Capítulo 43

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VERONICA

—Ya he cerrado la entrada del restaurante —Alucard llega a la cocina —. También ya he llevado a Lizbeth a casa.

—Muchas gracias cariño —le digo.

—¿Ya nos vamos?

—Si —digo —. Ya no tenemos nada más que hacer, tu padre y Blakgelus nos están esperando en casa. Por lo que Silas me dijo hace unos minutos por teléfono ha preparado una cena para todos nosotros.

—Espera un poco... ¿Padre cocina?

—A mi también me sorprendió.

—Honestamente no sé si algo de lo que él preparo sea comestible —comenta él —. Creo que... vamos a enfermar.

—Que cosas dices —me rio por su comentario —. Ya vámonos.

El dhampire asiente con la cabeza, abandonamos la cocina y vamos juntos hacia la salida del estacionamiento.

Salimos del restaurante y después vamos hacia dónde se encuentra el coche.

Alucard sube al asiento del copiloto, yo subo al del piloto, enciendo el carro y después arranco rumbo a casa.

—Cuándo llegaste del mercado estabas un poco rara ¿Pasa algo madre?

—Lo que pasa es que en la tarde me encontré con una mujer, una anciana que ayudé en la calle. Se había caído.

—¿Y eso qué?

—Bueno... ella dijo algo que me puso a pensar.

—¿Qué te dijo? —cuestiona el dhampire.

—No fue nada, ella dijo que había dicho eso por que ya era muy grande.

—¿Segura qué no es nada importante?

—Completamente cariño, no te preocupes.

—Bien.

Conduzco entre las calles de Brasov, salimos de la ciudad y nos adentramos en la oscura carretera rodeada de árboles grandes.

Avanzo unos cuántos kilómetros y ahora nos encontramos algo cerca del puente rojo lo que me da a entender que estamos muy cerca de casa.

—Mañana pienso ir de visita a la aldea Colmillo, quiero ver a la tía Mirena ¿Me dejas?

—Está bien, no necesitas pedirme permiso Alucard.

—Aún que ya no te llames Esther Tudor sigues siendo mi madre. Aún te guardo respeto cómo una figura de autoridad junto a padre —dice él —. Tengo que consultar su permiso para absolutamente todo.

—Creo que ya eres bastante mayor para pedir permiso para ir a ver a tu familia hijo. Pero si quieres el permiso lo tienes, puedes ir tranquilamente.

—Te agradezco mucho madre.

—¿Sabes? Creo que ya no deberías de hablar tan pasado de moda. Creo que deberías de hablar más acordé a la época.

—¿Y cómo podré hacerlo?

—¿Por qué no le dices a Lizbeth qué te enseñe? Apesar de ya no ser una adolescente aún se comporta cómo una. Es bastante imperativa. Creo que te podrá ayudar.

—Muy bien, eso haré madre.

—Podrías comenzar no diciéndome madre, podrías llamarme solamente mamá cómo lo hace Blakgelus —lo miro.

—Muy bien... mamá.

—Así está mejor —sonrío —.¿Sabes Alucard...?

—¡Mamá cuidado! —grita Alucard —.¡Mira hacia adelante!

Miro hacia adelante rápidamente y me encuentro con una mujer parada en medio del camino, rápidamente giro el volante hacia la izquierda para no arrollar a la mujer, el automóvil se dirije hacia a gran velocidad hacia la valla del puente, la atravesamos y el coche se dirije hacia el río que se encuentra debajo.

Impactamos con fuerza contra las aguas del río y el coche se comienza a hundir lentamente.

Intento soltar el cinturón de seguridad pero no puedo hacerlo, se ha trabado.

Volteo rápidamente hacia Alucard, él se ha desmayado.

Lo intento hacer reaccionar pero nada sirve.

El coche se continúa hundiendo más y más.

Sigo intentando con el cinturón de seguridad totalmente desesperada.

Escucho un ruido en mi puerta, llevo la mirada hacia allá y veo afuera del coche a Silas.

Él arranca la puerta de un tirón, niego con la cabeza, señalo a Alucard para darle a entender a mi marido que lo saque primero a él, Silas lo mira, va rápidamente hacia el rubio, arranca la otra puerta, troza el cinturón de seguridad, toma al dhampire, lo saca del coche y se lo lleva hacia la superficie mientras que yo sigo intentando con mi cinturón.

El coche ya está en aguas profundas, mi respiración ya es bastante limitada ahora.

Todo se comienza a volver negro lentamente.

¿Así se acaba todo para mi nuevamente?

¿Así terminan mi nueva vida?

¿Muerta en un río?

Lo único que me da consuelo es que Silas saco a Alucard, él tiene que vivir. Se lo merece, más que yo.

Cierro mis ojos finalmente y pierdo el conocimiento.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora