VIII. Sin descanso

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El estrés y la presión acumulada por la organización de la boda de Namjoon se habían convertido en una carga insoportable para SeokJin. Cada día se volvía una maratón de trabajo interminable, con horas interminables dedicadas a los preparativos para el gran día. No había tiempo para descansar ni relajarse, y el sueño se convirtió en un lujo que SeokJin apenas podía permitirse.

Las noches se desvanecían en un borrón de actividad frenética, mientras SeokJin luchaba por mantenerse al día con las demandas del trabajo y los preparativos para la boda. Cada segundo se sentía como una eternidad, y no importaba cuánto intentara, nunca parecía ser suficiente.

—Señor Kim—, llegó Jungkook con una bandeja de comida.

—Tengo que irme a Italia, Namjoon está mal con Jackson y papá quiere que vaya para...

—¿Ayudarlo?

—Si, pero antes tengo que a una junto con Jimin a Rusia—, bostezo.— Con todo lo que pasó con Jisoo y los escocés, nos afectó el negocio— Jungkook asintió viendo como Jin se tambaleaba al caminar y su cuerpo se balanceaba débil.

El agotamiento se arrastraba sobre SeokJin como una sombra persistente, envolviéndolo en un abrazo implacable que lo dejaba débil y exhausto. No había días libres ni momentos de descanso, solo una interminable sucesión de tareas y responsabilidades que lo dejaban al borde del colapso.

—Señor Kim, tiene que comer antes de irse de viaje.

—No puedo justo ahora. Tengo que ir a ver a mamá, se sometió a una operación de doble párpado—, dijo el castaño viendo el ramen en su escritorio.

—Señor, por favor—, rogó Jungkook notando el mareo de Seokjin.

—Estoy bien, Kook. Si como retrasare las cosas.

—Señor Kim, tiene una junta justo a ahora. Cómo quiera no podrá ir a ver a su madre.

—Oh, entonces me iré a la junta y solo iré de paso con mamá antes de ir al aeropuerto—, antes de poder un más otro mareo sacudió a SeokJin.

—¡Cuidado!—, Jungkook alcanzo apenas a sostenerlo antes de caer.

—Gracias—, el corazón de Jin latía descontroladamente mientras Jungkook lo sostenía fuertemente.

—De nada.

—Bueno.... tengo que ir a la junta—, dijo el castaño recuperando la postura. Caminó apresurando intentando detener su corazón latir, pero paro cuando volvió a sentir sus piernas débiles.

El cuerpo de Jin se debilitaba gradualmente, su energía disminuyendo a medida que luchaba por mantenerse en pie bajo el peso abrumador del trabajo.

Y entonces, en medio de una importante reunión de negocios, llegó el punto de quiebre para SeokJin. El estrés y la fatiga finalmente alcanzaron su punto máximo, y su cuerpo simplemente se rindió ante la abrumadora presión que lo había estado aplastando durante tanto tiempo.

SeokJin sintió que su visión se nublaba y su cabeza daba vueltas mientras luchaba por mantenerse consciente. Su corazón latía con fuerza en su pecho, su respiración se volvía superficial y rápida mientras luchaba por contener el mareo que amenazaba con derribarlo.

Y luego, todo se volvió negro.

Cuando SeokJin recobró el conocimiento, se encontraba tendido en el suelo, rodeado por el murmullo preocupado de sus colegas y compañeros de trabajo. Su cabeza latía con dolor, su cuerpo se sentía débil y tembloroso mientras intentaba asimilar lo que acababa de suceder.

Se levantó con esfuerzo, su rostro pálido y sudoroso mientras intentaba recuperar su compostura. Sabía que necesitaba descansar, que no podía seguir adelante como si nada hubiera pasado. Pero incluso mientras su mente luchaba contra el agotamiento y la confusión, sabía que el trabajo no esperaría por él.

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