Capítulo 8: Amor propio

11 4 1
                                    


Madrid

La música sonaba de fondo y todos estaban cansados pero el profesor quería que lo hicieran perfecto.

—Venga de nuevo, un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y... uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho. Helenor... Siempre fallas en esa parte, tienes que poner el pie así, ¿ves?.

—Sí, perdón, es que lo intento pero...

—Lo intentas, pero ya ves que no te sale, entonces ya sabes lo que tienes que practicar. Queda poco para la muestra chicos, tenéis que mejorar todos ¿si? si queréis que os cojan, tenéis que estar perfectos. Hay mucha competencia, no se van a fijar en vosotros si hacéis algo mal. ¿Estamos?.

Helenor apartó la mirada cansada de repetir una y otra vez lo mismo, ella amaba con todo su corazón bailar y expresar sus sentimientos al mundo pero no podía concentrarse mientras pensaba en si se le notaba mucho la barriga, en sí su cara estaba bonita, en si sus piernas se veían muy gruesas...

—¿Podemos repetirlo? —dijo uno de los jóvenes.

—Si, obvio, hasta que os salga, aunque tú lo has hecho bastante bien Victor.

—Gracias.

—Ponemos la música y... un, dos, tres, cuatro, cinco...

El profesor seguía practicando con todos ellos el baile que tenían que hacer en la muestra donde iba mucha gente. Quería que todos lo hicieran bien para que todos tuvieran la misma oportunidad de salir y poder quedar en alguno de los equipos clasificados, pero no todos tenían tanta facilidad. Esta vez todos lo hacían bastante bien, pero a Helenor se la volvía a ver con una cara de preocupada, como si no lo estuviera disfrutando del todo, se veía que le ponía ganas pero había veces que ponía sus manos o sus brazos frente a su vientre cuando el baile no era así... El profesor y los chicos bailaban frente a un espejo gigante y él se daba cuenta de todo, de esta forma mientras él bailaba podía ver también que lo estaba haciendo bien y quien no.

—Siete, ocho, bien chicos bien, mejor esta vez. Lo siento si a veces soy muy estricto y os digo las cosas como son pero es que como profesor quiero que se fijen en ustedes ¿vale?, venga, vayan a tomar agua. Helenor, ¿podemos hablar un momento?. —comentó antes de que Helenor caminara más de dos pasos para beber agua.

—Sí, claro.

El profesor se acercó a ella y viceversa, le extendió su brazo con una botella de agua para que bebiera y empezó a hablar con ella.

—Hel ¿Qué te pasa?, te noto muy distraída, llevas así mucho tiempo pero soy incapaz de averiguar qué es lo que te pasa. Tu ya sabes que me encanta como bailas, porque lo haces increible chica, ojala todos bailaran como tú. Pero no se... haces cosas muy extrañas que no están acorde a lo que estamos haciendo, el otro día no parabas de estirar el leggin mientras bailabas, hoy te he visto apartar los brazos y ponerlos frente al torso cuando así no es el baile. De verdad que si pasa algo, puedes decírmelo, igual podemos ayudarte de alguna forma.

—No, no me pasa nada, de verdad. —decía mostrando una sonrisa. —Es solo que estoy un poco cansada, seguramente sea eso.

—¿Segura?, ¿el leggins te queda muy pequeño o que pasaba ese día?.

—Eh... no sé, es que a veces no me doy cuenta de lo que hago, pero me queda bien. Bueno lo pedí contigo y quedamos en que esa era mi talla ¿no?.

—Sí pero si necesitas uno más grande avísame y pedimos otro, no te preocupes. Aunque cuando lo vi, te queda perfecto, incluso diría que te quedaba hasta un pelín grande.

Clave De Dio (Saga Claves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora