El ajetreo del trabajo había consumido por completo nuevamente en la vida de Jin, dejando poco espacio para cualquier otra cosa. A pesar de estar físicamente cerca de Jungkook la mayor parte del tiempo, las demandas del trabajo habían creado una distancia emocional entre ellos. Los besos y coqueteos eran fugaces momentos de conexión en medio de un mar de responsabilidades.
Las citas oficiales se habían vuelto un lujo del pasado, eclipsadas por interminables reuniones, negociaciones y la interminable pila de documentos que siempre parecía crecer. Jin anhelaba esos momentos de intimidad con Jungkook, pero el tiempo parecía escaparse entre sus dedos, siempre reclamado por las demandas del trabajo.
Incluso las sesiones de terapia habían quedado en el olvido, sacrificadas en el altar del éxito profesional. Aunque sabía que necesitaba ese espacio para cuidar su salud mental, siempre parecía haber una excusa para posponerlas.
El mundo de Jin se había vuelto un torbellino de responsabilidades, dejando poco espacio para el cuidado personal y la conexión emocional con Jungkook. A medida que las semanas pasaban, esa sensación de desconexión se volvía cada vez más palpable, pesando en el corazón de Jin mientras luchaba por encontrar un equilibrio entre su carrera y su vida personal.
—Te extraño —, Jungkook abrazo por detrás a Jin haciendo un berrinche. —Extraño tenerte entre mi brazos cada mañana.
—Kookie, no hagas un berrinche. Desde mi cumpleaños que amanezco contigo todas las mañanas.
—Pero no piel a piel—, el susurro de Jungkook erizo la nuca de Jin.
—¡Jungkook!—, grito Jin acalorado alejándose. —Tal vez hoy podamos—, murmuró viendo por ventana con las mejillas rosadas.
—Ya quiero que el día acabe—, lo volvió a tomar de las caderas para acercarlo. —Estare contando las horas, minutos y segundos para llegar al departamento—, Jungkook beso fugazmente los labios de Seokjin antes de salir de la oficina.
[…]
Cuando Jin entró en el departamento de Jungkook, quedó momentáneamente sorprendido por la penumbra que envolvía la estancia. Sin embargo, la suave luz de una vela que adornaba la mesa captó su atención. La mesa estaba elegantemente dispuesta con los platos favoritos de Jin, y el aroma delicioso de la comida llenaba el aire.
Antes de que pudiera asimilar completamente lo que veía, Jungkook apareció ante él, sosteniendo un hermoso ramo de flores. Su sonrisa iluminaba la habitación aún más que la vela. Jin se quedó sin palabras por un momento, maravillado por el gesto tan conmovedor de su pareja.
—¡Jungkook, esto es increíble!—, exclamó Jin, su voz cargada de emoción mientras avanzaba hacia él. —No puedo creer que hayas preparado todo esto.
Jungkook le entregó el ramo de flores con una sonrisa radiante. —Quería hacerte una sorpresa especial—, dijo con ternura. —Después de todo el trabajo que has estado haciendo, pensé que te merecías una noche relajada y especial juntos.
Jin sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Jungkook. Se sentía abrumado por el amor y el cuidado que su pareja le mostraba incluso en los momentos más ocupados de sus vidas. Era un recordatorio reconfortante de que, a pesar de las presiones del trabajo, siempre había alguien allí para él.
Con una sonrisa agradecida, Jin tomó el ramo de flores y envolvió a Jungkook en un cálido abrazo. En ese momento, el estrés del día se desvaneció, reemplazado por una sensación de paz y gratitud por tener a alguien tan especial en su vida.
[…]
Después de una deliciosa cena, Jungkook puso música suave que llenó la habitación con una atmósfera íntima y romántica. Los acordes suaves se deslizaron por el aire, envolviéndolos en una suave melodía que parecía fundirse con el palpitar de sus corazones.
Jungkook se acercó a Jin con una sonrisa juguetona, extendiendo una mano hacia él. Con una mirada llena de complicidad, invitó a Jin a unirse a él en el centro de la habitación. Jin aceptó con una sonrisa radiante, tomando su mano con ternura mientras se dejaba llevar por la música.
Los dos comenzaron a moverse juntos en círculos lentos, sus cuerpos fundiéndose en armonía con el ritmo de la música. Cada movimiento era suave y fluido, como si estuvieran bailando en un sueño. Sus manos se encontraron, entrelazando sus dedos con cariño mientras se miraban el uno al otro con amor y devoción.
A medida que bailaban, la distancia entre ellos se acortaba lentamente hasta que finalmente estaban tan cerca que podían sentir el calor de sus cuerpos. Sus labios se encontraron en un suave beso, y en ese momento, el mundo parecía desvanecerse a su alrededor, dejándolos perdidos en el éxtasis del momento.
El beso fue tierno al principio, pero pronto se intensificó, sus labios buscándose con pasión y deseo. Se perdieron en el momento, dejándose llevar por la intensidad de su amor el uno por el otro.
El tiempo pareció detenerse mientras se besaban, entregándose por completo al placer del momento. En ese instante, no había preocupaciones ni responsabilidades, solo estaban ellos dos, compartiendo un momento mágico de conexión y amor verdadero.
Con la pasión del baile aún palpitando en sus cuerpos, Jungkook levantó suavemente a Jin en sus brazos, como si fuera la cosa más natural del mundo. Jin se dejó llevar con una sonrisa, sintiéndose ligero como una pluma en los brazos de su amado.
Con cuidado, Jungkook llevó a Jin hasta la habitación, donde la suave luz de la vela pintaba destellos dorados en las paredes. Con delicadeza, colocó a Jin sobre la cama, cubriéndolo con una manta suave y acariciando suavemente su rostro.
Los ojos de Jin brillaban con anticipación mientras observaba a Jungkook moverse con gracia alrededor de la habitación. Cada gesto era una expresión de amor y deseo, y Jin no podía apartar la mirada mientras su corazón latía con fuerza en su pecho.
Jungkook se acercó a Jin con una sonrisa traviesa, inclinándose sobre él con una mirada llena de pasión. Sus labios se encontraron en un beso ardiente, y Jin se hundió en la sensación de sus labios suaves y cálidos contra los suyos.
El beso era como una danza en sí mismo, lleno de ternura y deseo. Los susurros de amor flotaban en el aire mientras se entregaban al calor del momento, explorando cada rincón y recoveco de sus labios con devoción y anhelo.
Jungkook deslizó una mano con cuidado por el costado de Jin, enviando escalofríos de placer por su espalda. Cada caricia era un fuego que ardía en su piel, avivando las llamas de su deseo hasta que ya no podían contenerse más.
—Te amo.
Con un susurro cargado de promesas de amor eterno, Jungkook se inclinó sobre Jin, su corazón latiendo al unísono con el suyo. En ese momento, no había nada más en el mundo que ellos dos, unidos en cuerpo, mente y alma en el éxtasis del amor verdadero.
Jungkook exploraba cada centímetro de Jin con ternura y cuidado. Cada roce de sus dedos era una caricia íntima, cada mirada un juramento silencioso de devoción eterna.
Jin se abandonaba por completo a las caricias de Jungkook, entregándose a la sensación embriagadora de su amor. Cada toque era una promesa de placer infinito, cada beso una declaración de pasión ardiente.
Cuando finalmente llegó el momento de la unión, Jungkook procedió con una delicadeza exquisita, deslizando suavemente su miembro dentro de Jin con una paciencia infinita. Cada centímetro era un regalo, cada movimiento una expresión de amor puro y sincero.
Jin se aferraba a Jungkook con fervor, sus cuerpos fusionándose en un éxtasis compartido. Cada embestida era un eco de su conexión profunda, cada gemido una melodía de placer compartido.
A medida que el clímax se acercaba, los corazones de Jin y Jungkook latían al unísono, sus almas entrelazadas en un éxtasis indescriptible. Y cuando finalmente llegó el momento de la liberación, ambos se entregaron por completo al éxtasis del placer, fundiéndose en un abrazo apasionado mientras el mundo desaparecía a su alrededor.
En el éxtasis del clímax, Jin y Jungkook se convirtieron en uno solo, su amor ardiendo más brillante que nunca en la oscuridad de la noche. Y mientras el calor de su unión los envolvía, sabían que su amor era eterno, indestructible, una llama que nunca se extinguiría.
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Don't blame
Fanfiction"En el fragor de la tormenta, tu amor se convierte en mi refugio, donde encuentro la calma que anhelo. Eres la paz que brilla en medio del caos, el faro que guía mi alma hacia la serenidad." Tercer libro de la saga Kindom