Capítulo 51

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ALUCARD

—¿Segura qué te encuentras bien? —le pregunto a la cazadora de vampiros.

—Si...—ella asiente con la cabeza —. No te preocupes, solo fue un dolor. Nada más, sin que jamás había sentido algo cómo eso.

—Ese es el poder de esa vampiro, tiene el don de producir dolor mental en cualquier ser que vea.

—Ella... provocó el accidente de coche.

—Ella aún quiere venganza.

—Dijiste que... era una amante de Vlad.

—Según lo que tengo entendido así era, Justina provenían de una región de Hungría. Fue traída a Transilvania por el Dragón para que un día fuera la reina de los vampiros junto con mi padre. Pero no esperaba que él encontrará a mamá y que se enamorará perdidamente de ella —le explico.

—Esa Justina... atacará a mi hermana, sabe que es la reencarnación de Esther —dice.

—Ella no tocará a mi madre, te lo prometo. Mi padre... encerró a Justina por más de mil años. Está vez... habrá que matarla. Es demasiado peligrosa —contesto —. Necesito ir a casa y avisarle a mi padre de esto, quiero que te quedes aquí y que descanses ¿Si? —tomo su rostro entre mis manos —Todo estará bien.

—Alucard... ella es peligrosa.

—Lo sé.

—Ten cuidado.

—No te preocupes por mi, estaré bien.

Escucho unos pasos, llevo la mirada hacia la entrada de la sala de estar y veo entrar a Sebastián.

—Alucard, no sabía que estabas aquí —dice.

—Ya me voy —suelto a Lizbeth.

—¿Qué pasa? —pregunta el rubio —. Tienen cara de asustados.

—Que te explique Lizbeth, yo tengo que irme.

Camino hacia la salida, dejo atrás la sala y voy directo hacia la entrada de la casa.

Abro la puerta, salgo de la propiedad, tomo la forma de un cuervo y comienzo a volar hacia mi ahora hogar.

Justina era una vampiro llena de resentimiento hacia mi madre según lo que recuerdo, ahora lo debe de ser más con lo que mi padre le hizo. Pude ver en ella una mirada totalmente malévola, ahora no solo tenemos que preocuparnos por Van Helsing si no por Justina también.

Todo esto está mal, demasiado mal.

Vuelo lo más rápido que puedo hasta llegar a casa, regreso a mi forma normal y entro a la mansión en busca de mi padre.

Escucho un ruido proveniente de la sala, voy hacia allá rápidamente y me encuentro con Blakgelus sentado frente a lo que llaman televisión.

—Hermano has vuelto —me mira.

—Hola enano —me le acerco —.¿Qué haces despierto a está hora? Tengo entendido que mañana tienes escuela.

—No puedo dormir, no sin que mamá me de las buenas noches —me responde.

—¿No ha regresado?

—No.

El entrenamiento de magia debe de tomarle más tiempo del que pensamos.

No me tranquiliza saber que mamá aún sigue en las calles, Justina podría aparecer.

—¿Pasa algo?

—No, no pasa nada pequeño.

—Tienes cara de haber visto un fantasma.

—Solo... ha sido un día largo.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora