Capítulo 4

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VERONICA

Abro mis ojos rápidamente y en mi campo de visión aparece Silas junto con Sebastián y el resto de los hermanos Tepes.

Aún me encuentro en el restaurante.

Tengo un pequeño dolor en la espalda, Silas está arrodillado a mi lado, me está sosteniendo en sus brazos.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta el rey de los vampiros.

—Adolorida.

—No te preocupes, eso se pasará. Ya te cure —dice Katherine.

Cómo una gran ola todos los recuerdos sobre Valeska vuelven a mi mente.

—Valeska...—miro desesperada a Silas —. Ella apareció, ella se llevó a Blakgelus.

—Lo sé —me dice —. Acaba de llamar.

—Silas tenemos que ir por él.

—Tú estás lastimada, yo iré.

—Yo también quiero ir, se llevó a mi hijo.

—Veronica.

—¡Silas no! Yo iré —le digo —. Esa maldita se llevó a nuestro hijo, ella le puede hacer daño. No quiero que le pase nada —mis ojos se llenan de lágrimas por la desesperación que estoy sintiendo ahora —Blakgelus es solo un niño pequeño... debe de estar demasiado asustado.

—Veronica trata de calmarte —dice Elizabetta.

—¿Cómo quieren qué me calme? ¡Secuestraron a mi hijo!

—¿Tienes alguna idea del por qué ella se llevó a Blakgelus? —cuestiona Alaric.

—Ella dijo que Blakgelus es necesario para activar una arma que nos va a destruir a todos nosotros.

—¿Una arma? ¿Qué tipo de arma?

—No lo sé Silas, solamente dijo que era necesario que Blakgelus la ayudará a activarla, que le había costado demasiado trabajo encontrar las piezas durante todo esté tiempo que no supimos nada de ella.

—Esa bastarda...—veo los ojos de Silas volverse de un color rojo —. Voy a despedazarla... voy a hacerla sufrir.

—¿A dónde se lo llevó?

—Al cementerio de San Nicolás.

—Está cerca de aquí, vamos ya.

—Veronica tu golpe aún no sana.

—No me importa.

Con mucha dificultad me levanto, no me importa el dolor que pueda sentir. Lo único que me importa en estos momentos es mi hijo, el pobre debe de estar demasiado asustado por estar con esa malvada.

—Ustedes quédense cerca —les dice Silas —. Por si necesitamos apoyo, Valeska tiene que morir está noche.

Sus hermanos y Sebastián asienten con la cabeza.

—Ya vámonos —ordeno.

Abandono el restaurante junto con mi marido y vamos directo hacia el cementerio.

(....)

Hemos llegado al cementerio de la ciudad ya, dentro de encuentra Valeska con mi pequeño.

—Aún puedes quedarte aquí, puede ser peligroso —me dice el rey de los vampiros.

—Esa perra... se llevó a mi hijo, la quiero matar. Quiero hacerla pedazos con mis manos.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora