Capítulo 53

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VERONICA

—Justina Szilágyi...—digo casi en un susurro mientras analizo con cuidado la revelación de Alucard y Silas —. La recuerdo, ella era...—volteo hacia Silas —La que iba a ser tu reina hace más de mil años.

Esa vampiro era una desalmada y despechada según los recuerdos que tengo de mi vida cómo Esther Tudor.

Ella trato demasiadas veces de hacerme daño, no lo logró y entonces fue directamente con Alucard para hacerle daño.

Ella estaba demasiado molesta de que Vlad me hubiera preferido a mi en vez de a ella.

—Ella... ¿No estaba muerta? Por lo que recuerdo de mi tiempo cómo Esther Tudor cuándo salvaste a Alucard de Justina te la llevaste. Y cuándo volviste a la aldea me dijiste que te habías hecho cargo de ella —le digo a mi marido —. Estabas demasiado molesto esa vez que creí que la habías empalado o algo por el estilo.

—No la mate —dice —. Ese fue mi error... en esa ocasión Mirena me ayudó a encerrarla en una cueva. Tu ex hermana colocó un poderoso hechizo sobre esa cueva para mantenerla encerrada, Mirena dijo que ese hechizo no se podía romper jamás.

—Pero lo hizo, el hechizo se rompió Silas.

—Lo sé.

—Ella sabe de nosotros, sabe sobre Blakgelus según lo que dijo Alucard hace un momento —contesto —. Justina Szilágyi es una maldita loca que no durará mucho en acabar con nuestro hijo con tal de vengarse. A ella no le importaba lastimar a Alucard siendo este aún un pequeño, lo único que quería era hacernos sufrir.

—Amor... sé que estás preocupada, pero por favor trata de calmarte un poco ¿Si?

—¿Cómo me pides algo así? En estos momentos estamos en problemas muy grandes, ahora no solo tenemos que preocuparnos con Van Helsing si no que también por Justina Szilágyi —le digo al inmortal —. Quiero a esa perra fue de nuestras vidas, cómo dijiste hace un momento Silas... fue tu error no haberla matado cuándo tuviste la oportunidad, ahora ve las consecuencias. Ella ha vuelto.

El vampiro baja la mirada.

La puerta del estudio se abre y entra mi hijo.

—Mami... ¿Vendrás a darme las buenas noches?

—Claro que si corazón —me le acerco —. Vamos.

Mi pequeño hijo asiente sin responder.

Ambos salimos del estudio y vamos directo a la habitación de Blakgelus. Entramos y mi hijo se dirige directamente hacia su cama.

Él se recuesta y yo lo arropo perfectamente.

—¿Cómo te fue con la señora Agnes?

—Me fue bien cariño —le respondo —. Ella me enseñó cosas verdaderamente interesantes... ¿Quieres ver?

—Si.

—Muy bien.

Extiendo mi palma izquierda y convoco una pequeña bola de fuego.

—Es sorprendente —dice mi hijo muy emocionado —. Puedes hacer lo mismo que papá, el tío Sebastián, Alucard y yo.

—Así es —hago desaparecer la bola de fuego de mi mano —. También me enseñó otras cosas, pero ahora ya es muy tarde.

—¿Mañana me enseñarás más trucos?

—Claro que si, ahora es tiempo de que duermas. Mañana tienes que ir a la escuela.

—Bien mami.

Le doy un beso en la frente.

—Buenas noches cariño.

—Buenas noches mamá —me dice él.

Mi hijo cierra sus ojos, apago la lámpara de la habitación, camino hacia la salida, salgo, cierro la puerta de la recámara y después voy hacia la sala de estar de la casa.

Todo esto realmente me ha afectado mucho, ya tenía suficiente con Van Helsing.

Ahora está maldita vampiro vuelve a aparecer, cada vez con más problemas.

Llego a la sala, camino hacia la cantina, tomo uno de los vasos, abro una botella y me sirvo un poco de alcohol.

Dejo la botella en su lugar, tomo mi vaso, voy hacia uno de los sillones y tomo asiento.

Silas definitivamente la tuvo que haber asesinado, hay seres que en realidad merecen la muerte. Y esa Justina es una de ellos, jamás le he deseado el mal a nadie.

Pero a ella si, todos los recuerdos que tengo de mi vida pasada me hacen odiarla con todas mis fuerzas.

Si Silas no tiene el suficiente valor para hacerlo, entonces lo tendré que hacer yo.

Aún que no soy lo suficientemente fuerte, planeo cuidar de mi familia.

Ella no puede seguir en esté mundo.

Justina Szilágyi tiene que desaparecer para siempre.

Ella no tocará a mis hijos está vez.

Por Blakgelus y Alucard seré capaz de arrancarle los ojos a esa maldita perra.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora