XXX. O tú o él

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En una habitación oscura y llena de monitores, el enmascarado se sentó frente a las pantallas que transmitían la vida cotidiana de Seokjin. Su rostro oculto bajo la máscara de madera negra no revelaba ninguna emoción, pero sus ojos estaban fijos en las imágenes que se desarrollaban ante él.

Las pantallas mostraban a Seokjin interactuando con sus hermanos, Namjoon y Taehyung, en la mansión familiar. Ian observaba con detenimiento cada gesto, cada expresión en el rostro de Jin, como si estuviera buscando algo específico.

Una sonrisa siniestra se curvó en los labios del enmascarado cuando vio a Seokjin buscando desesperadamente a Jungkook entre la multitud. Sabía que Jungkook era un punto vulnerable para Jin, una debilidad que podría ser explotada.

Ian se deleitaba en el sufrimiento de Seokjin, en su desesperación por encontrar a Jungkook. Para él, era un juego, una forma de ejercer control sobre la vida de Jin. Aunque sabía que Jungkook nunca respondería a las llamadas de Jin, Ian estaba decidido a mantener a Seokjin atrapado en su red de manipulación y miedo.

—Señor Jeon, su hermano llegó.

— Haganlo pasar. Necesito aclarar unas cosas con él.

[…]

En la mansión familiar, rodeado de sus hermanos, Seokjin se sentía como un extraño en su propia vida. A pesar de los esfuerzos de Namjoon y Taehyung por incluirlo en las actividades familiares, Jin no podía evitar sentirse distante y desplazado.

Cada gesto amable, cada palabra de apoyo, solo servía para resaltar la brecha que había entre él y el resto de su familia. Aunque apreciaba sus intentos por hacerlo sentir bienvenido, Jin no podía dejar de notar el peso del pasado que se interponía entre ellos.

Mientras compartían comidas y conversaciones, Jin se encontraba perdido en sus propios pensamientos, recordando los días felices que solían compartir antes de que todo se desmoronara. Sentía como si estuviera actuando en una obra teatral, fingiendo que todo estaba bien cuando en realidad su corazón estaba lleno de dolor y confusión.

A pesar de la calidez de sus hermanos, Jin anhelaba desesperadamente la conexión genuina que una vez compartieron. Pero sabía que las cicatrices del pasado eran demasiado profundas para ser ignoradas, y que la distancia emocional entre ellos era insuperable.

En medio de la aparente normalidad de la mansión familiar, Jin se sentía más solo que nunca, anhelando encontrar un lugar donde realmente perteneciera.

—¿Pasa algo, Jinnie?—, preguntó Namjoon comiendo una galleta del tazón.

— Iré a ver algunas cosas de la empresa luego vuelvo—, Jin sonrió antes de salir del jardín mientras iba a la salida.

Cuando Seokjin salió de la mansión, dos camionetas aparecieron de repente, deteniéndose justo frente a él. Antes de que pudiera reaccionar, dos hombres salieron de cada vehículo y se abalanzaron sobre él, agarrándolo con firmeza. Jin se vio atrapado entre ellos, incapaz de librarse de su agarre.

El corazón de Jin empezó a latir con fuerza mientras luchaba por comprender lo que estaba sucediendo. Trató de gritar pidiendo ayuda, pero una mano se colocó rápidamente sobre su boca, sofocando cualquier intento de hacer ruido. Sus ojos se abrieron de par en par, llenos de miedo y confusión, mientras luchaba por liberarse de sus captores.

Los hombres lo arrastraron hacia una de las camionetas, forcejeando con él mientras lo empujaban hacia el interior del vehículo. Jin forcejeó desesperadamente, intentando liberarse de su agarre, pero sus esfuerzos fueron en vano contra la fuerza de sus captores.

Una vez dentro de la camioneta, Jin se encontró esposado y amordazado, incapaz de hacer nada más que mirar impotente mientras las camionetas arrancaban y se alejaban de la mansión. El miedo y la incertidumbre se apoderaron de él mientras se preguntaba qué les esperaba más adelante.

Cuando la camioneta finalmente se detuvo, Jin sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El miedo lo invadía por completo, pero al mismo tiempo una sensación de alivio lo inundaba al saber que había llegado a su destino. Con manos temblorosas, los captores lo sacaron de la camioneta, manteniéndolo sujeto con firmeza mientras avanzaban hacia un lugar desconocido.

Una vez fuera del vehículo, le quitaron la venda de los ojos, y Jin parpadeó varias veces para aclimatarse a la luz. Lo que vio frente a él lo dejó sin aliento. Estaba frente al estadounidense, con su característica máscara de teatro, junto a una silla con Jungkook atado.

El corazón de Jin se aceleró con terror al darse cuenta de la situación en la que se encontraba. Miró a Jungkook con angustia, deseando poder liberarlo y protegerlo de cualquier peligro. Sin embargo, estaba completamente indefenso, atado y a merced del hombre enmascarado.

El estadounidense se acercó lentamente a Jin, su presencia imponente llenando el espacio a su alrededor. La máscara ocultaba su rostro, pero su mirada penetrante dejaba claro que no había lugar para el escape. Jin tragó saliva, luchando por mantener la compostura mientras esperaba con temor lo que estaba por venir.

El corazón de Jin se detuvo al ver a Jungkook atado a la silla, impotente y vulnerable ante la amenaza del hombre enmascarado. Sus instintos de protección se activaron de inmediato, y un instinto desesperado de salvar a Jungkook se apoderó de él. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, los secuaces del estadounidense lo detuvieron, impidiéndole acercarse a su amado.

El hombre enmascarado se acercó a Jin con una sonrisa siniestra, su voz resonando en la habitación con una calma espeluznante.

—Ahora, Jin, te toca decidir—, dijo el estadounidense, su voz cargada de amenaza. —Puedes dispararle a Jungkook aquí y ahora, o yo te dispararé a ti.

Jin sintió un nudo en la garganta mientras miraba a Jungkook, sus ojos llenos de desesperación y miedo. Sabía lo que debía hacer, aunque el pensamiento lo llenaba de dolor y angustia.

—¡No, por favor! ¡Déjalo en paz!—, suplicó Jin, su voz temblorosa mientras luchaba por contener las lágrimas. —Dispara... disparame a mí. No puedes lastimarlo.

—Vaya tonto.

El estadounidense solo sonrió con malicia, disfrutando del tormento de Jin mientras sostenía el arma en su mano. Jin cerró los ojos con fuerza, preparándose para lo peor, pero decidido a proteger a Jungkook a cualquier costo.

—Esperaba más del heredero de los kim—, el sonido de una bala se escuchó en la bodega.


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