Capítulo 42

119 8 0
                                    

VERONICA

—Gracias por acompañarme al mercado —les digo a las hermanas Tepes mientras vamos caminando tranquilamente por la calle.

—Lo hicimos con gusto —dice Katherine —. Hacia demasiado tiempo que no salíamos las tres juntas.

—Demasiado —digo.

—¿Ya te sientes mejor? —pregunta la vampiro pelirroja —. Silas dijo que te desmayaste en casa.

—Me dolía la cabeza, no fue nada de importancia ya me encuentro bien nuevamente —le contesto.

—Me alegra mucho escuchar eso.

—Oye Veronica ¿Cómo va la adaptación de Alucard? —dice la hermana menor Tepes.

—Va bien, lentamente se está acostumbrado al nuevo mundo. Silas va a contratar a una maestra privada para que le enseñe a Alucard todo lo que debe de saber para que entre al mundo de estudiante dentro de poco tiempo.

—Mi hermano si que está totalmente feliz de estar con Alucard.

—Ha cambiado demasiado desdé que el árbol de la vida nos dió nuevamente los recuerdos de nuestras vidas pasadas, Silas quiere estar en todo momento en la vida de Alucard y Blakgelus. No quiere perderse nada.

—¿Teme que algo pase más adelante?

—Él... teme que algo cómo lo que pasó con Vlad el Dragón hace siglos vuelva a ocurrir.

—El Dragón ya no está.

—Pero está Van Helsing.

—Al que pronto vamos a derrotar, Mirena está trabajando en ello —dice Elizabetta.

—Bueno...—llevo mi mirada hacia ella.

—Oh por Dios...—dice Katherine para luego dejar de caminar —. La señora...

Regreso la mirada hacia adelante y veo a una anciana tirada en el suelo.

—Dios —corro hacia ella.

Las hermana Tepes me siguen por detrás, la señora se trata de levantar sola pero le es completamente imposible,llegamos a la anciana, le entrego mis bolsas a Elizabetta y me agacho a la altura de la mayor.

—¿Se encuentra bien? —le pregunto.

—Querida no te preocupes, solo fue una caída —me dice —. Estás piernas ya no son tan fuertes cómo solían ser hace años.

—Déjeme ayudarla.

La tomo de uno de los brazos.

—Venga...

—Tú...—me mira.

—¿Disculpe? —la miro sin entender.

—Tienes esa aura...

—¿Aura?

¿Qué quieres decir con esa aura?

—Déjeme ayudarla.

Con demasiado cuidado la logro levantar del suelo.

—¿Dónde vive? Déjeme llevarla hasta su casa, usted no puede caminar sola.

—Tengo un local, está a una calle de aquí.

—Muy bien —digo para después desviar la mirada hacia las vampiro —. Por favor vayan al restaurante, enseguida las alcanzo.

—¿Segura qué puedes sola?

—No te preocupes Katherine, estaré bien.

—Bien, entonces te veremos allá —dice la pelirroja.

Asiento con la cabeza y después ellas se van.

—Vamos señora —le digo a la mayor.

Ambas comenzamos a caminar levemente por el camino que la mayor me va indicado.

Sus piernas se rasparon un poco, pobrecita.

—Eres demasiado amable conmigo niña.

—Ya no soy una niña —me río —. Ya tengo mis años.

—Aún eres demasiado joven.

—Ya estoy casada y tengo dos hijos.

—¿De verdad? Es increíble... enserio te ves demasiado joven.

—Gracias.

Seguimos caminando hasta llegar al local, la señora lo abre y entramos en el lugar.

El local tiene un olor bastante peculiar, huele cómo a incienso.

También hay estantes con pequeños frascos con hierbas y líquidos de colores extraños.

Dejo a la mayor sobre una silla y observo con cuidado cada detalle del local.

—¿Qué es todo eso? —pregunto con curiosidad mientras observo los frascos.

—Son esencias, cada una te ayuda en lo que desees. A encontrar el amor, a tener suerte o dinero.

—¿De verdad?

—Si, esté local se especialisa en cosas de brujería.

—¿Ha dicho brujería? —miro a la anciana.

—Si, pero no te preocupes. No es nada malo. Mi familia ha tenido esté negocio desdé hace mucho tiempo atrás, el trabajo que nosotros hacemos es blanco. Quiere decir que únicamente trabajamos con la naturaleza, con cosas que ella nos brinda.

—Ya veo...—asiento con la cabeza levemente.

—Soy Agnes.

—Mi nombre es Veronica Tepes.

—¿Veronica Tepes? ¿Eres miembro de la famosa familia Tepes?

—Si, estoy casada con uno de ellos. Con Silas Tepes.

—Silas Tepes, si sé quién es. He oído que tenía fama de ser un muchacho sumamente problemático, creído y malhumorado.

Una risa se escapa de mi boca.

—Ya no es así, ha cambiado demasiado.

—Pues me alegro.

—Señora Agnes... ¿Puedo preguntar algo?

—¿De qué se trata?

—¿Qué quiso decir hace un momento en la calle? Dijo que yo tenía esa aura ¿A qué se refería?

—Ah... no es nada de importancia, ideas mías. Ya estoy bastante vieja cariño, lamento mucho si te asuste con mis palabras.

—No se preocupe.

—Te debo demasiado Veronica, fuiste muy buena con está anciana tonta.

—Solo hice lo correcto —le muestro una sonrisa —. Me tengo que ir ya, me están esperando.

—Muy bien, muchas gracias por ayudarme.

—No fue nada.

Me dirijo hacia la salida y finalmente dejo atrás el local.

Si que fue raro lo que Agnes me dijo, pero seguramente no fue nada de importancia.

Lo verdaderamente importante es que ella se encuentra bien ahora.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora