Dos semanas después...
Habían pasado dos semanas desde que los Salvatore y los Mikaelson junto a la brujita Bennet y Sage habían encontrado y rescatado a Avery. Y estando Jordan muerto, no había de que preocuparse.
El problema era Katherine, que había conseguido escapar y desde entonces tenían que estar alerta por si aparecía en el pueblo y volvía a hacerle algo peor a Avery.
Por otro lado, Klaus y sus híbridos seguían haciendo de las suyas, nada nuevo. Elijah volvió a marcharse a saber dónde esta vez.
Finn y Sage también volvieron a marcharse, aunque seguían en contacto con la Salvatore por si volvía a necesitar ayuda, y Rebekah y Kol, al igual que Klaus fueron los únicos en quedarse en el pueblo.
Estos dos últimos, en las dos semanas que habían pasado, se habían vuelto a auto invitar y quedarse en la mansión Salvatore. Cosa que no le sorprendía a ninguno en absoluto.
Y ahora, Avery se encontraba de camino hacia una pasteleria a recoger unas cajas de pastelitos ya que Caroline le pidió que necesitaba ayuda con los preparativos de otro nuevo baile que se celebraría en el instituto, y ya que todo el mundo estaba ocupado haciendo sus respectivas tareas que la rubia le había mandado a hacer, la única que quedaba con tiempo libre era Avery.
La Salvatore llegó a la pastelería gracias a que Caroline le mando la ubicación, abrió la puerta y se adentró en el local acercándose al mostrador para esperar y así recoger los pedidos.
Y al haber pasado unos segundos después de que ella hubiese entrado, la campanita volvió a sonar indicando que alguien había entrado a la pastelería, esa persona se paró a su lado a velocidad vampírica. La chica le entregó las cajas con los pastelitos y Avery le dio las gracias amablemente antes de que la chica volviese a retirarse.
– Coge de fresa –dijo la persona que se encontraba a su lado.– Me encantan los de fresa –Avery sonrió.–
– ¿A un tipo como tú les gusta los pastelitos de fresa? –preguntó la rubia girando la cabeza hacia él.– Me sorprendes Klaus –el híbrido sonrió.– ¿te doy un consejo?
– Tu dirás.
– Si quieres seguir con vida, y si yo fuese tu no cogería ninguno –Klaus hizo un puchero modo actuado.–
– Oh vamos, ¿le vas a negar un pastelito a tu cuñado favorito?
– Si quieres que Caroline te arranque la mano... tu mismo –Klaus cargó con las tres cajas de arriba.–
– Caroline no me da ningún miedo –respondió el híbrido.– En cambio tu si deberías tenerlo, porque me encargaré de que estas cajas de aquí falten.
La puerta volvió a abrirse tras sonar la campanita nuevamente.
– Klaus Mikaelson, ni se te ocurra, ¿me has oído? –dijo Caroline mirando al híbrido, poniendo los brazos en jarra.–
Al oír su nombre por parte de la rubia, y escuchando su reprimenda sin rechistar y en silencio, asintió volviendo a dejar las cajas donde estaban antes e ir hacia donde Caroline. Avery apretó los labios mirando al híbrido para evitar reírse.
– ¡Eh Klaus! –llamó Avery.– Estás hecho todo un perrito faldero eh, y nunca mejor dicho –el híbrido le echo una mala mirada antes de salir detrás de la rubia siguiéndola.–
Patético.
Avery volvió a coger las cajas y al ver que la puerta había quedado abierta, salió del local y comenzó a caminar hacia el instituto para dejar los pedidos en una de las mesas que había en el gimnasio, según había dicho Caroline.
ESTÁS LEYENDO
𝗗𝗔𝗥𝗟𝗜𝗡𝗚 ¹ | 𝐊𝐨𝐥 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧
RomanceAvery Salvatore y Kol Mikaelson se conocieron y enamoraron en 1493, hasta que un incidente en 1494 por culpa de esta (según Kol), sus caminos se separaron. Años después de haberse separado, Kol estuvo más de 300 años encerrado en un ataúd, en cambio...