La obsesión de Jungkook por Jin comenzó desde una edad temprana, cuando apenas eran niños pequeños despidiéndose en el aeropuerto. Aunque solo tenían cinco y seis años respectivamente, Jungkook nunca olvidó el rostro de Jin, grabado en su mente como un recuerdo imborrable. Esa despedida dejó una marca profunda en su corazón, una que perduraría a lo largo de los años, alimentando un amor que solo crecería con el tiempo.
A medida que crecía, Jungkook encontraba formas de mantener a Jin cerca de él, incluso cuando la distancia física parecía insuperable. En su habitación en Estados Unidos, cubrió las paredes con dibujos del rostro de Jin, cada trazo cuidadosamente diseñado para capturar su esencia. Pasaba horas dibujando y perfeccionando cada detalle, anhelando su presencia como si fuera un faro de luz en la oscuridad de su vida.
A medida que crecía, su obsesión se intensificaba. Se esforzaba por destacar en la escuela, convirtiéndose en el mejor de su clase, solo para asegurarse de ser lo mejor para que Jin no dudará estar con él. Cuando tuvo dieciséis años, dio un paso audaz al transferirse a la universidad de Seúl, con la esperanza de estar más cerca de él. Sin embargo, permaneció en el anonimato, observando en silencio desde las sombras mientras continuaba con su vida cotidiana.
Para estar aún más cerca de Jin, encontró empleo en la empresa de la familia Kim, desempeñando roles humildes como el de limpieza o jardinero. Aprovechaba cada oportunidad para estar cerca de él, capturando cada momento de su vida a través de la lente de una cámara, como un coleccionista de recuerdos preciados. Cada vez que Jin entraba o salía de la empresa, cada gesto y cada sonrisa, Jungkook lo observaba en silencio, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho.
Para Jungkook, Jin era más que una simple obsesión; era su todo, su razón de ser. Cada momento compartido, cada pensamiento, cada sueño estaba impregnado con la presencia de Jin. Y aunque su amor permanecía en las sombras, ardiendo en silencio en el fondo de su corazón, Jungkook nunca dejó de esperar el día en que finalmente pudiera acercarse a él, confesar sus sentimientos y hacer realidad sus sueños más profundos.
-¿Seguro que quieres hacer esto?-, preguntó su hermano Hoseok dándole unos papeles falsos.
-No mate a ese hombre por nada, hyung-, Jungkook sostuvo en sus manos los papeles falsos que le darían el trabajo en la empresa de los Kim.
-Has estado obsesionado con SeokJin durante tantos años que me da escalofríos.
-Se llama amor, hyung.
-Estoy seguro que no. SeokJin, ¿en verdad vale todo lo que estás haciendo?
-Vale esto y más.
-Porque no eres normal y simplemente le hablas. En vez de acosarlo como un psicópata.
-Porque se que Jin no me aceptará tan fácil. Esta muy lastimado y primero tengo que reparar lo que los demás rompieron -, Jungkook observo el traje que usaría para la entrevista.
-¿Por eso te harás pasar por un asistente torpe?-, interrogó Hoseok levantando una ceja juzgon de la actitud de su hermano.
-La vida de Jin es muy rígida y que mejor manera de entrar si no con un tropezón que rompa eso.
-Jungkook...-, el vaso de whisky se estrelló junto a Hoseok cortándole un poco la cara.
-¡Él será mío Hoseok!
La mirada de Jungkook, llena de una obsesión intensa y determinación inquebrantable, era algo que Hoseok conocía demasiado bien. Desde que eran niños, había visto cómo su hermano menor se aferraba a sus deseos con una ferocidad que a menudo asustaba incluso a Hoseok. Recordaba claramente aquellos momentos en los que Jungkook hablaba de Jin con una pasión casi febril, como si estuviera poseído por una fuerza más allá de su control.
Para Hoseok, era evidente que la obsesión de Jungkook por Jin había crecido con el tiempo, alimentada por una combinación de amor, deseo y una determinación implacable. Recordaba los eventos que habían marcado la vida de Jungkook, desde aquel incidente a los dieciséis años cuando, con una frialdad impactante, había eliminado a alguien para asegurarse una beca en la universidad de Seúl. Aquel acto había sido un presagio inquietante de la profundidad de la obsesión de Jungkook, una señal de lo lejos que estaba dispuesto a llegar para alcanzar sus objetivos.
Pero no se detuvo ahí. Con el tiempo, Jungkook asumió el control de la compañía de su padre, y bajo su liderazgo, la hizo crecer y prosperar como nunca antes. Su enfoque implacable y su determinación feroz lo convirtieron en un competidor formidable, capaz de superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. Para Hoseok, esto solo confirmaba lo que siempre había sabido: que Jungkook no se detendría ante nada para conseguir lo que quería, especialmente cuando se trataba de Jin.
A pesar de sentirse inquieto por la intensidad de la obsesión de su hermano, Hoseok también admiraba su fuerza de voluntad y su capacidad para alcanzar sus metas. Sabía que Jungkook era un hombre de determinación inquebrantable, capaz de superar cualquier desafío que se presentara en su camino hacia Jin. Y mientras contemplaba la mirada decidida de su hermano, Hoseok entendió que estaba presenciando el poder implacable del amor y la obsesión combinados en una sola persona: Jungkook.
[...]
En la penumbra de la habitación, Jungkook contemplaba a Jin mientras este dormía plácidamente en la cama, su rostro sereno y tranquilo, ajeno al mundo que lo rodeaba. Era un espectáculo que nunca dejaba de maravillar a Jungkook, ver a la persona que amaba en un estado de paz tan profunda. Cada rasgo de Jin era una obra maestra para él, desde sus suaves pestañas hasta la curva de sus labios, todo en él era perfecto a los ojos de Jungkook.
Con cuidado, Jungkook se levantó de la cama para no perturbar el sueño de Jin, saliendo de la habitación en silencio. Se dirigió al sofá de la sala de estar, donde se sentó y cerró los ojos por un momento. A pesar de la tranquilidad que reinaba en el penthouse, su mente seguía inquieta, llena de pensamientos y emociones que lo abrumaban.
Para Jungkook, tener a Jin a su lado era un sueño hecho realidad, algo por lo que había luchado y esperado durante años. Había sacrificado mucho para estar con él, había enfrentado desafíos y obstáculos inimaginables, pero ahora que finalmente lo tenía, sabía que no permitiría que nada ni nadie se lo arrebatara. Jin era suyo, y haría todo lo necesario para protegerlo y mantenerlo a su lado para siempre.

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Don't blame
Fanfiction"En el fragor de la tormenta, tu amor se convierte en mi refugio, donde encuentro la calma que anhelo. Eres la paz que brilla en medio del caos, el faro que guía mi alma hacia la serenidad." Tercer libro de la saga Kindom