Capítulo 46: Lo sé todo

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No podría ser verdad, ¿Soledad?, ¿la mismísima Soledad?, dios, ¿había estado aquí abajo todo este tiempo?, estaba muy cambiada, el pelo le había crecido una barbaridad, su cara tenía heridas y parecía que llevaba mucho tiempo aquí abajo.

—Yo me llamo Paula, ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Ricardo también te engañó?.

—¿Ricardo?, no, me acuerdo perfectamente del hijo de puta que me encerró aquí abajo, se llama Alvin.

Mientras Soledad quitaba la cuerda que amarraba a Paula, Paula en ese momento se quedó de piedra y recordó algo que le dijo Ricardo mientras estaban en casa viendo una película hace tiempo, cuando quedaban más a menudo para olvidarse de Javier. Estaban en su casa, mirando la televisión y ambos estaban hablando de sus familias y sus antepasados para conocerse mejor, Ricardo nunca mencionó a sus hermanos, ni a Álvaro ni a Alaia, su hermana. Pero sí recordó que le dijo cómo se llamaba su padre, dijo que se llamaba Alvin tal y como estaba diciendo Soledad.

—¿Estás bien, te estas mareando?. —preguntó Soledad.

—No, estoy bien, es que Alvin, es el padre de Ricardo.

—¿Qué? ¿Tiene otro hijo?.

—Sí, Álvaro y Ricardo son hermanos.

—Ahora todo tiene sentido, claro, Álvaro murió al matar a Lucía... Alaia murió por culpa del padre de Bruno... Lucía era la novia de Sofía, joder cómo no me había dado cuenta, todo está relacionado con ellos.

—¿Qué, de qué hablas? ¿Quién es Alaia?.

—Mierda, Shh... —exclamó tapando de nuevo su boca. —Sígueme. —ordenó.

Soledad escuchó unos cajones, sabía que Alvin o Ricardo estaban cerca, no en el cuarto sino en otro lugar cerca de ellas, agarró de la mano a Paula y la llevó por el pasillo, bajaron unas escaleras, esos pasadizos eran enormes, había pasillos por todos lados pero parecía que Soledad sabía por dónde ir. Siguieron de puntillas corriendo por los pasillos oscuros donde solo el candelabro era la única posibilidad de ver algo hasta que llegaron donde estaba quedándose Soledad todo este tiempo.

—Perdón si te hice daño en la boca, no sabes de lo que son capaces estos animales. —dijo refiriéndose a esa familia.

—No te preocupes, estoy bien, ¿Qué es este lugar?.

Habían entrado en una especie de guarida secreta con más luz, luces que había puesto Soledad.

—Aquí he estado los últimos cuatro meses y medio.

—¡Cuatro meses y medio!.

—¡Sh!, no grites que nos pueden oír, joder.

—Perdón, perdón, tía, llevo una noche ahí arriba y estoy muerta de miedo, ¿Cómo has aguantado aquí tanto tiempo?.

—Estos pasillos dan todos con los armarios de la casa, siempre aprovecho para salir cuando no están para coger comida y agua, y literalmente así he podido sobrevivir todo este tiempo, si fuese por estos psicópatas ya me hubiese muerto hace tiempo.

—Joder...

Paula mientras miraba a su alrededor vio que Soledad al lado de su cama tenía una montañita de barro seco con un collar sobre el mismo.

—¿Esto... que-que es?. —preguntó al ver que tenía forma de tumba.

—Eso... es de alguien a quien aprecio mucho, pero no pudo sobrevivir, Alvin casi nos mata a los dos, yo pude escapar y fue cuando encontré los pasadizos pero él... Él se sacrificó por mí, esto es lo último que me queda de él.

Clave De Dio (Saga Claves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora