Capítulo 40

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VERONICA

-¿Estás bien? -la voz de mi marido me hace salir de mis profundos pensamientos.

Dejo de observar la luna y me doy la vuelta.

-Has estado pensativa desdé que Mirena se fue ¿Todo está bien?

-Te mentiría si te dijera que si.

-¿Estás así por lo qué dijo sobre el hechizo del cazador?

-La única forma en la que podamos romper el hechizo para matar a Abram es que un Van Helsing con magia rompa el hechizo familiar de Greta Whitmore -comento -. Y no hay nadie de mi familia vivo aparte de mamá, Sebastián y Lizbeth. Nadie que pueda tener la posibilidad de tener poderes de brujo.

-Amor...-se me acerca y toma mi rostro entre sus manos.

-No hay forma en la que podamos deshacernos de Van Helsing, no la hay Silas.

-Oíste lo que dijo Mirena, va a seguir investigando. Tratará de buscar una alternativa para romper el hechizo.

-Silas...

-Tan solo conserva la calma amor, te prometo que todo estará muy bien.

Todo esto de Van Helsing no hace más que empeorar, sé que nadie podrá encontrar otra manera de romper el hechizo. Es una situación sumamente complicada en la que estamos ahora.

La única forma en la que todo se terminaría sería que Lizbeth, Sebastián, mamá o yo tuviéramos magia. Pero nadie de nosotros la posee, estamos totalmente acabados.

-Es tarde ya, los chicos están durmiendo tranquilamente. Creo que deberíamos hacer lo mismo e ir a la cama.

-Había iniciado el día tan bien... ahora me siento mal -le digo al vampiro -. Tan solo quiero que todo esté problema que Valeska ocasionó llegue a su final de una vez por todas.

-Te prometo que así será, vamos a romper el hechizo del cazador y después mataremos a Van Helsing nuevamente. Tendremos una vida tranquila con nuestros hijos -me responde el inmortal oji-azul -. Te lo prometo amor, es más... te prometo que en cuánto Van Helsing deje de ser una molestia para todos nosotros... tú, Alucard, Blakgelus y yo iremos de vacaciones a dónde ustedes quieran.

-¿Vacaciones?

-Si -el vampiro asiente con la cabeza -.¿No te gustaría?

-Claro que si, me gustaría demasiado.

-Bien, pues es una promesa.

Nuestro una sonrisa y después asiento con la cabeza.

-Vamos a descansar.

-Si -digo.

Ambos nos adentramos en nuestra casa y vamos directo hacia nuestra habitación.

La cabeza me duele un poco, todo esto me lo ha provocado.

Me dirijo hacia mi cama y tomo asiento sobre ella para luego llevar mi mano izquierda hacia mi cabeza.

-¿Te sientes bien? -me pregunta el vampiro.

-No -digo sinceramente.

El dolor de cabeza está aumentando, se siente cómo algo punzante. Es horrible.

-¿Qué es lo qué te pasa Veronica? -me pregunta el rey de los vampiros con preocupación en sus palabras.

-Me duele la cabeza, me comenzó a doler de la nada-le respondo -. Se siente tan horrible.

-¿Quieres una aspirina?

-Si...-lo miro y mi campo de visión se comienza a volver demasiado borroso -. Yo...-todo me comienza a dar vueltas -Silas...

Me desplomo sobre la cama.

-¡Veronica! -Silas aparece en mi muy deteriorado campo de visión -. Amor ¿Qué te pasa? Por favor dime algo.

Mis ojos se comienzan a sentir demasiado pesados, nunca me había sentido así antes.

No sé que demonios está pasando conmigo.

-¡Veronica!

Lucho por mantenerme conciente, pero me está costando demasiado trabajo hacerlo.

-S-silas...

-Amor no cierres los ojos, por favor no lo hagas.

-Me siento... cansada.

-No cierres los ojos amor.

-Silas...

-Veronica quédate conmigo.

Mis ojos se empiezan a cerrar lentamente.

-¡Veronica! ¡No cierres los ojos! ¡Te lo prohíbo! -la voz de Silas cada vez se oye más lejana.

-Silas...

Cierro finalmente los ojos y todo se transforma en una total y aterradora oscuridad.

Ya no hay nada más que absoluto silencio.

Príncipe Vampiro: El Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora