XIX. Cena de accionistas

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Con el peso del pasado aún descansando sobre sus hombros y el anhelo de un futuro más brillante junto a Jungkook, SeokJin tomó la valiente decisión de buscar ayuda profesional para enfrentar sus demonios internos. Con determinación y un corazón lleno de esperanza, marcó el número de una psicóloga recomendada y concertó una cita para comenzar su viaje hacia la sanación y el crecimiento personal.

El día de la primera sesión llegó con una mezcla de nerviosismo y anticipación en el corazón de SeokJin. Mientras esperaba en la sala de espera, su mente se llenaba de preguntas y temores sobre lo que revelarían las sesiones de terapia. ¿Sería capaz de abrirse y enfrentar los traumas del pasado? ¿Podría encontrar el camino hacia la paz interior y la felicidad que tanto anhelaba?

Cuando finalmente fue llamado a la consulta, SeokJin respiró profundamente y cruzó el umbral con determinación. Ante él estaba una mujer cálida y comprensiva, lista para escuchar cada palabra que él tuviera que decir. Con cada sesión que pasaba, SeokJin se sentía más cómodo y seguro expresando sus pensamientos más profundos y emociones reprimidas, liberando el peso que había llevado durante tanto tiempo.

Con la ayuda de su terapeuta, SeokJin comenzó a explorar las heridas del pasado y a enfrentar los miedos que lo habían atormentado durante años. Aprendió a reconocer y desafiar los patrones de pensamiento negativos que habían estado dominando su vida, abriendo paso a una mayor autoaceptación y amor propio.

A medida que las semanas se convirtieron en meses, SeokJin notó un cambio profundo dentro de sí mismo. Se sentía más ligero, más libre, como si un peso hubiera sido levantado de sus hombros. La ansiedad y la depresión que habían plagado su mente comenzaron a desvanecerse, dejando espacio para la esperanza y la felicidad.

Y en el proceso, SeokJin encontró una nueva determinación para cuidar de sí mismo y de su salud mental, no solo por su propio bienestar, sino también por el futuro que anhelaba construir junto a Jungkook. Con cada sesión de terapia, cada paso hacia la sanación, SeokJin se acercaba un poco más a la vida plena y feliz que tanto merecía. Y con Jungkook a su lado, sabía que cualquier desafío que enfrentara sería más fácil de superar.

—Jungkook—, llamo SeokJin desde su oficina.— Me preguntaba...—, de pronto todo aquel valor con el que práctico en el espejo desapareció.

—¿Si quiero ir a la cena de accionistas contigo?—, Jin asintió. —Contigo hasta el fin del mundo—, Jungkook aprovechando la soledad de la oficina le robo un beso a SeokJin.

—¿Cómo lo supiste?—, pregunto apenado.

—¿Recuerdas que hoy dormí en tu casa?—, el castaño asintió. —Bueno... Tal vez pude oir como práctica practicabas con el espejo—, al sentirse avergonzado Jin cubrió su cara apenada.

Por un lado amaba tener a Jungkook cerca en las mañanas y despertar con él, pero en ese momento se avergonzó tanto que pensó en no volverlo a hacer.

—Me gustó —, admitió Jungkook quitando las manos de Seokjin de su cara. —No te sientas avergonzado—, Jungkook se agachó a la altura de Jin. —Eso es lo que me encanta de ti

El ambiente estaba impregnado de una calma serena, como si el mundo entero se detuviera para permitirles ese instante de conexión profunda.

Seokjin se acercó lentamente a Jungkook, sus ojos brillando con una mezcla de cariño y deseo mientras se perdía en la profundidad de los ojos de Jungkook. Sin palabras, sus corazones hablaban un lenguaje propio, uniendo sus almas en un vínculo inquebrantable.

Jungkook acarició suavemente la mejilla de Jin, sintiendo la suavidad de su piel bajo sus dedos. El aire se cargaba con electricidad, anticipando el momento que estaba por venir.

Sin vacilar, Jungkook inclinó la cabeza ligeramente hacia Seokjin, sus labios rozando los suyos en un beso suave y delicado.

Cuando finalmente se separaron, sus ojos se encontraron con una nueva intensidad, comunicando más que cualquier palabra podría expresar. En ese beso, encontraron la promesa de un amor eterno y el inicio de un nuevo capítulo en su historia juntos.

[…]

La tensión en la sala era palpable, como una corriente eléctrica que recorría el aire y mantenía a todos en vilo. Seokjin caminaba de un lado a otro, su mente repleta de preocupaciones y temores mientras intentaba contener los nervios que lo invadían. Jungkook, a su lado, trataba de brindarle consuelo con una mano tranquilizadora en su hombro, pero incluso su presencia reconfortante no era suficiente para calmar los latidos acelerados del corazón de Seokjin.

La espera se hizo interminable hasta que finalmente, la puerta se abrió con un chirrido sordo y todos los ojos se volvieron hacia la figura que entraba en la habitación. El hombre estadounidense, hizo su entrada con una presencia imponente que llenaba la habitación de una aura intimidante.

Lo que más llamaba la atención era la máscara de teatro de madera negra que cubría por completo su rostro, ocultando cualquier indicio de expresión humana. Era una máscara teatral, pero en lugar de traer consigo la promesa de entretenimiento, solo inspiraba inquietud y desconfianza en aquellos que lo rodeaban.

Seokjin sintió un escalofrío recorrer su espalda al encontrarse con la mirada vacía detrás de la máscara, preguntándose qué tipo de hombre se escondía detrás de esa fachada impenetrable. Las historias sobre las hazañas y los métodos despiadados de este hombre resonaban en su mente, llenándolo de una sensación de peligro inminente.

El silencio que siguió a su llegada era ensordecedor, cada respiración parecía un eco retumbante en la sala mientras todos aguardaban con expectación lo que este hombre tendría que decir. Seokjin se aferró a la mano de Jungkook con fuerza, buscando el apoyo en su presencia reconfortante mientras enfrentaba al enigmático intruso que había irrumpido en su mundo.

Seokjin y Jungkook se acercaron con determinación hacia el estadounidense, decididos a enfrentar la situación con valentía y dignidad. Mientras caminaban hacia él, Seokjin mantuvo una expresión serena en su rostro, decidido a no mostrar ninguna señal de debilidad frente a este hombre imponente.

—¡Buenas noches!—, saludó Seokjin con amabilidad, extendiendo su mano hacia el estadounidense en un gesto de cortesía.

El hombre estadounidense respondió con un asentimiento de cabeza, pero su rostro permaneció oculto detrás de la máscara de teatro de madera negra, sin revelar ninguna emoción. —Buenas noches—, respondió con una voz distorsionada por un aparato, lo que le otorgaba un tono aún más inquietante a sus palabras.

Seokjin hizo un esfuerzo por mantener una conversación amena, buscando romper la tensión que pesaba sobre la sala. —¿Cómo ha sido su viaje hasta aquí?—, preguntó con un tono educado, esperando iniciar una charla ligera que pudiera aliviar la atmósfera cargada de la habitación.

El estadounidense, sin embargo, no desaprovechó la oportunidad para insinuarse de manera sutil y cínica hacia Seokjin, sus palabras cargadas de una maliciosa intención que no pasó desapercibida para nadie en la sala. Jungkook, aunque no intervino verbalmente, permaneció a un lado de Seokjin, su mano entrelazada con la de su novio como un gesto de apoyo silencioso pero poderoso.

A pesar de los intentos del estadounidense por sembrar discordia entre ellos, la conexión entre Seokjin y Jungkook era innegable, su vínculo tan fuerte como siempre. No importaba cuánto intentara el hombre estadounidense socavar su relación, nada podía romper el lazo de amor y confianza que compartían Seokjin y Jungkook. Y mientras sus manos permanecieran entrelazadas, serían capaces de superar cualquier desafío que se les presentara en el camino.

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