Capítulo 55. Cueva Marina

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Miré de reojo a Damian que se veía un poco perdido en sus pensamientos, estaba por decirle algo cuando se escuchó un estruendo como una detonación, toda las personas comenzaron a huir en varias direcciones y en pocos segundos el festival se convirtió en una estampida. Las personas me empujaban de todos lados, ni siquiera podía nadar hacia arriba, me encontraba atrapada.

- Aún lado, muévanse – Se empujaban unos a otros y en unos instantes ya estaba muy lejos de donde nos encontrábamos, incluso había perdido de vista a Damian. Traté de mantener la calma y comencé a avanzar hacia los lados, tratando de buscar un lugar donde no hubiera mucha gente. A los minutos, la guardia del imperio comenzaron a llegar para poner orden, por mí parte decidí alejarme un poco más. Entre más nadaba sentí un ardor, miré hacia mi cola y vi que tenía un corte superficial

- Rayos – toqué por inercia la herida y me dolió aún más, así que no dejé de avanzar hasta que llegué prácticamente a las orillas de la ciudad. Miré el lugar y estaba completamente vacío, cuando llegamos me pareció ver que toda la ciudad estaba rodeada por un muro, pero en este sitio no había ningún muro, era como una salida, y me pareció extraño ver que ni siquiera había vigilancia, supuse que era porque los guardias se encontraban en el lugar de la detonación. Estaba por irme en dirección al palacio, cuando algo captó mi atención.

Era una persona muy parecida a Asth quien pasó nadando un poco más allá de la ciudad, no entendía que hacía ahí, así que decidí seguirlo silenciosamente. Nadé detrás de la persona, quien nadaba muy rápido y debido a que era de noche apenas y podía distinguirla, me escondía detrás de grandes rocas y de una que otra casa. Parecía que no nos movíamos más lejos de la ciudad pero sin percatarme me alejé mucho, cuando me di cuenta me encontraba en medio de la nada. Estaba mucho más oscuro y perdí de vista a la otra persona. En ese momento comencé a tener un poco de miedo.

Nadé hacia arriba tratando de visualizar la ciudad, pero parecía como si dentro del mar hubiera neblina que me impidiera ver más allá. Me quedé unos segundo viendo alrededor cuando a lo lejos alcancé a ver una luz, así que decidí acercarme, pero algo me parecía extraño, era como si nunca pudiera alcanzarla, como si dicha luz se moviera. En ese instante un escalofrío recorrió mi cuerpo y me detuve, recordé mi clase de biología, cuando estábamos hablando de peces y se me vino a la mente el pez linterna. Sé que era pequeño, pero aquí no estamos en la tierra, Damian me había dicho que algunos animales del mar son similares, pero no iguales ¿Y si era de mayor tamaño? ¿O si era otra criatura peligrosa?

Dejé de flotar hasta que me encontré en el suelo y busqué un refugio entre dos grandes piedras que hacían un pequeño agujero, ya que si era algo peligroso o enorme, podría escabullirme. Pasaron unos cuantos minutos y esa luz se esfumó, me sentí más tranquila, ahora solo faltaba volver a la ciudad. Estaba por nadar nuevamente hacia arriba cuando comenzaron a parecer pequeñas llamas azules, como si formaran un camino.

- ¿Hay alguien ahí? – pregunté pero no obtuve ninguna respuesta. Saqué mi arma de sangre, que había olvidado que tenía y seguí el camino. Finalmente llegué a una gran roca o más bien una montaña con una entrada hacia una cueva, entré solo un poco debido a que estaba oscuro, traté de ver más allá pero no vi nada, decidí regresarme pero nuevas llamas iluminaron la cueva, dejando de ver su profundidad, no sé de dónde salió mi valentía, pero decidí meterme y avanzar.

Entre más nadaba la cueva se iba haciendo más estrecha, hasta que finalmente llegó a un punto en donde era difícil cruzar, iba a rendirme, pues a ese paso terminaría con varios rasguños, pero algo me hizo no abandonar. Al fondo había un agujero reducido, que si me esforzaba podía caber, así que sin más me metí, llegué al otro lado y ya no había nada, las llamas azules se habían ido, sujeté mi arma más fuerte y continué nadando hasta que de poco a poco el agua parecía disminuir, había llegado a la superficie. Me asomé fuera del agua y vi que me encontraba aún en una cueva, pero esta vez no había más agua, recorrí con la vista y solo había grandes formaciones rocosas y estalactitas en el techo, estoy segura que si fuera de día hubiera dicho que la vista era hermosa. Consideré que ya me había alejado mucho y que ya llevaba bastante tiempo fuera de la ciudad, así que opté volver a sumergirme, pero antes de que eso sucediera una nueva luz iluminó la cueva, esta vez era un brillo intenso diferente a las llamas.

La luz en cuestión provenía de lo que parecía una entrada hacia los más profundo de la cueva, había muchas rocas y no tenía pies así que me iba a ser difícil llegar hasta ahí, sin embargo me arriesgué y salí del agua, conforme iba saliendo del mar y cuando fui tocando la arena sentí algo extraño, al instante me di cuenta, la cola había desaparecido y en su lugar tenía nuevamente piernas. Creí que al transformarme nuevamente me quedaría sin ropa, pero no, aparecí con la ropa con la que entré al mar cuando estábamos en el puerto. Trepé las rocas hasta el lugar donde provenía la luz, y lo que vi me dejó sorprendida.

Del suelo salían estalagmitas y del techo colgaban estalactitas, pero muy diferentes de las que estaban en la entrada, estas era de colores peculiares que iban entre verde, azul y rojo, era una vista increíble. Y en medio de todo ello se alzaba un gran ópalo, casi del mismo tamaño del que había en la facción, con la diferencia de su color, este ópalo parecía que en su interior albergaba fuego debido a su color rojizo, además esté ópalo no se iluminaba, era como si estuviera apagado. Observé de lejos el ópalo, cuando todo alrededor empezó a temblar, las estalactitas del techo comenzaron a moverse peligrosamente, así que decidí salir de ahí. La cueva temblaba como si se fuera a venir abajo y una que otra roca comenzó a caerse, me dirigí rápidamente al agua donde nuevamente apareció mi cola de sirena y salí del lugar.

Cuando salí finalmente de la cueva esta pareció dejar de temblar, solté un suspiro de alivio y de un momento a otro mi cuerpo fue arrojado lejos golpeándome y soltando lejos mi arma de sangre. Miré hacia donde estaba y no vi a algo o a alguien, me quedé viendo a mis alrededores mientras nadé para alcanzar mi arma, cuando algo detrás de mí nadó, volteé y no vi nada. Agarré mi arma y me puse en posición de defensa y nuevamente algo pasó detrás de mí y así varias ocasiones sin dejarse ver, a este punto estaba segura que no era alguien, sino algo, más bien alguna criatura. Comencé a nadar para entrar nuevamente en la cueva, estaba segura que ahí podría refugiarme, pero antes de que pudiera entrar nuevamente fui golpeada y esta vez pude ver claramente qué me arrojó lejos, era una cola, una cola parecida a la cola de un cocodrilo pero con aletas. Me incorporé rápidamente y traté de agudizar el oído, en ese instante escuché un sonido que venía hacía mí, me giré y vi a una criatura que jamás en la vida creí que existiera.

Parecía la combinación de varios animales, su cuerpo era parecido a un cocodrilo, sus patas parecían las de una iguana, tenía cuernos como un elefante, su rostro parecía al de un dragón y de su frente salía un tentáculo . La bestia se abalanzó contra mí pero pude esquivarla utilizando mi poder, su piel se veía muy gruesa, no sabía si podría herirlo con mi espada. Sin duda esa criatura era un depredador, lo supe cuándo comenzó a nadar rodeándome. Nuevamente me atacó pero esta vez no tuve tiempo de esquivar su ataque, por lo que terminó hiriéndome el brazo, cuando la bestia vio que me había herido se volvió a lanzar nuevamente, así que usé mi poder para hacerme un escudo y con mi arma traté de herirlo, pero tal y como temía, no funcionó, la espada ni siquiera penetró su piel y nuevamente me atacó con su cola y me lanzó mucho más lejos, terminé golpeándome con una roca.

Solté un grito de dolor, sentí un ardor en mi cola y vi sangre saliendo de las heridas que me había hecho. Entendí que era inútil pelear, así que traté de huir del lugar, no nadé ni cinco metros cuando la criatura me atacó, solo que esta vez pude nadar por debajo de él y clavarle la espada, soltó un gruñido horrible que resonó en todo el mar, cuando saqué mi arma de su piel chorreo un líquido morado, la bestia con una de sus patas me apartó y nado lejos, tomando impulso volvió a mí con toda su fuerza y me embistió, sin embargo para evitar que me hiriera más lo tomé de los cuernos mientras que este aún no dejaba de dirigirse hacia una montaña rocosa. Terminé atrapada entre la roca y los cuernos de la criatura, quien intentaba morderme, agradecía que la forma de su mandíbula fuera como el de los tiburones, ya que si lo tuviera más enfrente ya me habría mordido.

Con el tentáculo que tenía en su frente comenzó a ahorcarme, no tenía escapatoria, si lo soltaba me iba a embestir con sus cuernos, pero si no lo soltaba moriría asfixiada o peor, podría romper mi cuello. Solté uno de sus cuernos y traté de quitarme su tentáculo, había alcanzado a desenredarlo un poco, pero sentía que ya no me quedaban fuerzas. Continué luchando por mi vida cuando de la nada sentí la misma sensación que había sentido al destransformarme en sirena, intenté mover la cola pero en su lugar sentí como mis dedos tocaban mi otro pie. Traté de respirar pero cuando lo hice de mi boca y nariz salieron burbujas mientras sentía como tragaba agua. Nuevamente me convertí en humana y a este paso iba a morir ahogada.

ASHKALY: en búsqueda de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora