Capítulo 62

117 5 0
                                    

VERONICA

Todo es completamente nuevo para mi, no me siento cómo yo misma. Me desconozco por completo.

El sonido, el tacto... todo me vuelve loca.

He permanecido encerrada en la antigua habitación de Silas en el castillo de Bran ya que no quiero lastimar a nadie, en especial a Blakgelus y a Lizbeth. Ellos en estos momentos corren demasiado peligro por mi.

Su sangre me llama y tengo miedo de que no pueda controlarme y termine lastimando a mi familia.

Todo esto está mal, he pedido la magia.

Ya no puedo hacer absolutamente nada en contra de Van Helsing, estamos sin ventaja.

Me levanto de la cama y camino directo hacia la ventana de la habitación.

La abro y dejo que el viento choque contra mi rostro.

Puedo escuchar demasiado, hasta el más mínimo sonido es captado por mis oídos.

Me aturde demasiado.

—Cariño —la voz de Silas se oye a mis espaldas.

Doy vuelta y me encuentro con él.

El vampiro trae una taza en su mano derecha.

—¿Estás bien?

Niego con la cabeza.

—No me puedo acostumbrar a esto, me siento cómo una completa desconocida.

—Así se comienza, todo en ti se ha mejorado demasiado —me dice —. Pero te vas a acostumbrar, ya lo verás.

—Silas...

—Mi madre te ha preparado esto —se me acerca.

—¿Qué es eso?

—Es lo que puede evitar que pierdas contra la ansia de sangre humana, es un té con la rosa del vampiro.

—La rosa del vampiro... ¿Realmente crees qué me pueda ayudar?

Él suelta un suspiro.

—Lo hará, a mi me ha ayudado todos estos años.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Amor... hay cosas que... no he podido decirte.

—¿Cosas? ¿Qué tipo de cosas?

—Toma asiento.

Hago lo que me pide y me siento sobre la cama.

El rey vampiro se acerca, toma asiento a mi izquierda y me entrega la taza con el té.

—Quería decirte esto cuándo comenzamos a salir, pero verdaderamente no me atrevía. Después cuándo tuvimos a Blakgelus y nos casamos me fue completamente imposible hacerlo.

—¿Qué cosa Silas?

—Yo... hace años... mate a muchas personas.

—¿Qué?

—Yo...—me mira —. Tengo manchadas con sangre inocente amor, cuándo me convertí en vampiro... me perdí en el descontrol. Fui completamente débil ante el deseo.

—Silas...

—El matar... me generaba demasiado placer —dice el inmortal oji-azul —. Un placer que no tenía comparación alguna Veronica. Mi personalidad cambio por completo debido a eso, me había transformado en un asesino desalmado. Mi matanza nunca se detuvo... hasta que mi padre intervino. Me encerró por meses, me ayudaba con la rosa del vampiro hasta que me controle un poco.

—¿Qué pasó después? —le pregunto.

—Cuándo intenté dejar la rosa del vampiro... ese monstruo volvió, fui al pueblo y nuevamente asesine a muchas personas. Para evitar que eso volviera a pasar mis padres y la Gran Anciana decidieron que lo mejor para mi era que nunca dejará de consumir la rosa del vampiro —responde el vampiro —. Desdé entonces he tomado ese mismo té con tal de contener al monstruo que llevo dentro. Con tal de evitar que ese maldito monstruo los lastimara a ustedes tres.

—Silas...

—Lo lamento demasiado Veronica, sé que esto te lo debí de haber dicho desdé hace mucho tiempo pero verdaderamente tenía miedo. Miedo de perderte, de perder a nuestro hijo... no me puedo imaginar una vida sin ustedes.

—Mi vampiro tonto...

—No te estoy contando esto para que tengas miedo, mi situación no se va a repetir contigo. Cuándo sea el momento de que dejes la rosa del vampiro, te controlarás perfectamente y no tendrás que preocuparte por absolutamente nada.

—Tú también lo harás.

—Yo ya me resigne amor.

—No, nunca hay que perder la fé.

—¿No me tienes miedo? ¿No me consideras un monstruo? ¿Una amenaza para nuestro hijo?

Niego con la cabeza.

—No eres un monstruo, eres mi marido, eres mi alma gemela y el padre de mi hijo. Jamás te podría ver cómo un monstruo Silas.

Una sonrisa se forma en su rostro.

—Gracias amor, escuchar esas palabras realmente me hace sentir muy contento.

—Nunca más vuelvas a tener miedo de contarme algo Silas, no hay razón para tener miedo —le digo —. Somos una familia, nada podrá separarnos jamás.

—Te amo mucho Veronica.

—También te amo demasiado Silas.

—Vamos a salir de esto juntos ¿Si?

Asiento con la cabeza sin responder nada.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora