witch | portgas d. ace

siete

Luffy fue el primero en caer.

—¿Aún sigues en pie? ¿Acaso quieres terminar igual que esta rata con ese castigo? Es imposible neutralizar la cantidad de veneno que ha absorbido.—Aroa se tronó los dedos con determinación. Luffy había sido devorado por Hydra, quedando agonizante sobre el suelo. Claro, él no podía abandonar su misión por rescatar a su hermano solo por ser débil, así que lo dio todo a pesar de ya haber perdido la sensibilidad y el movimiento de sus manos. Aroa no podía intervenir, si Luffy quería seguir avanzando por el mar y llegar al Nuevo Mundo debía comenzar a entender que aún le faltaba ser mucho más fuerte, pero a pesar de eso no lo dejaría morir de ninguna manera.

—Ahora con Luffy fuera puedo dejar de contenerme.—Una leve bruma comenzó a inundar el lugar, algo que alertó a Magellan lo suficiente para envolverse en veneno nuevamente. Aroa se llevó el pulgar a la boca y se mordió fuerte para botar sangre al suelo, lo suficiente para activar su propia naturaleza. Ella era una maléfice después de todo. Sus ojos cambiaron de color su usual miel a un intenso jade brillante y antinatural, sus brazos se cubrieron de patrones simétricos negros hasta las puntas de sus dedos.

—¡Ace!

El grito agonizante de Luffy fue suficiente para que Magellan se distrajera y Aroa aprovechara de acercarse con velocidad y tocar su cara descubierta de veneno. Extrayendo la malia de él con rapidez desorientándolo y mandándolo al suelo ante la pérdida inminente de energía. Magellan intentó alejarla pero el zumbido en sus oídos y el desenfoque en su vista no le ayudaba en nada, la cantidad de veneno que producía no era suficiente para que la chica se alejara por sí misma.

—Vencerte aquí sería una invitación para morir. Tengo planes mejores para ti, Magellan.—Aroa espero hasta ver al hombre aun más desorientado y apunto de caer en la inconsciencia, para bajar su mano lentamente desde la cara, al cuello y luego al pecho, en donde tuvo que romper su traje para entrar en contacto directo con la piel.—Imperio.

Los tiritones dejaron el cuerpo de Magellan y su iris se volvió de un color jade. Estaba bajo su control, su voluntad no era tan fuerte.

—Vas a llevar a Luffy a la Torre del Nivel 5, dejarás un antídoto en la Torre a simple vista donde yo pueda encontrarlo. Y darás la orden de no tener vigilancia porque estamos agonizando y no sería necesario. ¿Entendido?—Se quito de sobre el sujeto. Quien se puso de pie automáticamente y tomó en sus brazos a Luffy comenzando a caminar como si nada. Aroa se escondió dentro de la misma capa que portaba Magellan mientras lo seguía controlando desde su espalda.

—¡Bien luchado, presidente Magellan!—Aroa se aferró a la espalda del hombre al notar que ya se habían topado con los guardias. Manteniendo el hechizo, lo obligó a hablar respondiendo con lo que ella creía que sería creíble.—¿Qué hacemos con Luffy?

—Morirá de todas formas, pero no quería tenerle ahí tirado. Lo estoy llevando al Nivel 5 para que agonice en soledad.

—¿Y Aroa, señor? ¿Logró escapar?

—Cayó a una de las ollas de agua hirviendo. Si encuentran su cadaver tírenlo a la fosa común.—Ordenó Aroa esperando que sean tan estúpidos para que se lo creyeran.—Después de dejarlo iré a cagar para que nadie me moleste.

—¡Si señor!

"Perfecto." Siguió pasando desapercibida hasta que llegaron al Nivel 5 por medio del ascensor de empleados, en donde dejaron a Luffy dentro de una celda completamente solo y con la puerta sin llave. Luego Aroa dejó ir a Magellan aún bajo su control para que no sospechara, él no recordaría nada una vez terminara el efecto.

No existía antídoto para la cantidad de veneno que tenía Luffy. Eso fue lo que alcanzó a entender entre los pensamientos de Magellan.

—Mierda, Luffy.—Le quitó el veneno que aún goteaba de él. Este piso estaba congelado, la temperatura había bajado drásticamente por lo que el veneno se había vuelto chicloso al estar congelándose.—Sería ideal tener la fruta de Ace en estos momentos.