Capítulo 63

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ALUCARD

Mi padre ha estado demasiado ocupado estos últimos días ayudando a mi madre a adaptarse a nueva vida cómo vampiro.

En estos últimos días Lizbeth me ha ayudado bastante con Blakgelus ya que mis padres se están quedando en el castillo de Bran hasta que mi madre aprenda a controlar sus habilidades sobrenaturales.

Espero que su entrenamiento termine pronto ya que mi hermano la extraña mucho.

Blakgelus en estos momentos se encuentra jugando en el jardín de la casa mientras que yo estoy en la sala de estar sentado frente a la chimenea, no he dejado de pensar en las miles de maneras en las que haré pagar a Justina por todo esto.

Ella obtendrá un castigo muy doloroso, eso lo prometo.

—¿Tienes hambre? —la voz de Lizbeth me saca de mi mente.

Dejo de mirar el fuego, llevo mi mirada hacia mi lado derecho y me encuentro con la cazadora.

—¿Perdón? ¿Dijiste algo?

—Que si tienes hambre, puedo preparar algo.

—Ah no, estoy bien muchas gracias.

—Pues por la mirada que tienes no me creo lo que estás diciendo —me responde ella.

Ella toma una silla, la coloca junto a mi y después toma asiento.

—Estás molesto.

—¿Y tú no lo estarías?

—Lo estoy, pero no dejo que la irá me consuma. Creo que deberías de hacer lo mismo Alucard.

—No creo poder hacerlo Lizbeth.

—¿Y si yo te lo pido?

La miro fijamente.

—Deja esos rencores Alucard, Justina obtendrá su merecido a su tiempo eso es completamente seguro —dice —. No te nubles, ya que si lo haces puedes hacer una tontería que no tenga solución.

—Esa perra... provocó todo esto Lizbeth, ella provocó que mi madre se volviera una vampiro. Amvos sabemos que ella no estaba preparada para ese cambio tan grande.

—Si, lo sé. Pero sucedió Alucard y no podemos hacer absolutamente nada para cambiar lo que ha pasado.

Suelto un suspiro y después vuelvo a concentrar mi mirada en el fuego.

—Todo esto es... tan complicado —bajo la mirada —. Ella no merecía esto, aún merecía tener una vida humana.

—Dragon...—la cazadora de vampiros toma mi barbilla con cuidado, hace que suba la mirada y después que la mire nuevamente a los ojos —. Trata de estar tranquilo ¿Si? Veronica es alguien sumamente fuerte, podrá con esto y entonces todos volveremos a estar muy tranquilos.

—¿Y si no? ¿Y si mi madre no se adapta?

—Lo hará, yo lo garantizo —responde.

—Liz...

Ella acaricia mi mejilla derecha.

—No dejes que todos esos malos sentimientos te nublen en juicio ¿Si Dragón?

Sus ojos verdes son tan lindos, nunca había visto una mirada que me atrapara de está manera.

—Liz...

—¿Si Alucard? —sonríe.

Su sonrisa también es demasiado hermosa, definitivamente ella es una mujer muy linda.

—Tienes unos ojos hermosos, parecen un par de esmeraldas brillantes —le digo —. Y tu sonrisa es tan angelical.

—¿De verdad?

—Jamás me atrevería a mentirte.

Ella deja de acariciar mi mejilla y después llevo mi mano izquierda hacia su cabello para también acariciarlo con delicadeza.

—Tu cabello tan suave... es como seda, su color es cómo el oro puro —le digo a la humana.

Su corazón se ha acelerado un poco, está nerviosa lo puedo sentir claramente.

Y yo también me encuentro algo nervioso, jamás había experimentado algo parecido a esto con alguien. Honestamente se siente bien.

Es una sensación agradable para mi.

—Tú... ¿Te has enamorado alguna vez Liz?

Niega con la cabeza sin apartar de mi su mirada.

—Nunca he encontrado un príncipe cómo mi hermana y Sebastián —me responde ella.

Bajo la mirada hacia sus labios rosados.

Está sensación tan extraña que poseo ahora, es demasiado fuerte.

Quiero sentir sus labios, lo deseo.

Bajo la mirada hacia mi mano izquierda, concentro un poco de poder en ella y un pequeño resplandor se hace presente.

—¿Qué estás haciendo?

—Tan solo algo que se me ha ocurrido.

El brillo se desvanece y en mi mano aparece una bella rosa con pétalos dorados y sin ninguna espina.

—¿Es una rosa?

—La rosa dorada, una rosa que no puede desaparecer. Es eterna —le digo a la humana —. Es la rosa eterna.

—¿Acabas de inventar el nombre?

—Le queda —sonrío.

—¿Tú puedes crear cualquier tipo de rosa mística?

—Con tan solo pensarlo claramente.

—Es hermosa.

—Una bella rosa...—se la entrego a la cazadora —. Para una bella doncella.

—¿La creaste para mi?

Asiento con la cabeza sin responder.

—Alucard...—ella lleva la rosa hacia su nariz —. Tiene un aroma hermoso, da paz y tranquilidad —muestra una hermosa sonrisa —Alucard muchas gracias.

—No tienes nada que agradecer Bella Rosa.

—¿Bella Rosa?

—¿Te puedo llamar así? ¿Oh es mucho el atrevimiento?

—Con una condición.

—¿Cuál?

—Que tú me dejes llamarte Dragón.

—No tengo ningún problema en eso.

—Bien.

La humana está demasiado fascinada con la rosa mística recién creada, puedo sentir que se encuentra muy contenta.

Y siendo sincero yo también lo estoy por verla de esté modo.

Todo esto es demasiado nuevo para mi, necesito hablar con alguien.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora