XVII

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— ¿Ahora me llamas por mi nombre, princesa? —preguntó su padre.— Si no hace menos de veinticuatro horas me habías dicho papá –volvió a hablar su padre mientras bajaba por las escaleras del lateral, seguido por Mikael.—

– Si, porque hace menos de veinticuatro horas no sabía que estabas vivo y eras un maldito psicópata –respondió Avery mirándole.–

Su padre soltó una leve risita negando con la cabeza.

– Ahora ya se porque le gustaste a mi hijo –ese fue Mikael, el siguiente en hablar.– Tienes una lengua muy afilada, niña

– Algo que tenemos él y yo en común –dijo Jordan.–

Avery soltó una carcajada antes de mirar a su ex, dirigiéndose a él.

– No te pareces a Kol ni en el blanco de los ojos –le respondió Avery.– Él es mil veces mejor que tú

Jordan se acercó a ella a velocidad vampírica para agarrarla del cuello y pegando su cara a la de ella, Avery mostró una sonrisa arrogante.

– ¿He herido tus sentimientos Jordan? –preguntó Avery haciendo pucheros modo burla.– Porque mira tu por dónde me da exactamente igual.

– Los dos, basta ya –objetó Esther.– Jordan suéltala, la necesitamos viva.

Para sorpresa de Avery, Jordan le soltó la cara de mala gana, y la Salvatore no dejó de mirarle con una sonrisa mientras levantaba las cejas modo orgullosa.

– Borra esa sonrisa, ¿quieres? –fue el turno de Katherine.–

– ¿O qué? ¿Vas a volver a sumergirme la cabeza en verbena? ¿Torturarme? —preguntó Avery.— Adelante, zorra psicópata

– Espera –las cortó Esther.– ¿Verbena?

– Me parece que no vas a poder hacer lo que tenías pensado hacer hasta que no pasen veinticuatro horas para obligarla –continuó Mikael.–

– Entonces esperaremos –dijo Esther.– Y para eliminar la verbena que haya ingerido más rápido, habrá que desangrarla

– Mi especialidad –habló Jordan.–

– Bien, entonces tu te encargarás de desangrarla –volvió a hablar Esther.–

– Pero antes –fue el turno de Riccardo para hablar.– Dejadme a solas con ella un segundo —Esther asintió mirándole.—

– Empecemos cuanto antes –fue lo último que dijo la bruja original.–

De vuelta en Mystic Falls, Kol seguía en busca de la Salvatore. No pararía hasta dar con ella y saber que se encontraba bien. Porque si realmente le había pasado algo sin que él se hubiese dado cuenta... no se lo perdonaría nunca.

– ¡AVERY! –grito el original en medio del bosque.– ¡AVERY!

Kol volvió a agarrar su teléfono móvil y volver a marcar su número.

Sabía que sería en vano, pero no se rendiría. No pararía de buscarla hasta encontrarla.

Un toque... dos... tres... cuatro...

Y...

Nada

Kol cayó de rodillas al suelo, con él corazón en un puño y agachando la cabeza mirando al suelo dejando que las lágrimas se adueñasen de él y comenzasen a deslizarse por sus mejillas.

– ¿Donde estás Avery? –murmuró.– Se que tu sola no te habrías marchado de aquí sin decir nada... te conozco –dijo para si mismo.–

– ¿Kol? –era su hermana, se aproximaba y esperaba que estuviese sola.–

𝗗𝗔𝗥𝗟𝗜𝗡𝗚 ¹ | 𝐊𝐨𝐥 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora