Capítulo 32

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VERONICA

La aldea está consumida por el fuego, hay cuerpos de demasiadas personas en el suelo y demasiada sangre.

Es verdaderamente horrible lo que estoy viendo en estos momentos.

Un fuerte grito me hace voltear rápidamente hacia el lado izquierdo de la destruida aldea, corro hacia allá y me encuentro con un hombre el cuál sostiene en sus brazos el cuerpo sin vida de una mujer rubia. El hombre está llorando con demasiado sentimiento, está totalmente aferrado al cuerpo.

Él se encuentra totalmente destruido.

—Mi amor...—le dice entre lágrimas.

Un nudo se forma en mi garganta, siento unas ganas inmensas de llorar también.

Lo peor de todo es que no entiendo el por que de mi reacción.

—Abre los ojos...—dice el hombre —. Vuelve...

Camino hacia los dos y me detengo al lado izquierdo del hombre, me agacho para quedar a su altura y ahora puedo ver su rostro más de cerca.

—Tú...—digo sorprendida.

Ya lo había visto, tengo grabado su rostro perfectamente en mi memoria.

—Vlad Tepes...

—Mi amada Esther...—dice destruido.

—¿Esther? —miro el cadáver de la mujer.

Un momento, esa mujer también ya la había visto antes.

Es la misma mujer que apareció en mis sueños hace unos cuántos días atrás.

Entonces ella es la madre del primer dhampire y la humana que se enamoró de Vlad Tepes hace demasiado tiempo.

La misma de la que nos habló Mirena.

—¿Qué está pasando? —sueno realmente confundida —.¿Por qué estoy viendo esto?

—Por que el despertar finalmente ha llegado —dice una voz femenina a mis espaldas.

Volteo.

—¿Tú? —me levanto rápidamente.

Es Esther.

—¿Cómo es qué...? —llevo rápidamente mi mirada hacia Vlad y su amante.

Ellos ya no se encuentran en el lugar.

Han desaparecido por completo.

—Tú estás muerta...—miro a la mujer.

—La vida de Esther terminó cuándo los vampiros de Vlad el Dragón acabaron con la aldea Colmillo —me dice —. Pero su alma nunca se fue. Si no que aguardo pacientemente para volverse a encontrar con su verdadero y más grande amor.

—¿Qué? No entiendo lo que quieres decir.

—Tú...—se me acerca y toma mi rostro entre sus manos —. Tú eres el nuevo comienzo Veronica... el árbol de la vida oyó nuestras plegarias y nos dio una segunda oportunidad —muestra una sonrisa —La promesa se cumplió.

—¿De qué diablos estás hablando? ¿Qué quieres decir con todo eso? No te entiendo.

—Ahora lo harás.

Esther me suelta y delante de mi ella se transforma en una esfera de luz bastante hermosa. El tan solo estar delante de ella me da una paz que no puedo describir fácilmente

La esfera se acerca más y termina entrando en mi cuerpo.

Un fuerte dolor de cabeza se hace presente, me hace caer de rodillas en el suelo y llevar ambas manos hacia mi cabeza.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora