Capítulo 25

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BLAKGELUS

Camino recto por el bosque sin miedo a la oscuridad del mismo, mis piernas se mueven por si solas. No tengo en estos momentos ningún control sobre mi y eso me asusta.

No entiendo lo que me está pasando.

Mi papá me debe de estar demasiado preocupado por mi, me va a castigar por esto.

Sigo caminando hasta encontrarme frente a una cueva demasiado oscura, avanzo hacia la entrada en contra de mi voluntad y me termino adentrando.

Extiendo mi palma izquierda y una hola de fuego aparece sobre ella para iluminar un poco el camino.

Por más que intento hacer que mis piernas hagan lo que quiero no puedo, ellas no me obedecen.

Voy caminado por la cueva lentamente, pasan unos pocos minutos y me encuentro con una estatura de un dragón demasiado vieja y llena de telarañas.

La bola de fuego en mi palma se hace más fuerte, la lanzo contra la estatua y está se destruye en miles de pedazos levantando demasiado polvo. En cuánto el polvo se va unas escaleras se hacen presentes delante de mi justo en el lugar en el que la estatua se encontraba hace un momento.

Vuelvo a avanzar y comienzo a bajar las escaleras. Ilumino todo nuevamente con una bola de fuego, termino de bajar las escaleras y continúo recto.

Poco a poco me abro camino y a lo lejos puedo ver un objeto muy extraño.

Me acerco de a poco en poco a el y me doy cuenta que se trata de una ataúd bastante rara. Está hecha en su totalidad de cristal, dentro de no puedo ver nada debido a una niebla que se encuentra en el interior.

Tengo demasiado miedo en estos momentos, pero no puedo hacer nada.

No puedo moverme, ni siquiera puedo decir una sola palabra por que no me sale nada.

¿Qué es esto?

¿Qué hace una ataúd así en un lugar cómo esté?

¿Y cómo fue qué lo encontré?

Me acerco más al ataúd y coloco mi mano libre sobre el cristal de la misma.

Mi mano comienza a emitir una extraña luz y de la nada el cristal de la caja de muerto se comienza a romper lentamente.

Dejo de tocarla y me alejo un poco.

Se agrieta más y más hasta terminar estallando en pedazos y liberando la extraña niebla que contiene.

Entre la niebla puedo ver una silueta.

—¿Q-qué es eso? —finalmente puedo decir algo.

La silueta se comienza a mover y a acercarse a mi.

—¿Quién eres tú? —pregunto con miedo.

Se acerca más y más hasta salir de la niebla.

Delante de mi ahora se encuentra un muchacho alto, de cabello rubio largo, tiene ojos azules muy bonitos, su piel es bastante blanca, es delgado y la ropa que lleva puesta es demasiado extraña y está rasgada de algunas partes.

Sus pies están completamente descalzos.

—¿Quién eres? —le pregunto nuevamente.

Él no hace otra cosa más que mirarme.

—Tú...—dice —. Me encontraste.

—¿Quién eres?

—Alucard —me responde —. Soy Alucard.

Se me acerca y mi cuerpo comienza a temblar por todo el miedo que tengo.

—No temas —dice el desconocido —. No te haré nada malo —se detiene delante de mi —Sabía que me encontrarías —muestra una  sonrisa.

Se pone de rodillas frente a mi.

—¿Cómo te llamas pequeño?

—M-me llamo... Blakgelus.

—¿Blakgelus?

—Si...—asiento temeroso.

—Es un lindo nombre —dice —. Blakgelus... muchas gracias por sacarme de esa cosa.

—¿Qué estabas haciendo ahí?

—Fui encerrado por mucho tiempo.

—¿Encerrado? ¿Por quién? ¿Por qué?

—Por alguien malvado, su razón... es por que era algo que no entendía y por que era una completa vergüenza para su familia.

—¿Algo qué no entendía? ¿Qué eres?

—Un dhampire, un híbrido entre un vampiro y un humano. Soy el puente entre la vida y la muerte, soy lo que conecta ambos mundos —dice el muchacho —. Cómo tú.

—¿Cómo yo?

—Tú eres cómo yo, ambos estamos estamos conectados Blakgelus. Nosotros dos somos únicos, somos los únicos dhampire en el mundo.

Soy un... ¿Dhampire?

¿Un híbrido?

—Solo que tú... posees más fuerza que yo, y no sé por que —dice Alucard —. Es extraño.

Mis piernas comienzan a temblar, me desplomo y el rubio me toma en sus brazos.

—Estás débil —dice —. Y es entendible, nuestra conexión te dejo cansado. Pero era necesario para que encontrarás esté lugar. Lo siento mucho Blakgelus.

—Tengo demasiado sueño.

Él me carga y se pone de pie.

—Duerme —dice —. Has hecho demasiado.

Él comienza a avanzar conmigo en brazos.

Mis ojos se comienzan a cerrar lentamente.

—Alucard...

—Duerme pequeño.

Mis ojos finalmente se cierran y todo se vuelve negro.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora