XVI

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No supo cuanto tiempo estuvo "dormida", porque partirle el cuello era como si la hubiesen matado. Solo que al ser un vampiro, a no ser que le clavasen una estaca llegasen a matarla de las muchas de las otras maneras que había de matar a un vampiro, no moriría.

Al caso, cuando Avery comenzó a despertarse, se encontraba algo aturdida, aparte de dolorida. Por lo que, tras haberse despertado, comenzó a girar el cuello en el sentido de las agujas del reloj despacio.

¿Quién le había atacado por detrás? ¿Quién había sido el que le había partido el cuello?

Terminó por despertarse y miró a ambos lado desorientada y confusa.

Se encontraba en una habitación abandonada.

Los pocos muebles que quedaban estaban cubiertos con sábanas blancas y había millones de telarañas.

Cristales rotos esparcidos por el suelo bajo el gran ventanal que había allí.

Las cortinas raídas...

Y al mover las manos, Avery se tensó.

– ¿Pero qué... ? –murmuró bajando la mirada hacia sus manos.–

Llevaba puesto unos grilletes anclados al suelo, y los pies estaban atados a la silla con cuerdas.

– ¡¿HOLA?! –Avery gritó, pero no había ningún atisbo de miedo en su voz.– Seas quien sea... ¡que sepas que esto es una broma de muy mal gusto!

Avery agitó las dichosos grilletes para ver si podia llegar a deshacerse de estos.

Spoiler: No.

Sabía que era imposible, pero siempre había que intentarlo.

– ¡¿HOLA?! –volvió a gritar Avery.– ¡Juro que en cuanto consiga liberarme te mataré!

– Me encantaría ver como lo intentas, linda

Avery se tensó dejando de mover los dichosos grilletes.

Esa voz...

No, no, no.

Avery no le temía a nada, pero a él...

Empezó a temerle él día que le contó lo que sabía de los vampiros y le pidió que le convirtiese.

Claramente ella se negó en rotundo.

Y ese día... ese día murió el chico que fue atento y dulce con ella.

– Jordan

El susodicho se colocó delante de la Salvatore, agachándose a su altura. La miraba con esa sonrisa siniestra que pensaba que no volvería a ver nunca más.

Que ingenua.

– Cuanto tiempo Avery –dijo Jordan.– Ni te imaginas cuanto te he echado de menos –colocó sus repugnantes manos sobre sus muslos.–

– ¿Enserio? Pues mira tu por donde yo no he pensado en ti en ningún momento

– Claro, porque siempre te ha importado más ese psicópata... ¿como se llamaba? –hizo como que pensaba.– ¿Kol?

– No pronuncies su nombre

Jordan volvió a sonreír, mostrando de nuevo esa repugnante y siniestra sonrisa, y agarró la cara de Avery con fuerza, acercando su cara a la de ella.

Avery soltó un quejido.

– Escuchame bien, maldita zorra –empezó diciendo.– Se que nunca llegue a importarte de verdad, pero yo te quería –dijo y Avery intentó girar el rostro para soltarse de su agarre.– Te quería, Avery, ¿Cual fue el mal que yo hice? —preguntó.— Para que me terminases de tratar como basura

𝗗𝗔𝗥𝗟𝗜𝗡𝗚 ¹ | 𝐊𝐨𝐥 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora