cuatro

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—¿Y tienes algún otro familiar aparte de Luffy y Sabo? —preguntó casualmente Aroa, pero se arrepintió de inmediato al sentir cómo Ace se tensaba a su lado. —Lo siento, tema sensible.

Ace sonrió con molestia y suspiró con pesadez.

—Es un tema complicado. —respondió, encogiéndose de hombros. —Gracias a mi linaje, terminé aquí.

—¿Tu linaje? —se confundió la chica. Había creído que la culpa había sido de Teach. Ace asintió con la cabeza, sin ánimos de profundizar en ese tema centrado en él.

—¿Y tu familia? —preguntó él esta vez.

Aroa lo miró y esbozó una ligera sonrisa.

—No conozco a mis verdaderos padres. Me abandonaron cuando tenía solo meses, o eso me dijeron las ancianas que me cuidaron. —habló sin resentimiento, sintiendo la mirada de Ace sobre ella. —Luego tuve una adopción bastante inusual y en contra de mi voluntad.

—¡Yo también tuve una adopción inusual!

Ambos rieron ante la extraña coincidencia.

—Y terminé siendo criada por dos piratas que tenían poco sentido de la paternidad.

—Así que fuiste una pirata desde niña, vaya desastre. —se burló Ace, con una sonrisa.

—Mi padre es un pirata retirado, así que no sé si eso cuente. —se encogió de hombros. —De todas formas, él fue quien me entrenó.

—Entonces por eso eres fuerte.

—Supongo, pero fue una experiencia horrible. —Aroa exageró su cara de sufrimiento.

—Piensa que ese entrenamiento dio buenos resultados. —trató de animarla Ace.

—Sí, pero fue a base de mucho sufrimiento. —dramatizó la pelinegra, provocando que Ace se riera a carcajadas. —No te rías, no sabes lo que se siente.

El chico la miró con una sonrisa amable.

—Mi abuelo es el Héroe de la Marina, Monkey D. Garp. —confesó con nostalgia en su voz.

—¡¿El vicealmirante?!

—Ese es el que te digo.

Aroa inclinó la cabeza en señal de respeto hacia Ace, mostrando una expresión seria.

—Mis respetos hacia ti, Puño de Fuego. —luego, soltó una risa. —No sabes cuántas veces he tenido que escapar de él mientras me lanza balas de cañón con sus propias manos. ¡Sí, con sus manos!

—Al menos tú no conoces sus Puños de Amor. —hizo una mueca, recordando cada uno de los golpes que recibió de parte del temible marine.

—Y no quiero conocerlos, gracias. —ambos rieron en sintonía.

Durante los siguientes días, siguieron hablando casualmente olvidando la circunstancia en la que estaban. Ahora eran mucho más unidos como si fueran amigos de toda la vida.

Y uno de esos momentos se vio interrumpido cuando estaban escoltando a alguien a quien conocían a su celda.

—¿Jinbe?—Murmuró Ace mientras miraba al gyojin siendo esposado dentro de la misma celda, con grilletes y cadenas en los tobillos.

El hombre tiburón alzó la vista sorprendido de ver a Puño de Fuego ahí, la razón por la que se encontraba en este lugar.

—Ace.—Habló con una sonrisa, ignorando a los guardias que se retiraban de la celda. Dirigió su mirada a la chica que estaba acostada en el suelo y apoyada en las piernas del pirata.—¿Es mi idea o estoy viendo a Aroa?

witch | portgas d. aceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora