Capítulo 50

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ALUCARD

—Justina Szilágyi...—digo con desprecio.

—¿Quién lo iba a decir? El hijo de esa asquerosa aldeana viviendo una vida moderna en esté hermoso siglo lleno de diversiones —me responde la inmortal —. Un pajarito me dijo que te encontrabas en una linda ataúd gracias a tu abuelo Vlad.

Esto está mal, está vampiro es una verdadera loca.

—¿Quién es Alucard? —me pregunta Lizbeth.

—Es Justina Szilágyi, una vampiro proveniente de Hungría —le respondo a la cazadora de vampiros sin apartar la mirada de la pelirroja —. Está mujer... era la que se iba a casar con mi padre hace mil años, era una amante puesta por el mismo Dragón. Pero las cosas no salieron cómo esperaban.

—A causa de tu adorada madre —dice Justina —. Si ella no hubiera aparecido en nuestras vidas, Vlad y yo hubiéramos vivido felizmente.

—Él no te habría amado, estás loca —le digo.

Nuevamente sonríe.

—Justina... hizo demasiadas cosas horribles para tratar de dañar a mis padres. Entre una de esas cosas intentar matarme, pero fue gracias a mi padre que eso no sucedió y después de eso ella desapareció.

—No desaparecí... tu padre... me encerró durante miles de años en una cueva, me dejó en un maldito hechizo por más de mil años sin posibilidades de salir —responde —. No fue hasta hace unos días que el hechizo se rompió gracias a unos amables excursionistas que entraron a la cueva, fueron demasiado útiles esos humanos. Su sangre era... realmente deliciosa. Me encontraba demasiada hambrienta.

—Así que mi padre te encerró por más de mil años, pues te debiste de haber quedado ahí. Ya no tienes absolutamente nada que hacer Justina, mis padres ya no están aquí.

—Me enteré de lo que pasó, fue una verdadera tragedia lo de tus padres. Pero lo que más me dolió fue el no haber podido acabar con tu madre yo misma —dice ella —. Pero... supongo que ahora tengo una nueva oportunidad.

—¿Qué quieres decir?

—¿Creíste qué no me iba a enterar de las reencarnaciones de Vlad y Esther? Cariño... las noticias viajan demasiado rápido entre los sobrenatural del bosque. También sé que Mirena Tudor está aquí e hizo una nueva aldea Colmillo.

Mis colmillos aparecen en mi boca.

—De hecho ya hice el primer movimiento en contra de la nueva Esther, la acerque a la muerte.

—El accidente... tú eras la mujer de la carretera.

—¡Exacto! —ríe —. Fue divertido hacerlo. También esa noche me dió la oportunidad de conocer al nuevo Vlad, y déjame decirte que está mejor que nunca.

—Eres una...

—Quiero a Vlad para mi, creo que es hora de que él y yo recordemos los viejos tiempos.

Formo una bola de fuego en mi mano izquierda.

—¡Sobre mi cadáver!

La arrojo contra la vampiro.

Ella se mueve con su velocidad y la evita.

—Cariño, puede que seas un híbrido. Pero no dejas de ser débil ante mi, yo tengo años de vida. Muchos más que tú, no eres rival para mi grandeza —me dice Justina Szilágyi.

—¿Y qué tal yo? —Lizbeth saca una arma de fuego —. Esto es por mi hermana perra.

Ella le dispara y las balas le dan en el pecho a Justina Szilágyi.

Ella baja la mirada hacia la herida y nuevamente se ríe.

—¿Enserio creíste qué con eso me causarías daño? —mira a Lizbeth —. Así que la nueva Esther es tu hermana, interesante.

Lizbeth vuelve a disparar, Justina no hace el menor intento por evitar las balas de la arma.

Las recibe todas y no nuestra nada de dolor.

Definitivamente es una maldita loca.

—Mi turno.

Ella mira fijamente a Lizbeth, la cazadora suelta el arma, lleva sus dos manos hacia la cabeza, cae sobre sus rodillas en el suelo y comienza a gritar de dolor.

—¡Lizbeth!

—Mi don mental se ha recuperado por completo —comenta Justina —. Con facilidad podría hacer explotar su cabeza, pero hoy me encuentro de buen humor.

Lizbeth cae completamente al suelo y pierde el conocimiento.

—Dile a tu padre que es tiempo de un reencuentro, espero que no se haya olvidado de la mujer más hermosa del antiguo reino de Valaquia.

Me muevo con mi velocidad sobrenatural, aparezco delante de la vampiro, la tomo por el cuello, la llevo hacia uno de los árboles y la acorralo contra el tronco de una manera muy brusca.

Le gruño y ella no muestra ninguna expresión.

—No te les vas a acercar a mis padres nuevamente.

—Lo haré amor, y no solo a ellos planeo ver... ¿Sabes de qué me enteré también? De tu compañero dhampire... ese niño que ahora ocupa tu lugar cómo su hijo —dice.

Aprieto su agarre.

—Con mi hermano no perra.

—¿Tu hermano? No es tu hermano... no comparten sangre, en esté siglo... en está nueva vida que ellos tienen tú no eres nada más que un entrometido en sus vidas. Ese niño tan tierno... es el verdadero heredero.

—Cierra la boca.

—Tú estás completamente solo aquí Alucard, no tienes padres... no tienes...

La arrojo hacia el lago y la vampiro cae a sus aguas.

—Necesitas refrescarte... tal vez así pienses mejor tus tonterías que dices —comento.

—¡Lizbeth! —llevo mi mirada hacia ella.

Corro hacia la mujer y con cuidado la cargo en mis brazos.

La cazadora abre sus ojos un poco.

—Alucard...

—Shhh... vas a estar bien.

—¿Y Justina?

—Tomando una ducha, no te preocupes —le digo —. Te sacaré de aquí.

Centro mi mirada en el lago, ella no ha salido, espero que se haya hundido.

Uso mi velocidad sobrenatural y me voy del lugar para poner Lizbeth a salvo.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora