Capítulo 61

94 5 0
                                    

SILAS

He traído a Veronica al palacio, en estos momentos estamos todos reunidos en la habitación esperando a que ella reaccione.

—¿Qué pasó con Van Helsing? —pregunta mi madre.

—No lo sé, cuándo volví él ya se había ido —le contesto —. Pero volverá, al igual que Justina.

—No puedo creer que esto esté pasando —comenta Sebastián mientras observa a su prima en la cama —. Cuándo pase por esto fue extremadamente complicado, no puedo imaginar el cómo será para ella.

—No podíamos dejarla morir —dice Alucard.

—Si... pero perdimos la única ventaja que teníamos contra Van Helsing —responde mi cuñada —. Ya no podremos deshacernos de él.

—Ya encontraremos otra forma de hacerlo —digo y después tomo la mano derecha de mi mujer —. Ahora lo importante es ella.

—Ya ha estado inconciente mucho tiempo —comenta Katherine —. Me estoy comenzando a preocupar demasiado.

—A veces así pasa —le responde mi otra hermana.

No tenía otra opción, no podía dejarla ir.

Después de haberla perdido una vez hace más de mil años, yo no podía volver hacerlo.

La necesito demasiado.

Ella es mi todo.

Mi ancla.

Finalmente mi esposa reacciona, ella está demasiado alterada.

—Ey...—tomo su rostro con mis manos y con cuidado hago que me mire —. Todo está bien, respira amor... todo está bien.

—Silas...

—Estás bien.

—¿Q-qué demonios pasó?

—Amor...

Ella baja la mirada y observa su blusa manchada con su sangre.

—Van Helsing... me disparó —dice —.¿Cómo es qué estoy viva? Todo en estos momentos me parece tan confuso.

Me mira.

—Silas... ¿Qué pasó? ¿Cómo es qué estoy viva?

—Mi amor... tú no estás viva.

—¿Qué? —me mira muy confundida —.¿Qué quieres decir con qué no estoy viva?

Esto será demasiado complicado para ella, pero lo tiene que saber.

—¿Qué está pasando? —pregunta —.¿Por qué todos están en silencio?

—Mi amor —tomo sus manos —. Lo que tengo que decir es demasiado complicado, entonces quiero que estés muy tranquila.

—¿Por qué? ¿Qué está pasando Silas?

—Amor tú moriste.

—¿Qué? ¿Cómo qué mori? No te entiendo.

—Estabas perdiendo demasiada sangre, no podía dejarte ir. Todos necesitábamos de ti.

—Silas... ¿Qué fue lo qué pasó? Dilo ya.

—Antes de que murieras te di mi sangre.

—¿Qué?

—Tú moriste con mi sangre dentro de ti.

—¿Me diste de tu sangre?

Asiento con la cabeza sin responder nada.

—Un momento... si me diste de tu sangre y yo mori... pero ahora estoy aquí... eso quiere decir que yo...

—Has vuelto... cómo una inmortal.

Sus ojos azules se abren mucho.

—Eres una vampiro ahora mi amor.

Ella comienza a negar con la cabeza.

—No, no, no... yo no puedo ser una vampiro —me dice —. Yo no puedo...

—Era la única forma de salvarte —le dice su hermana —. No podías morir, Blakgelus te necesitaba demasiado hermana.

Ella comienza a llorar.

—No...—dice entre lágrimas —. Yo no puedo estar muerta, yo no puedo ser una vampira.

Me siento tan mal, me duele demasiado verla así.

—Yo no quiero ser un monstruo...

—No vas a hacer ningún monstruo amor, te voy a ayudar a controlarte perfectamente.

Ella sigue llorando, la abrazo y ella hunde su rostro en mi pecho.

—Yo pude hacerlo —le dice Sebastián —. Estoy completamente seguro de que tú también lo harás prima, eres alguien sumamente fuerte. Podrás con el cambio.

La puerta de la habitación se abre y entra mi hermano Alaric con una bolsa de sangre en las manos.

Veronica me deja de abrazar, Alaric se nos acerca y me entrega la bolsa con sangre.

—Necesitas comer —le digo a la Van Helsing —. Es necesario amor.

Ella mira con miedo la bolsa.

—Te primero que todo estará bien amor.

—Silas...

—Házlo.

Ella toma la bolsa, la abre, la acerca a su boca y comienza a beber de ella lentamente.

—Eso...—veo cómo sus ojos azules cambian de color a un rojo intenso —. Vas bien cariño.

Jamás pensé que la llegaría a ver así.

Siendo una más de mi especie.

Siempre me hice a la idea de que ella se quedaría siendo esa muchacha dulce que me enamoró completamente hace años.

Jamás pensé que ella se terminaría convirtiendo en una vampiro.

Siempre pensé que ella se quedaría siendo mortal, y yo respetaría esa decisión por completo.

Veronica deja de beber la sangre y sus ojos regresan a su color normal.

—Sabe feo —me dice —. Sabe a metal.

—Así se empieza —le dice mi hermana Elizabetta —. Pero te irás acostumbrando al sabor, te lo prometo.

—Perdí mi magia... ya no soy una bruja. No se puede ser bruja y vampiro a la vez —ella baja la mirada —. Nuevamente estamos sin nada para enfrentar a Van Helsing, no puedo romper el hechizo del cazador así.

—Siempre hay otra salida corazón —le dice la Gran Anciana a mi mujer —. Todo estará bien, ya encontraremos otra forma de acabar con ese malvado hombre.

—¿Ahora qué?

—Ahora vamos a concentrarnos en ti, vamos a hacer que te adaptes a esté cambio —le digo.

—¿De verdad crees qué pueda hacerlo?

Limpio sus lágrimas con mis dedos.

—Eres Veronica Van Helsing, eres la mujer más fuerte que he conocido. Estoy completamente seguro de que podrás hacerlo sin ningún problema —respondo —. Además... yo estaré contigo en todo momento, no te dejare sola jamás.

—Gracias...

—Sigue comiendo.

Ella asiente y nuevamente comienza a beber de la sangre.

Todo esto es culpa de Abram Van Helsing, definitivamente lo haré sufrir de peor manera que existe.

No tendré piedad de él y de Justina.

Voy a terminar con los dos.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora