Elisey dijo que dormí todo el trayecto, y según él, su excusa para no haberme despertado fue: "Te veías tan tierna, que no tuve corazón para romper el sueño de mi Luna", siempre tan encantador el alemán. Niego risueña al solo recordarlo, aún estamos en el autobus en camino a la terminal de Asunción, con mucho éxito logramos pisar tierra Paraguaya sin ningun inconveniente en el trayecto.
Aunque eso si, cuando pasamos el límite de Argentina hacia Paraguay, sentí como mis Nymir Flama y Marea no tuvieran fuerza espiritual una vez volviendo al país. Le pregunté a Elisey sobre eso, y solo me contestó: "Seguramente es por la falta de criaturas sobrenaturales." De alguna forma le daba razón, nuestras criaturas siempre fueron mitológicas o costumbristas pero jamás llegando a nivel de hadas, hombres lobos y demás, por lo que, decidí no darme mucha importancia hacia ese tema.
Horas después, tras bajar del bus con nuestros pocos equipajes, subimos a un uber con aire y decidimos ir al departamento de Elisey. Se sentía bien volver a tener internet, sentir que las notificaciones fluyeran con una nostálgica sensación abrumadora de recibir quinientas de ellas. La editorial para la que escribía y solía ser ilustradora me había contactado para decir que el libro iba de acuerdo al plan, alguien que volvían a solicitar las ilustraciones para otro tomo.
Aquello sin lugar a dudas me alegró bastante, seguiría teniendo mi ingreso económico sin mantenerme del bolsillo de Elisey. Aliviada por esa parte, mi mente se empezaba a centrar en otro.
—Recuerda no sobrecalentar tanto tu mente, siento el cuello duro de tanto estrés que percibo en ti —escucho decir a Elisey detrás mío.
El escalofrío que mi cuerpo recibe de inmediato tras sentir sus labios en mi hombro desnudo, es tal que casi me atraganto con mi saliva. Percibo como aparta mi cabello de mi cuello y empieza a dejar besos suaves en la piel, logrando que cierre mis ojos con sumo deleite placentero de esa caricia mimosa.
—Perdón...
«¡Deberíamos besarlo! ¡Bésalo! Nos tiene en la palma de su mano»aulla Astra loquisima por lo sentido.
—No tienes porque pedir perdón —susurra al oído izquierdo, siento su mentón recostarse en mi hombro desnudo— Puedes confiar en mi para lo que te angustie, mi Luna.
Otro escalofrío completo recorrió mi cuerpo. Tal vez si estoy completamente enamorada de él, o me gusta mucho en tan solo meses.
«¡Es normal que el enamoramiento sea más pronto con hombres lobo, querida! No te preocupes por que vaya todo muy pronto»dice Astra con cierta picardía.
El calor nervioso sube por mi cuello hasta las mejillas.
«¡No ayudas para nada a que me calme Astra!»le replico nerviosa.
—Bien, te confieso que... Me está carcomiendo la cabeza pensando en: ¿Qué le voy a decir a mi familia cuando me pregunten porque me voy de nuevo contigo? Jamás me alejé tanto tiempo de ellos, Elisey —le digo agobiada— No les puedo decir en lo que he convertido en unos pocos meses, ¡Me creerán mas loca de lo que soy!, Y no sé... No sé como voy a soportar sus miradas. Los abandoné cuando papá murió, ahora volveré a hacerlo pero...
«Pero esta vez será por ti misma. No por que necesites huir, será porque tu necesitas vivir la vida para la que fuiste destinada»afirmó Astra con sinceridad y verdad justa.
—Mmm, ya veo lo que esta ocurriendo —dice Elisey, mientras me abraza suavemente por la cintura y me apega más hacia él— Te carcome la mentira que dijimos al principio.
—No es opción decirles la verdad acerca de los hechos sobrenaturales; pero tampoco quiero que la mentira tenga patas cortas. ¿Cómo les decimos la verdad sin mentir? Esa es mi pregunta realmente —le digo mientras dejo mi peso caer ante el abrazo de mi Alfa, respirando lentamente y tratando de liberar los hombros.
—No debes temer, mi Luna. Tengo la solución para ese problema.
Levanto la mirada con cuidado hacia él, era claro que máximo Elisey medía una cabeza y media después de mi estatura baja. Midiendo mis benditos ciento sesenta y cinco centímetros.
—¿Cuál?
—Le diremos tres cosas: Soy dueño de una buena empresa estable, residencia en Alemania y que eres mi novia. —dijo Elisey, tan claro como el agua, tras una sonrisa que reflejaba victoria.
—Pero... —frunzo el ceño al escuchar lo último— No me has pedido ser tu novia, de la forma clásica, Elisey.
El rubio alemán de ojos celestes me mira sorprendido, y abre la boca, pero la cierra como si no tuviera forma de contradecirlo aunque quisiera.
—Tienes mi marca, te adoro y te confieso mi amor a diario. Para mí, eso te convierte en mi Luna, en mi novia y en mi todo —dice Elisey sincero pero con el ceño fruncido y confundido.
—Pero en el mundo humano, no lo has hecho como corresponde. Aunque tengas todo el derecho y justa razón de decirlo así, te acepté como mi Alfa y pareja en Alemania; pero acá, te hace falta aún hacer como corresponde. —río divertida ante su expresión de ingenuidad— Recuerda que escribo historias románticas Elisey, me gustaría que al menos en eso me dieras ese gustito.

ESTÁS LEYENDO
Luna de Amor
Hombres Lobo𝐷𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑢 𝑙𝑖𝑛𝑎𝑗𝑒, 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑢 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜 Bruna Dávalos, una joven paraguaya de 27 años, lleva una vida dividida entre su trabajo como mesera y su pasión por escribir historias de hombres lobo. Mientras sueña con algo...