diecisiete

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La plataforma donde Ace estaba prisionero se alzaba como una isla en el mar de destrucción. Los puentes que llevaban a ella se agrietaban y tambaleaban, amenazando con colapsar en cualquier momento. Luffy y Aroa avanzaban a toda velocidad, sus cuerpos tensos con la adrenalina de la batalla.

—¡Aquí no eres mi nieto, eres un pirata buscado por la Marina, Sombrero de Paja Luffy!—gritó Garp, su voz resonando con autoridad mientras cerraba los puños con molestia. El ambiente se sentía tenso, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad.—Porque tanto tú como tu hermano eligieron este camino.

—¡Muévete, abuelo! ¡No pelearé contigo!—Luffy respondió, su voz llena de determinación.

Aroa observaba la escena con una mezcla de preocupación y urgencia. Había enfrentado a Garp varias veces en el pasado y había logrado escapar exitosamente en cada una de ellas, pero la situación ahora era diferente. La relación de Luffy y Garp complicaba las cosas de una manera que ni su habilidad ni su experiencia podían resolver fácilmente.

El puente comenzó a agrietarse aún más bajo el peso de Garp, volviéndose inestable. Aroa sabía que no había tiempo que perder. Hizo contacto visual con Ace, quien hacía resonar las cadenas que lo mantenían prisionero, negando desesperadamente con la cabeza.

"Aleja a Luffy del viejo." Eso había entendido Aroa. Frunció el ceño, consciente de lo difícil que sería. Luffy era obstinado, y Garp era un coloso en combate. Sin embargo, no desobedecería. "Lo intentaré," gesticuló con los labios para que Ace entendiera.

Se igualó a Luffy en la carrera, quien solo gritaba respondiéndole a su abuelo. Aroa miró nuevamente al frente y, para su sorpresa, esta vez hizo contacto visual con Garp.

Reconocía esa mirada; la misma que le había dado Mihawk hace unos minutos. No se veía molesto con Luffy, más bien consigo mismo. Eso solo significaría una cosa.

Garp no atacaría de forma directa.

Y también entendió por qué la estaba mirando a ella: detrás de Garp no estaba solo Ace, también estaba Sengoku. Esa expresión solo le pedía algo; le estaba encargando a Luffy.

¿Por qué todos confiaban en ella para cuidar de los demás? Es algo que se preguntaría después. Asintió con la cabeza sutilmente cuando ambos elevaron el puño, y Luffy, haciendo uso de su Segunda Marcha, tomó la ventaja y golpeó directamente a Garp en la mandíbula, provocando una veloz caída desde esa altura al suelo.

—¡Viejo!—se escuchó el grito de Ace.

El impacto del golpe no solo perjudicó a Garp, sino también a ellos mismos porque la fuerza había provocado el quiebre total del puente.

—¡Aroa!—gritó Luffy cuando cayó al pisar mal uno de los trozos del puente. La bruja reaccionó rápido y lo tomó del cuello de su camiseta, dejándolo sobre uno de los trozos que caían para que pudiera seguir impulsándose.—¡Gracias de nuevo!

Le guiñó un ojo al más joven mientras seguían saltando directamente hacia el patíbulo. Tres saltos más y estarían arriba.

Dos saltos.

Un salto.

Estaban frente a Ace, quien los miraba consternado de que realmente habían llegado hasta ahí.

—¡Lo logramos, lo logré! ¡Te lo dije Ace!—sonrió en grande el menor. Aroa soltó un suspiro, finalmente estaban ahí. Miró la preocupación en el rostro del mayor de los hermanos.

—Hola, mejor amigo de Impel Down, tanto tiempo.—se burló la mujer.

—¡Luffy! ¡Aroa!—esa preocupación en su rostro pasó a ser una sonrisa esperanzadora. Ellos realmente estaban frente a él.—¡Siempre tan...!

witch | portgas d. aceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora