Capítulo 11. Una simple humana

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Los tres volvimos a la casa y nos sentamos en la sala, Asth sacó unas botellas del refrigerador, si no me equivocaba eran cervezas o al menos no sabía cómo le llamaban aquí. Me preguntaron si sabía tomar alcohol, a lo cual respondí que por supuesto que sí, aunque en realidad era una mentira, recién acababa de cumplir mi mayoría de edad, así que obviamente nunca había probado una gota de alcohol. Comenzamos a beber, mientras Asth y Damian platicaban sobre algo que yo no entendía, por mi parte simplemente estaba sentada en el suelo observando mis pies mientras bebía, el alcohol de aquí no era como me lo imaginaba, sabía dulce, parecía que estaba tomando un agua de frutas. Y creo que en menos de una hora, yo ya me encontraba alcoholizada.

- ¿Por qué mis pies se ven así? - pregunté

- ¿Cómo? Yo los veo normal

- No, mira, están más grandes – Ambos rieron

- Creo que nunca había bebido, el alcohol humano es mucho más fuerte que esto – le dijo Damian a Asth. Me quedé otro momento mirando mis pies hasta que estos poco a poco retomaron su tamaño original, alcé la mirada y vi a Asth recargado en el respaldo del sofá individual con los ojos cerrados mientras que Damian iba caminando hacia la cocina.

Como pude me levanté, sentía que el piso se me movía, a pesar de estar a solo unos cuantos pasos de Asth, se me hicieron difíciles, así que opté por gatear hasta él. Cuando llegué le toqué el brazo para ver si estaba despierto, pero no reaccionó, me paré nuevamente y para evitar no caerme me sostuve del sofá, una vez que logré equilibrarme comencé a observar detenidamente a Asth, primero miré sus pies, aunque al darme cuenta que tenía zapatos pasé a sus manos, sus uñas ahora estaban normales, parecían manos de humano y por primera vez observé su anillo más de cerca, subí mi mirada hasta su rostro e inspeccioné cada parte.

- También eres guapo, pero eres mal educado – dije apenas con un hilo de voz

Asth no tenía nada de demonio, o tan solo nada de lo que creíamos en el plano humano, sus pies no eran pezuñas, no tenía cara de chivo o de algún otro animal, tampoco tenía grandes alas que lo hicieran volar, solo tenía unos cuernos apenas visibles y las orejas puntiagudas. Alcé la mano y toqué uno de sus cuernos, estaba por tocar el otro cuando Damian regresó.

- Mili, no – Se apresuró a mí – Asth odia que le toquen sus cuernos, creo que deberíamos ir a dormir ya

Damian me separó de Asth y me dijo que me sostuviera en él, le hice caso y me guío hasta la segunda planta. Me dijo que esta noche podía dormir en su habitación, que él se quedaría en la sala junto con Asth. Me ayudó a acostarme y casi resbalamos, una vez que me acomodé bien Damian se sentó en la orilla de la cama, no tuve que verle la cara para saber que se había cansado.

- Creo que ahora entiendo un poco más a Asth – Damian me miró - ¿Él es el último de su especie? Oí decir eso al Troll

- Aún tenemos la esperanza de encontrar a más como él

- Debe ser difícil para Asth – hice una pausa – Por cierto ¿cuántos años tienen ustedes? Parecen ser más maduros que yo

- ¿Quieres adivinar?

- ¿Más de cien años? – Damian soltó una risita y negó

- Si podemos llegar a esa edad, pero aún somos jóvenes. Asth tiene unos 23 años y yo soy mayor que él por un año

- Creí que Asth era el mayor

- Él tuvo que madurar antes, por eso – hizo una breve pausa, parecía que dudaba decir lo que dijo a continuación – Veo que has estado observando mucho a Asth, tienes muchas preguntas sobre él

- Es solo que hoy me vi reflejada en él, aunque tiene amigos, es como si se encontrara solo en este lugar. Además si le pregunto directamente a él solo me mirará con desprecio y no responderá

- ¿Y tú, te sientes sola aquí?

- Me sentía más sola en mi mundo. Damian gracias por haberme traído aquí, creo que después de todo podré encontrar un lugar en este plano – Damian tomó mi mano y la apretó suavemente dándome a entender que no era necesario agradecerle, en ese momento sentí como mi cuerpo se relajaba y como me invadía una sensación de sueño, Damian pareció darse cuenta pues estaba por soltarme, pero hoy no quería quedarme sola, así que agarré su mano con más fuerza. No sé si Damian me habrá soltado después, pero por unos minutos antes de dormir sentí su mano aún con la mía.

"¿Qué diablos le pasa a esa humana?" Asth no podía dejar de pensar, esto se le estaba saliendo de las manos, ni siquiera podía dormir, porque tan solo con cerrar los ojos la imagen de la humana se le venía a la cabeza. Tal vez era porque se arrepentía haberla tratado mal cuando se conocieron, en cambio ella trataba de acercarse e incluso hizo lo que él no se atrevía, enfrentarse a alguien para que lo dejara tranquilo. Sí, tal vez solo era agradecimiento, pero ¿y si no era eso?. Asth tenía miedo, hace cuatro años no pudo proteger a aquella humana y se prometió no volver a involucrarse con otra. Sin embargo, ahora, esta humana venía y cambiaba todo lo que pensaba y sentía. Él odiaba que lo tocaran, pero hace un momento cuando esa humana se paró muy cerca de él y lo observó para finalmente tocar uno de sus cuernos, no hizo ni dijo nada a pesar de estar totalmente despierto, al contrario, se enfadó cuando su amigo Damian la alejó de él.

Asth se levantó de su cama exasperado, quería dejar de pensar en tonterías, solo quería dormir, pero ya iban dos veces que salía de su habitación para ver si Damian ya había salido de su cuarto. Asth volvió a la sala y para su sorpresa Damian seguía sin estar en el sofá, no pudo evitar mirar el sofá individual y recordar la sensación que le produjo cuando la humana tocó su cuerno. Asth sacudió su cabeza para disipar el recuerdo, y se dirigió hacia el cuarto de Damian, la puerta estaba entre abierta así que se acercó lentamente y se asomó, no parecía haber nada fuera de lo común, pudo observar a la humana dormida. Estaba por irse cuando de reojo vio a su amigo sentado en el suelo dormido y sosteniendo firmemente la mano de la humana.

ASHKALY: en búsqueda de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora