Capítulo 33: Cuídala

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París

Bea esperaba a Bruno en el coche mientras se despedía finalmente de todos, Bruno no sabía cómo sentirse, estaba muy triste por dejarlos solos pero también estaba ilusionado de poder estar sobre un escenario en menos de setenta y dos horas, tocando con su banda la canción que habían hecho durante su corta presencia y practicado durante su ausencia pero que de todas formas iba a hacer impecable, Bruno se aprendía las partituras de memoria como si no le costase nada, y sabía que si su banda estaba preparada, él también lo estaba. Caminaba un poco apenado por los pasillos del hospital para poder llegar a la salida y encontrarse con Bea, pero antes de salir un chico lo agarró de la camisa y lo llevó prácticamente a rastras dentro de un cuarto y cerró la puerta.

—¿La vas a dejar sola?, joder tío, no me esperaba esto de su noviecito o lo que sea que fueses para ella.

—¿Qué coño estás haciendo Cristian?. —dijo molesto por agarrarlo de esa forma y decirle esas cosas.

—¿Qué, me vas a decir que te ha dolido?. —dijo con insensibilidad mirando con asco.

—Mira no sé cómo Alma se ha podido fijar en ti, ni siquiera como amigo, pero te prometo que como le hagas daño no te vas a olvidar de mi en tu vida. —exclamó Bruno con seriedad y unos ojos oscuros mientras Cristian lo aprisionaba contra la pared.

—¿Qué vas a hacer?, ¿Me vas a pegar un puñetazo por tocarla?.

—Mas te vale no hacerle nada Cris.

—Haga o no haga algo ya da igual, porque te vas a ir ¿o no es así?.

Bruno desvió su mirada hacia abajo mientras marcaba su mandíbula por la rabia que le estaba dando las palabras de Cristian.

—Te vas a ir, la vas a dejar sola, en un momento en el que puede perder a su padre mañana mismo porque tal y como está Oliver y tú lo sabes, puede pasarle cualquier cosa en cualquier momento. Pero ole, prefieres seguir adelante con tu cuento de príncipe músico antes que priorizar lo que es el amor de una persona que lo ha dado todo por ti, te aplaudo Bruno, eres un grande tío. —aplaudía riéndose de él.

Bruno cada vez se sentía peor por la decisión que había tomado y las palabras tan incrédulas de Cristian no le estaban ayudando a pasar desapercibido su decisión a pesar de que sabía que solo le estaba haciendo sentir mal, que no estaba diciendo en serio todo lo que soltaba por su asquerosa boca y que solo lo estaba diciendo para joderle el día.

—Que sabrás tú lo que es el amor de alguien.

—Pues se ve que mucho más que tú lo sé apreciar, o por lo que yo estoy viendo soy yo el que se está quedando con ella para apoyarla y cuidarla mientras su padre se está pudriendo en una camilla.

—¡Cállate!, solo te importa ella ¿verdad?, no te importa una mierda lo que le rodea ni lo que le hace feliz a ella, Cristian no sé quien eres pero aléjate de ella, no te quiero ver cerca de Alma.

Cristian con una sonrisa se quedó pensando mientras seguía vacilando.

—Puedo decirte que vale, pero no puedes saberlo porque tú te vas en menos de dos horas a Madrid y perderás totalmente el control de lo que pase o no pase aquí, pero si... te juro que me alejaré de ella si su amorcito me lo pide, claro que sí. —comentó con un tono irónico y obsceno.

Bruno se acercó a él, lo miraba como si fuese a matarlo allí mismo, quedaban prácticamente centímetros entre ellos, Bruno solo quería darle su merecido por todo lo que había dicho y soltado por su boca, por todo lo que había insinuado y pensado, por todo lo que sería capaz de hacer cuando él ya no estuviese allí, pero no fue capaz de hacer nada, simplemente quedarse frente a él mientras lo miraba con una rabia como si de un volcán en erupción se tratase.

Clave De Dio (Saga Claves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora