La elegante atmósfera de la boda de Taehyung envolvía el lugar con una sensación de celebración y alegría, mientras los invitados se mezclaban entre sí, brindando felicitaciones y compartiendo momentos de camaradería. Sin embargo, en medio de la festividad, SeokJin se encontraba inmerso en su propio mundo, dedicado por completo a su tarea de organizar los papeles para la fusión empresarial con la empresa de Park.
Sentado en un rincón apartado, rodeado de montañas de documentos y carpetas, SeokJin apenas registraba el bullicio y la alegría que llenaban la sala. Su mente estaba enfocada en la tarea a mano, su determinación para garantizar el éxito de la fusión lo mantenía absorto en su labor.
A pesar de la música suave y las risas distantes que flotaban en el aire, SeokJin apenas las percibía, sus oídos sintonizados solo con el suave rasgueo del bolígrafo sobre el papel y el crujido de las páginas al ser hojeadas. Cada palabra y número que revisaba era una pieza crucial en el rompecabezas de la fusión, y SeokJin estaba decidido a no dejar ningún detalle al azar.
Sin embargo, su concentración fue interrumpida por la llegada inesperada de Jungkook, quien se acercó a él con una bandeja de comida en la mano. — Señor Kim, tiene que comer algo—, dijo con preocupación, ofreciéndole la bandeja con una sonrisa amable.
SeokJin levantó la mirada de sus papeles, sorprendido por la interrupción, pero luego se relajó al ver la expresión preocupada de Jungkook. Agradecido por su amabilidad, SeokJin aceptó la bandeja y tomó un bocado de comida, sintiendo cómo la calidez y el sabor reconfortante lo envolvían, rompiendo momentáneamente la tensión que lo había mantenido atrapado en su trabajo.
Mientras masticaba despacio, SeokJin dejó escapar un suspiro de alivio, agradecido por el gesto de Jungkook y por el breve respiro que le había proporcionado. A pesar de la importancia de su labor, SeokJin sabía que también era importante cuidar de sí mismo y aceptar la ayuda de los demás cuando fuera necesario.
Con una sonrisa de gratitud, SeokJin devolvió la bandeja vacía a Jungkook, agradeciéndole por su atención y su preocupación. Aunque la tarea que tenía entre manos seguía siendo importante, SeokJin sabía que también era importante encontrar un equilibrio entre el trabajo y el cuidado personal, y estaba agradecido por tener a alguien como Jungkook a su lado para recordárselo.
[…]
La fusión empresarial trajo consigo una marea de desafíos y responsabilidades adicionales para SeokJin, que se enfrentaba a una carga de trabajo que parecía multiplicarse día tras día. A medida que los papeles se acumulaban sobre su escritorio y las demandas de la empresa aumentaban, SeokJin se encontraba luchando para mantenerse a flote en medio de la tormenta.
Cada día comenzaba temprano para SeokJin, con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas de su oficina mientras él se sumergía de lleno en su labor. Los días se convertían en noches y las noches se convertían en días, mientras SeokJin luchaba por cumplir con los plazos y las expectativas que pesaban sobre sus hombros.
La fusión no solo trajo consigo una carga de trabajo adicional, sino también una serie de complicaciones y obstáculos que desafiaban incluso la habilidad y la experiencia de SeokJin. Desde negociaciones difíciles hasta conflictos internos entre los equipos, cada paso hacia adelante parecía ir acompañado de dos pasos hacia atrás, dejando a SeokJin sintiéndose abrumado y agotado.
Además, la renuencia de Jackson a casarse con Namjoon agregaba otra capa de tensión y preocupación a la vida de SeokJin. A pesar de sus esfuerzos por convencer a Jackson de la importancia de la unión para la estabilidad y el futuro de la empresa, su hermano seguía mostrándose reacio a dar el paso, lo que complicaba aún más la situación.
A medida que las semanas se convertían en meses, SeokJin se encontraba luchando contra el agotamiento y la desesperación mientras luchaba por mantenerse a flote en medio de la tormenta. Las horas se volvían borrosas y los días se desvanecían uno tras otro, dejando a SeokJin preguntándose cuánto más podría soportar la carga que llevaba sobre sus hombros.
Sin embargo, a pesar de los desafíos y obstáculos que enfrentaba, SeokJin se aferraba a una determinación férrea y una voluntad inquebrantable de seguir adelante. Sabía que la situación era difícil y que el camino hacia el éxito estaba lleno de obstáculos, pero estaba decidido a enfrentar cada desafío con coraje y determinación, sabiendo que la recompensa valdría la pena el sacrificio.
—Señor Kim, no ha dormido nada—, Jungkook le pasó una taza de café.
—Tengo que terminar estos papeles. Lo necesitan para la junto de mañana.
—Señor Kim, eso dijo hace tres horas, pero con los documentos de marketing.
—Necesito acabar, Jungkook.
—Descanse un poco—, pidió viendo al castaño bostezar y tallar sus ojos con sueño.
—No puedo.
El suave resplandor de la luz de la lámpara se filtraba a través de la oficina de SeokJin, iluminando débilmente la habitación mientras el joven empresario luchaba por mantenerse despierto frente a su escritorio. Sus ojos pesaban con el cansancio acumulado de días y noches sin descanso, su mente luchaba contra la neblina del agotamiento mientras se esforzaba por mantenerse enfocado en su trabajo.
Sin embargo, el agotamiento finalmente lo alcanzó, y SeokJin se vio envuelto en una oscuridad reconfortante mientras sus párpados caían lentamente, cerrando el mundo exterior fuera de su alcance. Se deslizó hacia un sueño profundo y reparador, ajeno al paso del tiempo y las preocupaciones que lo habían mantenido despierto durante tanto tiempo.
Fue en ese momento de rendición completa que Jungkook entró en la habitación, sus ojos se posaron en su jefe dormido con una mezcla de preocupación y compasión. Sin hacer ruido, se acercó silenciosamente y apagó las luces, sumiendo la habitación en una oscuridad reconfortante que envolvía suavemente a SeokJin en su abrazo.
Luego, con cuidado y delicadeza, Jungkook se quitó su propio saco y lo colocó con ternura sobre los hombros de SeokJin, protegiéndolo del frío que se había colado en la habitación. Observó con cariño al joven empresario, su rostro relajado en el sueño, y sintió un impulso irrefrenable de cuidar y proteger a su jefe, quien tantas veces había sacrificado su propio bienestar por el bien de la empresa y de sus seres queridos.
Con un suspiro de resignación, Jungkook se acomodó en la silla junto al escritorio, su cuerpo cansado se relajó mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por el sueño. A pesar de sus propias preocupaciones y fatigas, estaba decidido a velar por el bienestar de SeokJin, demostrando una vez más su lealtad y devoción hacia su jefe y amigo.
Y así, en la tranquila oscuridad de la oficina, SeokJin y Jungkook se sumergieron en un sueño reparador, encontrando consuelo y compañía en la presencia del otro. En ese momento de paz y serenidad, las preocupaciones y los problemas del mundo exterior parecían desvanecerse, dejando solo la calidez y la ternura de una amistad verdadera y duradera.
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Don't blame
Fiksi Penggemar"En el fragor de la tormenta, tu amor se convierte en mi refugio, donde encuentro la calma que anhelo. Eres la paz que brilla en medio del caos, el faro que guía mi alma hacia la serenidad." Tercer libro de la saga Kindom