Capítulo 44

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ALUCARD

Hemos traído rápidamente a mi madre al hospital de la ciudad, los doctores ya la están atendiendo mientras que mi padre y yo esperamos afuera.

—No me debiste de haber sacado primero —digo llamando la atención de mi padre —. La debiste de haber sacado a ella primero.

—Tu madre me lo pidió —dice él.

—Yo ya tengo miles de años, ella no. Su nueva oportunidad de vida no puede arruinarse.

—Si la hubiera sacado a ella primero y a ti te hubiera dejado Veronica jamás me lo habría perdonado.

—Sus latidos... eran sumamente débiles, ella está entre la vida y la muerte por mi.

—No digas eso —dice mi padre —. No eres el responsable de absolutamente nada de esto, fue un accidente nada más.

—No...—digo y él me mira confundido —. No fue un accidente, una persona apareció en medio de la carretera.

—¿Una persona?

—Una mujer, no le pude ver con claridad el rostro. Mamá no quiso hacerle daño entonces nos fuimos directo hacia el río.

—Lo que sea que haya sido no importa, ahora lo que realmente importa es que ella salga con vida.

—¿Y Blakgelus?

—Elizabetta y los demás lo están cuidando.

Asiento con la cabeza sin responder nada.

¿Quién demonios era aquella mujer?

¿Qué hacia en la carretera?

No tiene sentido alguno.

—¿Cómo fue qué te diste cuenta? —le pregunto.

—La audición sobrenatural.

—Es verdad...

—Familiares de la señorita Veronica Tepes —dice una mujer a lo lejos.

Padre mira hacia allá y se pone de pie.

—Somos nosotros —le dice él.

Me levanto también y vamos hacia la señorita.

—¿Cómo se encuentra mi mujer doctora? —pregunta mi padre algo desesperado.

—No le voy a mentir señor Tepes, su esposa se encuentra grave. Logramos sacar todo el agua de sus pulmones pero quedó sumamente débil —responde ella —. Tendremos que esperar para ver cómo evoluciona.

—¿Podemos pasar a verla? —cuestiono.

—Aún no, yo les avisaré cuándo puedan.

—Muy bien, gracias doctora —dice padre.

La mujer se va.

—¿Qué es lo qué vamos a hacer? —lo miro.

—No lo sé.

—No la podemos dejar morir así.

Ya perdí a mi madre una vez, no puedo volver a hacerlo. Además Blakgelus necesita demasiado de ella en estos momentos.

—Alucard, Silas —escucho la voz de Lizbeth.

Volteo hacia la izquierda y veo a la rubia viniendo hacia nosotros.

—¿Cómo está mi hermana? —llega a nosotros.

—Mal, está demasiado débil —dice papá —. Le han sacado ya todo el agua de los pulmones pero necesitan ver su evolución.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora