Damian y yo nos quedamos callados nuevamente, y me pareció un gesto lindo por su parte, ya que se notaba que estaba dándome tiempo para procesar todo antes de continuar. Sin embargo, el hecho de que sea una elemental no era lo que más me perturbaba, cuando estábamos en la biblioteca en las últimas hojas del libro de especies antiguas se encontraban descritos los humanos, como si ellos hubieran pertenecido a este plano, hubiera querido leer lo que decía o tan si quiera preguntarle a Damian, pero ahora mismo había cosas más importantes que hacer.
- Es verdad ¿cómo se me pudo olvidar? – Damian le había escrito una carta a Aylin antes de marcharnos y ahora mismo él se encontraba leyendo su respuesta. Después de terminar envió otra carta y me dijo que lo siguiera, salimos de la ciudad dejando al dragón en el cual habíamos llegado, caminamos de forma que rodeamos la ciudad y caminamos hacia una vereda.
El camino parecía interminable, sobre todo porque entre más avanzábamos la vereda se hacía más inclinada, al parecer estábamos subiendo una montaña. Nos detuvimos a un poco más de la mitad del camino y pude observar la ciudad de Hikma que se veía mucho más pequeña desde donde estábamos, tras darnos un respiro continuamos avanzando. Damian me dijo que al final de esta vereda se encontraba el templo de la sacerdotisa, y que ella podía ayudarnos a saber si soy una elemental, incluso podía decirnos quién de mis padres era el humano. Pregunté si eso era posible, Damian me dijo que las sacerdotisas son inmortales, así que conocen y conocieron todo.
Finalmente llegamos al templo, y sin duda entre más conocía los lugares de este plano, más me quedaba fascinada, como si la belleza de las construcciones fueran incrementándose cada vez más, el templo era tan alto como la biblioteca de Hikma, solo que menos ancho, estaba decorado con estandartes en cada lado de la gran entrada, que a pesar de no tener una puerta, no dejaba ver al interior. El patio delantero además estaba decorado con una hermosa fuente, innumerables flores que crecían a ambos lados y algunas estatuas de seres féminas y de unas criaturas que parecían una combinación entre un ave fénix y un quetzal.
Siendo sincera cuando Damian dijo que íbamos al templo de la sacerdotisa me imaginaba que iba a estar rodeado de guardias para protegerla, pues según lo que contó, la sacerdotisa es el ser más inteligente de todo Ashkaly, era como las moiras de la mitología griega, además que su poder superaba a todos, es por ello que era la única que podía dar poder a otros seres. Estábamos por subir los escalones que guiaban hacia la entrada cuando salió una mujer.
- ¿En qué los puedo ayudar? – La mujer parecía humana, era una joven muy bella que emanaba elegancia, sin embargo de su cabeza sobresalían un par de orejas blancas al igual que el tono de su cabello y detrás de ella se asomaban nueve colas del mismo color, "kitsune" pensé - ¿Quieren oficializar su vínculo?
- ¿Qué? – Miré a Damian desconcertada, al mismo tiempo que sentía un poco de rubor en mi rostro, aunque no entendía muy bien las costumbres de aquí, eso que había dicho sonaba a matrimonio
- ¿O vienen a bautizar a su hijo? – traté de ocultar mi vergüenza al igual que Damian
- Nosotros no somos pareja – respondí
- Vinimos aquí porque necesitamos ver a la sacerdotisa
- Supongo que ustedes son los viajeros que mencionaba ella – respondió la mujer – Lo siento, ella no puede atenderlos, se encuentra muy delicada de salud
- ¿Delicada? – Pregunté incrédula, se suponía que las sacerdotisas eran inmortales
Le explicamos brevemente nuestra situación y nos invitó a pasar, creí que no había una puerta, pero en realidad si la había, solo que estaba cubierta por un campo de fuerza que solo eran capaz de traspasar la sacerdotisa, así evitaban que cualquiera pase, dicho campo de fuerza provocaba que la puerta fue invisible para los visitantes. Entramos en una especie de habitación que me recordaba mucho a los cuartos de China cuando era época de reyes, más bien era igual, la kitsune nos indicó que nos sentáramos en unos cojines que había en el suelo mientras nos acercaba una taza de té.
- Perdón que lo pregunte pero ¿no se supone que la sacerdotisa es inmortal? – pregunté mientras no paraba mirar las colas de la kitsune, me recordó cuando aquella vez casi me mata uno, al parecer ella se dio cuenta de mi incomodidad ya que escondió sus colas
- Pueden vivir miles de años, por eso se tiene la idea errónea que son inmortales, pero la verdad es que no. Las que estamos destinadas para ser sacerdotisas nacemos con una marca en nuestra palma izquierda – alzó su mano dejándonos ver una cicatriz en forma de runa – Sin embargo, nuestro nacimiento solo significa una cosa, y es que la actual sacerdotisa morirá pronto
Damian parecía desconcertado, al parecer él tampoco sabía que la sacerdotisa era mortal, ni mucho menos que le quedaba poco tiempo. La kitsune, quien por cierto se llamaba Denna, nos contó que hasta hace apenas tres días la actual sacerdotisa se encontraba bien, pero un día de la nada se desmayó y hasta el momento no ha despertado, lo último que dijo fue que vendrían unos viajeros para saber la verdad, sin embargo dicha verdad no se la reveló, supongo que no esperaba caer enferma.
- Lamento no poder serles de ayuda, esperemos que la sacerdotisa recupere el conocimiento pronto
- ¿Y si nunca lo hace? – preguntó Damian, lo miré al instante, pensé que no debería haber preguntado eso
- El día en que la sacerdotisa muera todos sus conocimientos se me pasarán, si eso llega a suceder pueden acudir a mí y con gusto los ayudaré. Ahora si me disculpan, creo que deben irse, debo estar al lado de la sacerdotisa
Damian y yo nos levantamos y agradecimos la hospitalidad, estábamos por irnos cuando una voz llamó mi nombre.
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ASHKALY: en búsqueda de la verdad
RomanceMilena es una huérfana que a menudo se sentía como si no perteneciera a ningún lado. Sin embargo cuando conoce a un chico que la lleva a Ashkaly, una dimensión alterna donde viven seres míticos, se da cuenta que su lugar siempre fue ahí, y que tal v...