witch | portgas d. ace

cuarenta y seis

acto cinco.

Todavía estaban a unos cuantos metros de distancia para llegar a la casa. Esta estaba tranquila, iluminada tenuemente por las lámparas mágicas que titilaban con un brillo cálido que se veía a través de las ventanas. Aroa y Ace caminaban de la mano, mientras Newt dormía plácidamente sobre el hombro de Ace, su respiración suave y constante llenando el silencio. Elon arrastraba los pies a su lado asegurando que estaba demasiado cansado para flotar. Ace miró al menor con una sonrisa tierna, sus dedos rozando suavemente el cabello desordenado del niño antes de dirigir su mirada hacia la bruja, quien mantenía un semblante sereno pero cansado tras el largo día.

Ace, siempre buscando la manera de molestarla, inclinó un poco la cabeza hacia ella con una sonrisa maliciosa.—Ya puedes admitirlo, ¿no? Te gané —dijo en voz baja, cuidando no despertar a Newt.

Aroa le lanzó una mirada molesta, sus ojos amarillos resplandeciendo con una mezcla de fastidio y desafío.—¡Hiciste trampa! —respondió con firmeza, aunque en voz baja, tensando ligeramente la mano que sostenía la de él.

Portgas se encogió de hombros, su sonrisa ampliándose mientras disfrutaba de la reacción molesta de Aroa. Se acercó besándola en la mejilla. Ace enfatizó las palabras con un tono burlón y una sonrisa que rozaba lo infantil, disfrutando del evidente fastidio en el rostro de la mujer.—¿Trampa? No recuerdo que besar a mi mujer esté fuera de las reglas.

—¡Eso no es lo que dije! —Aroa chasqueó la lengua, soltándose de su mano para cruzar los brazos—. Dije que hiciste trampa en ese contexto. Me distrajiste a propósito.

Ace, divertido, inclinó la cabeza hacia un lado con una expresión de falsa inocencia.—Ah, entonces admites que te distraigo. Siempre lo supe.

El gruñido frustrado que escapó de Aroa hizo que Ace y Elon soltaran una carcajada. Newt se removió en su hombro, murmurando algo ininteligible antes de acomodarse de nuevo. Aroa bufó soltando la mano de él y avanzó hacia la puerta, aunque una pequeña sonrisa, apenas visible, se dibujó en sus labios.

Al entrar en la casa, la noche ya había caído completamente, y el agotamiento de la jornada los invadía a todos. El evento de la prueba había sido solo el inicio; las horas siguientes estuvieron llenas de papeleo, acuerdos de confidencialidad y actividades para los participantes y presentaciones. Incluso Elon, con su competitividad y desinterés habitual, se había unido con entusiasmo, derrotando sin piedad a niños mucho más jóvenes en juegos y desafíos.

Ace llevó a Newt a la habitación de él, con decoraciones sencillas pero acogedoras. Reclinó al niño en la cama con cuidado, acomodándole la manta sobre los hombros y asegurándose de que estuviera cómodo antes de salir. Para entonces, Aroa ya había desaparecido en su habitación.

Cuando terminó con Newt y con Elon, quien se había lanzado a su cama sin siquiera preocuparse por cubrirse con las sabanas, fue directo al baño para quitarse el cansancio del día. El agua caliente relajó sus músculos, pero su mente seguía repasando los eventos, especialmente el inesperado enfrentamiento con Aroa. Había algo en verla vestida como guardiana, enfrentándolo con esa mezcla de confianza y determinación, que lo había llenado de una emoción electrizante.

Tras una ducha rápida, se dirigió a la habitación que había proclamado como suya desde que llegaron; la habitación de la bruja. Al entrar, encontró a Aroa vistiéndose, con el cabello aún húmedo cayendo en ondas brillantes sobre su espalda. Llevaba una camiseta amplia y cómoda que dejaba al descubierto una pequeña franja de piel en su cintura, y estaba ajustándose las mangas cuando notó la presencia de Ace.