Capítulo 28

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BLAKGELUS

Abro mis ojos con cuidado, aún me siento un poco cansado y bastante desubicado.

Mi vista se aclara completamente y comienzo a examinar el lugar en dónde estoy.

Me encuentro recargado de espalda en un árbol, tengo un pequeño río delante.

Escucho un ruido a mi izquierda, llevo la mirada hacia allá y me encuentro con el tipo rubio de la cueva. Él está mordiendo el cuello de un pequeño ciervo, se da cuenta de mi finalmente y deja de morder al animal.

—Eres un vampiro.

—Un dhampire, es diferente.

—Pero igual matas.

—No está muerto.

Él suelta al animal, esté reacciona y rápidamente se va del lugar corriendo.

—No mato inocentes —me dice.

Limpia sus labios con su mano derecha.

—Los dhampire somos muy diferentes a los vampiros tradicionales. Podemos comer tanto comida humana o sangre, tan solo tenemos que estar concientes de que nuestra fuerza cambiará con la desición. Cuándo llegue el momento tú lo harás.

—Yo... ¿Soy cómo tú?

—Si —él asiente con la cabeza —. Eres cómo yo —se me acerca y toma asiento a mi lado —Un dhampire.

—Entonces por eso tengo poderes.

—Eso es solo una parte de lo que puedes realmente hacer —dice Alucard —. Con formes vayas creciendo tu fuerza será mayor, así cómo tu agilidad, sentidos y fuerza. Claro que vas a necesitar entrenamiento para ello, hasta ahora has podido controlar tus poderes por mi.

—¿Por ti?

—¿Has olvidado lo qué te dije? Compartimos una conexión, mientras me encontraba encerrado en el ataúd de cristal yo pude conectarme a ti para ayudarte a controlar tus poderes. Por eso los dominabas perfectamente, por mi. Pero tú tienes que controlarlos por ti mismo.

—Entonces... tú eres quién me ayudó contra ese señor malvado.

—¿Señor malvado?

—Es alguien quién quiere hacerle daño a mis padres, es muy malvado. Le dicen Van Helsing, yo quiero aprender a controlar esos poderes para ayudar a proteger a mi familia —volteo hacia el rubio —. Quiero cuidar de mis papás.

—Eres valiente, tienes un gran espíritu.

—Alucard... ¿Por qué querías salir?

—¿No es obvio? Estaba cansado... de estar en ese horrible lugar en el que me pusieron.

—¿Vlad el Dragón te encerró? Eso fue lo que me dijiste ¿Quién era?

—Un tirano al que le gustaba que todos obedecieran sus órdenes, si no lo hacías entonces eras castigado cruelmente sin piedad. Él era mi abuelo.

—¿Y siendo tu abuelo te hizo eso?

—Él no conocía los sentimientos, era un ser totalmente vacío Blakgelus. Yo para él no era más que un error, un desvió de parte de su hijo. De mi padre... Vlad —me dice —. Mi padre se enamoró profundamente de mi madre, ella era una humana mientras que él era un vampiro. Su nombre era Esther. Ella era una mujer sumamente hermosa, la historia de mis padres no comenzó muy bien. Al principio mi madre veía a mi padre cómo un noble muy molesto y mimado. Pero al final se terminaron enamorando el uno del otro.

—Cómo mis padres.

—¿Qué? —me mira sin entender.

—Mi padre es un vampiro y mi madre es una humana. Ellos también al principio no se llevaban bien, pero se enamoraron profundamente al igual que tus padres. Se quieren mucho —muestro una sonrisa —. Ellos son unos buenos padres conmigo.

—Me alegro.

—Sus nombres son Silas y Veronica Tepes.

—Espera un momento... ¿Tepes? ¿Eres perteneciente a la familia Tepes?

Asiento con la cabeza.

—Mis padres son los reyes de los vampiros de Transilvania.

—Los reyes de los vampiros... entonces... si eres un nuevo Tepes han pasado años desdé mi encierro.

—¿Por qué dices eso de nuevo Tepes?

—Por que mi padre... Vlad era un Tepes. Mi nombre es Alucard Tepes.

—¿Vlad Tepes y Alucard Tepes? Entonces... somos...

—Familia.

—¡Súper!

Otro Tepes, jamás pensé en ver a otro además de mis tíos, los abuelos, la Gran Anciana, mis padres y Caspian.

—Dime una cosa Blakgelus... ¿Qué año es esté?

—Estamos en el año 2032.

—El año 2032... han pasado demasiados siglos desdé que ese anciano me encerró. Entonces él ya no está vivo —dice Alucard —. Nadie de los que conocí lo está...—baja la mirada —Estoy solo en el mundo ahora.

—Alucard...—tomo su mano —.¿Estás bien?

—Si...—me mira —. Lo estoy, no te preocupes por mi Blakgelus.

—Estás triste... lo puedo ver fácilmente.

—No pasa nada —muestra una sonrisa —. Estaré bien, ahora... creo que hay que dormir. Mañana en cuánto el sol salga tratar de llevarte a casa. Tus padres deben de estar demasiado preocupados por ti —dice el rubio —Duerme, vigilaré que nada pase. Te voy a proteger.

Debe de estar triste por no tener a sus padres, debió de haber sido muy aterrador ser encerrado en esa cosa de cristal.

Me da pena, demasiada.

Está totalmente solito.

Me le acerco y recargo mi cabeza sobre su hombro.

Pobre de él.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora