VI

2.2K 126 25
                                    


Tenía que ser una broma. Una de muy mal gusto.

¿Matar a Kol? ¿Tan poco quería esta mujer a sus hijos?

Disimuladamente, tragué para deshacer el nudo que se me había formado en la garganta antes de contestar:

- ¿Matar a Kol...?

Yo no... no podía matarle. Después de todo no podía.

— Finn se ha ofrecido a ser el peón, pero no merece un final así —Avery paseo la mirada de Esther a Finn.– Mata a Kol o... –continuó la bruja original, acercándose a la mesa que se encontraba en el centro de la sala para tomar una estaca.– Me encargaré de que mueras tú antes que nadie.

Avery volvió a mirar a la bruja y asintió.

– Esta bien, me encargaré de matarle. –Esther caminó hacia la vampiro extendiendo el brazo, estaca en mano, para tendersela. Avery la agarró sin titubear.–

– Bien, tienes tres días. –la bruja mantuvo su expresión seria, pasando sus brazos por detrás de la espalda.– Finn, llévatela. Ha sido un placer hacer negocios contigo Salvatore.

Avery se dio la vuelta caminando hacia la puerta, la cual el original más mayor la abrió para que pudiese salir. Se despidió con una leve inclinación de cabeza, y una vez Avery salió de la habitación, Finn cerró la puerta, en la cual la Salvatore apoyó la espalda en esta y cerró los ojos.

En menudo lío se había metido.

Kol había sido especial para ella. Fue su primer amor y el primero de sus muchas veces. ¿Como iba a ser capaz de matar a la persona que había llegado a amar?

Avery se echó hacia delante levantando un poco la falda de su vestido para esconder la estaca en un pequeño compartimento que había en este. Se irguió alisandose el vestido y al escuchar la puerta de la salita de donde había salido abrirse, se giró mirando a la persona que había salido, cerrando la puerta tras él.

– Perdona el comportamiento de madre, todavía se está recuperando de su vuelta a la realidad. –dijo Finn.–

– Es lo que tiene haber estado mil años en el otro lado, ¿no? –le sonrío y Finn le devolvió la sonrisa.— No te preocupes

– Si me disculpas, debo volver dentro con madre. Ha sido un placer tenerte como acompañante esta noche, has hecho que sea un día especial –Finn tomó ambas manos para dejar un beso sobre el dorso de ambas, antes de volver y meterse dentro de la sala cerrando la puerta.–

Avery sonriendo. No se esperaba que el mayor de los hermanos fuese tan atento, cariñoso y caballeroso... y puede que no fuese tan atractivo como sus otros hermanos, pero tenía el encanto de los Mikaelson, y eso, nos gustase o no, le hacía bastante atractivo.

La rubia se dio la vuelta para comenzar a caminar por el pasillo hacia las escaleras, y al ver quien estaba apoyado en la pared al lado de una de las puertas del fondo, paró en seco y sonrió con algo de malicia. Retomo el paso acercándose al vampiro.

– ¿Esperabas a alguien? –volvió a parar llevándose las manos a la espalda con fingida inocencia.–

El más joven de la familia se tensó poniendose en alerta, pero al escuchar de quien se trataba, se giró hacia la rubia con una sonrisa.

– ¿No te ha descuartizado mi madre?

– Te hubiese gustado, ¿verdad? Una pena que siga de una pieza. Mi cabeza hubiese ido directo a tu habitación seguro, y no me haría ninguna gracia.

– ¿Por que no? La verdad es que me hubiera encantado tenerla encima de mi chimenea y verla cada vez que me tomo mi copita de Blue Label al calorcito de las brasas.

𝗗𝗔𝗥𝗟𝗜𝗡𝗚 ¹ | 𝐊𝐨𝐥 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora