XXVII. Hospital

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En la oscuridad de la noche, el enmascarado se mantuvo en silencio, observando desde las sombras mientras SeokJin regresaba a su hogar después de un día agotador de trabajo. Sus ojos seguían cada movimiento de Jin con una intensidad penetrante, vigilando cada paso con una determinación inquebrantable.

De repente, el enmascarado se vio sorprendido por la presencia de alguien a su lado. No se inmutó, manteniendo su compostura mientras escuchaba atentamente las palabras de Soo Hyun.

—Se quien eres y si no dejas a mi hijo. Me encargaré que todo el mundo conozca tu cara—, reveló apretando sus puños.

—¿Así que sabes quién soy?—, respondió el enmascarado con calma, su voz apenas un susurro en la noche. —¿Quién crees soy como para que me importe eso?

—Todos estarán detrás de tu cabeza. Eso al menos debe inquietante.

—Si me preocupara morir no hubiera hecho lo que he hecho. Aparte...— el enmascarado giro a verlo. —¿Desde cuándo hablan los muertos?

Antes de que Soo Hyun pudiera siquiera levantar un dedo, el enmascarado actuó con rapidez y precisión, disparando un tiro certero que impactó directamente en la cabeza de Soo Hyun.

El sonido del disparo resonó en la noche, cortando el aire con una claridad escalofriante. Soo Hyun cayó al suelo, su cuerpo inerte yacía inmóvil en el pavimento, mientras el enmascarado permanecía impasible ante el caos que había desatado.

—Seokjin, será solo mío y nadie me lo quitará—, susurro al ver al anciano. —No importa cuántos tengan que morir para que Seokjin sea mío.

Con una calma fría, el enmascarado ordenó a sus secuaces que llamaran a una ambulancia, asegurándose de que Soo Hyun recibiera la atención médica necesaria para sobrevivir. El acto había sido calculado, un golpe preciso que dejaba a Soo Hyun vivo pero indefenso, incapaz de seguir amenazando su futuro con SeokJin.

Una vez que la ambulancia se marchó, el enmascarado se desvaneció en la oscuridad, dejando atrás el caos y la confusión que había sembrado a su paso. Pero aunque su presencia se desvaneció en la noche, el enigma que lo rodeaba permanecía, una sombra silenciosa que acechaba en los rincones más oscuros de la ciudad.

[…]

La luz mortecina del hospital apenas iluminaba el pasillo cuando SeokJin irrumpió en la sala de cuidados intensivos. Su corazón latía con fuerza en su pecho, un tambor ensordecedor que parecía ahogar el sonido de su propia respiración. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a su padre postrado en la cama, rodeado de máquinas y tubos que sostenían su frágil existencia.

La figura de Soo Hyun, una sombra de su antiguo ser, yacía inmóvil, su pecho subía y bajaba rítmicamente al compás del respirador artificial que lo mantenía con vida. Jin se acercó con pasos vacilantes, sus manos temblaban mientras alcanzaba la mano de su padre, aferrándose a ella como si fuera su única conexión con la realidad.

—¿Qué le pasó a mi papá?—, pregunto Jin, su voz apenas un susurro en la habitación silenciosa a los oficiales. Pero las respuestas no vinieron fácilmente, solo recibió explicaciones vagas sobre un supuesto asalto, una historia que no encajaba con la gravedad de la situación.

En medio de su desesperación, Jin sintió una presencia reconfortante a su lado. Levantó la mirada para encontrarse con los ojos preocupados de Jungkook, quien había llegado corriendo ante la llamada de Jin. Sin decir una palabra, Jungkook se acercó y envolvió a Jin en un abrazo reconfortante, ofreciéndole su apoyo silencioso en ese momento de angustia.

—Vine lo más rápido que pude—, Jungkook le entrego un abrigo.

—Gracias y siento haberte despertado tan tarde—, el castaño se acurrucó junto a Jungkook en el sillón frente a la cama de su padre.

—No te preocupes, Jinnie. Para eso estoy yo. No tienes que volver a pasar nada solo otra vez.

Juntos, se quedaron junto a la cama de Soo Hyun, observando en silencio mientras las horas pasaban lentamente. En medio de la incertidumbre y el miedo, encontraron consuelo en la presencia del otro, un faro de esperanza en la oscuridad de la noche.

[…]

A la mañana siguiente, el hospital cobró vida con la llegada de Jackson, Namjoon, Jimin y Taehyung. Jin, aún abrumado por la angustia de la noche anterior, se vio rodeado de brazos reconfortantes cuando Namjoon y Taehyung corrieron a abrazarlo, sus ojos llenos de lágrimas se encontraron en un abrazo compartido, una mezcla de alivio y temor palpable en el aire.

Jimin y Jackson observaban con expresiones preocupadas mientras Jin se aferraba a sus hermanos, su angustia se reflejaba en sus rostros. Jungkook, de pie a un lado, también se encontraba visiblemente conmocionado a diferencia de los otros dos.

En medio del abrazo, las emociones fluían libremente, un torbellino de miedo, esperanza y amor. Aunque Jimin, Jackson y Jungkook intentaban mantener una expresión serena, era evidente que también estaban afectados por la situación, sus corazones latiendo al ritmo del dolor compartido de la familia Kim.

—¿Cómo está papá? —, pregunto Namjoon alarmado.

—Aun está muy grave. No creen que pase está noche—, los sollozos aumentaron mientras Jin trataba de ser fuerte por sus hermanos.

—¿Cómo paso esto?—, se lamento Taehyung mirando a Jin. —¿Dónde estabas tú?

—¿Qué?

—¡¿Dónde estabas cuando a papá le dispararon?!—, grito enfadado. —Era tu trabajo cuidar de él, SeokJin.

—Tae—, Jimin intento controlar al doncel, pero el pelimorado se negó.

—¡¿Qué era más importante que papá?!

—Estaba durmiendo.

—¿Cómo puedes si quiera estar aquí y no buscando al maldito que hizo todo esto?— Taehyung se acercó a Jin.

—¿Qué pasa contigo, Tae?—, un golpe en la mejilla tumbó a SeokJin al piso.

—¡SeokJin!—, Jungkook corrió a levantarlo con cuidado. —¿Estás bien?—, Jin negó.

—¿No eras tú su asistente?¿Qué hacés aquí?—, lo interrogó Namjoon. —¿Tuviste algo que ver con ésto?

—¿De que está hablando? —, cuestionó indignado Jungkook aún sosteniendo a Jin. — Yo no tengo nada que hablar con ustedes—, levanto al castaño en sus brazos para llevarlo a revisar de que no se hubiera lastimado.

—Alto—, Taehyung los detuvo jalando a Jungkook del brazo.— Si descubrí que tuviste algo que ver con esto. ¡Te destruiré! —, grito Taehyung e intento pegarle, pero Jungkook se logró quitar a tiempo.

—Ustedes son los que van a lamentar esto cuando descubran que lo único que hace Jinnie es protegerlos a ustedes y ustedes en la mínima oportunidad que tuvieron no dudaron en atacarlo.

Jungkook condujo en silencio mientras Jin se sumía en sus pensamientos, sintiendo el peso abrumador de la acusación de Taehyung. La atmósfera en el auto era tensa, cargada de ansiedad y confusión. Jin apenas podía articular sus emociones, su mente daba vueltas tratando de procesar lo que acababa de suceder en el hospital.

El rostro de Jungkook reflejaba preocupación mientras conducía con determinación, sus manos apretando el volante con fuerza. Sabía que Jin necesitaba tiempo para procesar lo que acababa de pasar, pero también quería estar allí para él, brindarle apoyo en este momento de incertidumbre y confusión.

Finalmente, después de un largo trayecto en silencio, el auto se detuvo frente al departamento de Jungkook. Jin salió del auto con pasos lentos y pesados, su mente aún enredada en pensamientos turbios y emociones encontradas. Jungkook lo siguió de cerca, sin decir una palabra, dejando que Jin tomara el tiempo que necesitaba para procesar lo que había sucedido.

Una vez dentro del departamento, Jin se dejó caer en el sofá, su mente y corazón agotados por la intensidad de los eventos recientes. Jungkook se sentó a su lado, su presencia reconfortante como un ancla en medio de la tormenta emocional de Jin. Sabía que no podía resolver todos los problemas de Jin, pero estar allí para él era lo único que importaba en ese momento.

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