witch | portgas d. ace

cuarenta y cuatro

[😧 así quedé después de escribir este capitulo]

comenten😤

La noche avanzaba, pero el sueño no llegaba a Aroa. Yacía en la cama, con la mirada fija en el techo y el peso de las palabras de Ace enredándose en su mente como un torbellino que no podía silenciar. Su respiración era pausada, pero cada vez que cerraba los ojos, la voz de Ace regresaba:

"No sólo eres la mujer de mi vida. Eres mi compañera, mi amiga, mi todo. Pero si sigues actuando como una tonta descuidada y no cuidas de ti misma, podrías apagarte de verdad."

Aroa soltó un suspiro frustrado, girándose por milésima vez en la cama. El brazo de Ace, pesado y cálido, estaba firmemente enroscado alrededor de su cintura, como si temiera que se escapara incluso en sueños.

—¿Por qué tuvo que decirlo de esa forma? —murmuró para sí misma frustrada, cerrando los ojos con fuerza, como si pudiera bloquear el recuerdo.

Intentó acomodarse, pero el agarre de Ace la mantenía pegada a él. Su pecho subía y bajaba con una calma que ella no podía permitirse. No podía seguir en ese estado tan alerta, iría por un té. Cuando intentó moverse de nuevo para salir, él gruñó en sueños y murmuró con voz rasposa:

—¿A dónde vas?

Aroa vaciló, pero luego respondió rápidamente, con una mentira improvisada.—Al baño. Vuelvo enseguida.

Ace, sin abrir los ojos, asintió levemente y dejó un beso somnoliento en su hombro antes de acomodarse de nuevo, hundiendo el rostro en la parte de almohada de Aroa. El gesto hizo que Aroa se mordiera el labio para no soltar una risa.

—Eres imposible, Portgas —susurró con una leve sonrisa mientras deslizaba su cuerpo con cuidado fuera del agarre de Ace.

Tomó una sudadera de él, una que había dejado colgada en la silla junto a la cama. Al ponérsela, la tela cálida y el tenue aroma de Ace, mezcla de sal marina y madera quemada, la envolvieron. Con pasos ligeros, salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado.

Caminó por el pasillo hasta su habitación donde dormían Newt y Elon, abriendo la puerta con sigilo. La luz de los faros del exterior se colaba por las ventanas, iluminando los rostros tranquilos de ambos. Newt estaba enredado en las mantas, con su cabello rubio alborotado. Elon, por otro lado, dormía de lado, con la respiración regular y profunda de alguien completamente agotado.

Aroa se acercó primero a Newt, deslizándole un mechón de cabello de la frente. Con un susurro apenas audible, conjuró un hechizo de protección sobre él, asegurándose de que ningún mal pudiera perturbar su sueño.

Luego se dirigió a Elon, apoyando una mano en su frente como si comprobara su temperatura. Elon había tenido problemas para relajarse últimamente, lo tenía más que claro, y ahora con el supuesto portal de energía oscura era suficiente, y Aroa, preocupada, optó por murmura un hechizo de relajación para calmarlo aún más.

—Descansen, chicos —dijo en voz baja, mirando a ambos con una mezcla de afecto y cansancio antes de salir de la habitación.

Ya en la sala de estar, Aroa encendió la pequeña lámpara junto al sofá. El suave resplandor iluminó la habitación mientras ella se dirigía a la cocina. Necesitaba algo que la ayudara a calmar su mente, algo que siempre funcionaba: té negro.

Puso el agua a hervir, la cocina siendo brevemente iluminada por la lámpara de la sala de estar. Frente al fregadero había una ventana amplia que mostraba una parte de Vol'kai, se veía tranquilo con solo unas cuantas personas aún deambulando por la calles. Mientras esperaba que el agua hirviera, las palabras de Ace volvieron a asaltarla.