerpo.

—¡Ay!, Luciana, ¿Qué haces?. —preguntó entre risas con una sonrisa.

—A ti, yo sé, que te pasa algo, a ver dime, que tanto pensabas mirando por esa ventana que ni siquiera escuchas los ruidos que estaba haciendo. —exclamó con una sonrisa pícara insinuando que Sofía estaba muy extraña.

—No me pasa nada. —dijo entre risas sabiendo que la estaba pillando.

—¿Ah no?, pues tus ojos y tu sonrisa no me están diciendo lo mismo eh, querida. —dijo pellizcando su mejilla de cachondeo.

—Es que... es una tontería, además... es algo imposible. —comentó mientras su sonrisa se desvanecía lentamente.

—¿Por?, a ver dime, ¿Qué te pasa?, no puede ser tan grave si te hace sonreír de esa forma.

—Pues... Ya te dije que iba a hablar con Helenor, para ver cómo estaba y eso, pues resultó que ayer era su cumpleaños y fui a su casa para darle un regalo y bueno, pues lo típico ¿no?.

—Sí... —exclamó Luciana queriendo saber más historia.

—Bien, pues nada, estuvimos hablando un rato, de su muestra, de su baile y de cosas vaya, y nada pues cuando acabamos y yo ya iba a irme decidimos encender las velas y que ella soplara las velas, estábamos solas y le tuve que cantar el cumpleaños sola la verdad que fue un poco incómodo. —decía entre risas recordando el momento. —Pero sí, terminamos de comernos el trozo de tarta y cuando Helenor quiso recoger los platos se le cayó del cuello el collar de su abuela, yo por inercia fui a recogerlo pero ella también lo hizo y al final acabamos muy cerca, yo... la verdad, en ese momento el corazón me empezó a ir muy rápido y no sabía como actuar, no sabía levantarme, si quedarme quieta...

Luciana mientras Sofía le contaba la anécdota la miraba con una sonrisa muy tierna, sabía que Sofía se estaba pillando de Helenor y eso le hacía muy feliz.

—¿Qué pasa, por qué me miras así?. —preguntó Sofía sin acabar su historia.

—No, nada, es que me parece muy bonito.

—¿Bonito?, yo me moría de la vergüenza, en fin, cuando ya iba a levantarme, va y me preguntó si me podía dar un beso.

—¡Ay!. —gritó Luciana emocionada pensando que se habían dado un beso.

—No, no, no pude, me levanté y prácticamente le hice la cobra, joder visto desde fuera suena tan cruel.

—¿Y por qué?, ¿te gusta, no?. —preguntó Luciana sabiendo la respuesta.

—Es que no se trata de que me guste o no, Luciana yo estaba muy enamorada de Lucía, y... no sé... es como si yo no me fuese a perdonar hacerle eso, es pensar en besar a otra o estar con otra y... no creo que pueda sentirme cómoda. Lucía... Lucía era todo para mí, aun hay noches en las que me duele saber que no está a mi lado, que no voy a poder volver a besar sus labios, acariciarla o cuidarla... Cuando Helenor fue a darme un beso... se me pasaron mil imágenes de ella frente a mis ojos, sentí que iba a romper lo que tuvimos, sentí que iba a olvidarla, y no, no podría perdonarme eso, yo no quiero olvidarla, no quiero sustituirla.

Luciana la miraba feliz de que estuviera volviendo a sentir esas emociones después de tantos meses de dolor, que se estuviera volviendo a enamorar y que iba a lograr superar lo que tuvo, pero tampoco pudo evitar que las lágrimas recorrieran su rostro cuando escuchó a Sofía hablar así de su hija, hablar así de lo que sintió por ella y del amor prometido que le estaba dando después de tantos meses de su muerte.

—Cielo... —dijo acariciando sus mejillas con cariño mientras la miraba con unos ojos brillantes y emocionados. —Estar con Helenor no te va a hacer olvidarte de Lucía nunca Sofi, ¿sí?, nunca, y es precioso todo esto que has dicho y seguro que si mi hija estuviese escuchando esto también estaría llorando como yo ahora. —dijo entre risas haciendo que le saltaran las lágrimas. —Pero te lo digo en serio, estar con Helenor no te va a hacer perder lo que sentiste por Lucía, ni te va a hacer olvidarte de ella y mucho menos la vas a estar sustituyendo amor. Ya leímos aquel día su carta, y sabes que ella sería la más contenta si sabe que tienes a alguien a la que amar, lo sabes, las dos sabemos que Lucía quiere verte feliz esté donde esté, y que quiere lo mejor para ti, y si tu crees que Helenor te hace bien, ella será la primera en estar de acuerdo, eso no lo dudes cielo. —terminó de decir dando un beso sobre su frente.

—¿Segura?. —preguntó antes de que su voz se partiera en llanto.

—Pues claro Sofía, claro que estoy segura amor. —complementó estrechándola en sus brazos.

Clave De Dio (Saga Claves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora