El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, tiñendo el cielo con tonos naranjas y rosas. En el cuartel general del Cuerpo de Exterminio de Demonios, los cazadores se preparaban para otra noche de batalla contra las criaturas de la oscuridad. Entre ellos estaba Tanjiro Kamado, un joven cazador conocido por su optimismo y alegría contagiosa.
Tanjiro se encontraba afilando su espada Nichirin, preparándose para la misión de la noche. A pesar de su sonrisa habitual, su corazón latía con nerviosismo. Hoy, estaría acompañado por su superior, una pilar de alto rango a quien admiraba profundamente. No solo por su fuerza y destreza en la batalla, sino también porque en su interior albergaba un amor secreto por ti.
Al verte acercarte, su respiración se aceleró. Tus ojos, siempre tan serenos y llenos de determinación, lo miraron con una mezcla de profesionalismo y cariño que lo hacía sentir más seguro. "Tanjiro, ¿estás listo para la misión de esta noche?", preguntaste con voz firme.
"Sí, siempre estoy listo," respondió Tanjiro con una sonrisa amplia, tratando de ocultar su nerviosismo. Sabía que hoy sería un desafío, no solo por los demonios que enfrentarían, sino también por la constante lucha interna de sus sentimientos hacia ti.
La misión los llevó a una aldea infestada de demonios. La batalla fue feroz, pero con tu liderazgo y la valentía de Tanjiro, lograron vencer a las criaturas. Sin embargo, en medio del caos, un demonio logró herir a Tanjiro, cortando su brazo izquierdo. El dolor era intenso, pero lo que más le preocupaba era tu reacción.
"¡Tanjiro!" gritaste, corriendo hacia él. Tus manos, siempre tan firmes en la batalla, temblaban ligeramente al revisar su herida. "¿Estás bien?" preguntaste, tus ojos reflejando una mezcla de preocupación y algo más que no podías disimular.
"Estoy bien, no te preocupes," respondió Tanjiro con una sonrisa forzada, tratando de restarle importancia a su herida. Sin embargo, el dolor era evidente en sus ojos.
Tomaste su rostro con suavidad, obligándolo a mirarte. "No finjas que no duele, Tanjiro. Siempre has sido valiente, pero también necesitas cuidarte."
En ese momento, Tanjiro no pudo contener más sus sentimientos. "Lo siento, pero... no puedo evitar preocuparme por ti," confesó, sus mejillas sonrojándose.
Tus ojos se suavizaron, y en un gesto inesperado, acariciaste su mejilla. "Tanjiro, siempre has sido un excelente cazador y una persona increíble. Y... también me preocupo por ti más de lo que debería."
La confesión mutua creó un momento de conexión profunda entre ambos, en medio de la oscuridad de la noche. Aunque sabían que su camino sería difícil y peligroso, al menos ahora compartían un vínculo más fuerte, un amor secreto que les daba fuerza para seguir luchando juntos.
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