—¿Qué? —preocupado, muerde su dedo pulgar ansioso.
—Quizás tengas periodos de celo cada mes hasta que logre estabilizarse del todo. Es mejor que el dolor que causa el irregular, este será como el de un omega común que aún no sabe cómo controlarlo por cuenta propia, ¿entiendes lo que quiero decir?
—Sí. —asiente, abrumado. —E-Entonces, ¿solo debo exponerme a sus feromonas?
—Sí, no es necesario el contacto sexual, solo sus feromonas y ya está... el celo que puedas tener por uno o dos días cada mes, puedes pasarlo en la cabaña alejado del resto, lo importante es que te mantengas en contacto con...
—No puede ser. —negando una y otra vez lentamente.
—Sí, tiene que saberlo, de esa forma, si tu celo se descontrola un poco, él podrá impregnarte de feromonas. No es necesario que lo tengas en la misma habitación, solo debes esparcirlas para que te sientas mejor si pasa.
—Está... bien... —resignado, apoya su cabeza en la pared a su lado. —¿Él tiene que...?
—Sí, deben estar juntos el mayor tiempo posible... así sí, debe... vivir contigo...
—Bien... —con el rostro sombrío suspira.
—Lo siento por lo que haré, pero... ¿él está ahí? Necesito contarle esta parte del asunto? A no ser que tú quieras decirle...
—No, hazlo tú. —rápidamente se niega. —Un momento... —deja el teléfono sobre la mesa suavemente, sin siquiera voltear a ver al alfa detrás. —Tomé el teléfono, Luis está esperándolo.
—De... acuerdo... —sin dejar de ver al pelirrojo, ahora bastante deprimido, toma el teléfono. —Luis.
—Señor Vizcaíno, por favor, vaya a afuera y hablemos.
—Está bien. —asiente y se dirige a la puerta mirando por un momento a Alexander. —Dime...
—Escuche. Esto es lo que va a pasar de ahora en adelante, necesito de su completa disposición...
Durante largos 20 minutos, Lorenzo escucha a detalle la información dada por el joven que le advierte constantemente en aquellas partes importantes y que moral y éticamente generan conflictos en Alexander, cosa que el alfa ya se esperaba escuchar, pero que al ver el rostro decaído y desconectado del pelirrojo, todo atisbo de burla o gracia termina por desaparecer. Pese a ello, su evidente desagrado por tener que vivir en aquella cabaña, no evitan que vuelva a meter la pata como es costumbre.
—Ya hablé con su hijo o doctor, no sé lo que es. —deja el teléfono sobre la mesa y suspira. —Mañana a primera hora se irá a vivir conmigo a la mansión, es mejor que estar en esta casa de cartón y...
—No. —contundente y con suavidad responde el omega, sintiendo la cólera aumentar.
—¿Cómo dijo? —pregunta el alfa sonriendo por unos instantes.
—No voy a irme a vivir a su mansión, no lo necesito y desearía... —se levanta apretando los puños. —...desearía no necesitarlo a usted. —escupe sin más.
—Oiga, no pienso quedarme aquí...
—Y yo no pienso ir a su mansión. —niega sin más. —Quédese y ayúdeme a pasar este infierno, o sencillamente váyase y déjeme morir en paz de ser necesario, pero no voy a ir a su opulenta mansión que no ha servido, sino para volverlo la clase de hombre que es.
—¡¿Se puede saber por qué me odia tanto?! —grita enfurecido y harto.
—¡¿De verdad lo pregunta?! ¡Arruinó mi auto y causó un accidente por su maldita diversión! —se acerca lentamente, amenazante. —¡Se atrevió a llegar a mi iglesia, a mi casa a hacer lo que se le dio la gana y encima de eso ahora resulta que tengo que convivir con usted! —las lágrimas llenas de impotencia y frustración salen una tras otra. —¡¿Y todavía preguntas?!... ¿Crees de verdad que quiero estar a lado de un corsario negro como tú?, ¿crees de verdad, crees que iba a dejar que mafiosos como usted, acostumbrados a hacer lo que se les da la maldita gana, sigan tomando un refugio para tantos creyentes como su bodega personal? Usted es la única persona de todas las ciegas que existen, que cree que podría solo llegar y hacer lo que quisiera como lo hicieron sus antecesores, me da asco. —niega suavemente. —Trato o no, deuda o no, no me importa, los quiero fuera de este pueblo, de nuestras vidas... de mi vida... ¡porque personas como ustedes me quitaron a mi familia por su asquerosa avaricia y maldad! —tapa su boca sorprendido, entre suaves sollozos, alejándose lentamente, aturdido. —Lo siento.... yo... Lo siento. —sube rápidamente las escaleras hacia el segundo piso de la cabaña.
—Alexander, espera, ¡espera, Alexander! —deprisa, Lorenzo le sigue, recibiendo un portazo cerca del rostro.
En otras circunstancias habría gritado, insensible y arrogante a la persona que lo insultara de esta manera y estregara afirmaciones como esas que en su casa no aplican, pero que por cultura general les encasillan a todos los grupos de mafia organizada de dichas maneras, pero hoy no, no ahora, no ahora después de ver aquel par de ojos marrones, enrojecidos por las lágrimas, tan tristes y angustiados. "¿Su familia fue...?", piensa estremecido, sintiendo una punzada en su pecho, reconociendo que aquel sentimiento de perder a un ser tan querido y amado es algo que conoce y muy bien. "Papá, ¿qué debo hacer?", se cuestiona repentinamente, entristecido, apoyando su frente contra la puerta, escuchando aquellos suaves sollozos, sintiéndose rabioso. Un destello rojo y antinatural pasa por sus ojos lentamente.
—Iré afuera por un momento, no te molestaré más. —dice a voz alta, pero con suavidad, tanta, que se desconoce a sí mismo tratando tan dulcemente a alguien con las palabras aparte de su madre. Al llegar a la terraza de matera de la casa saca su teléfono rápidamente.
—¿Señor? —contesta Tiziano.
—Investiga sobre el sacerdote, todo.
—Lorenzo, dejalo en paz, él...
—Solo haz lo que te digo. —gruñe ligeramente. —Solo hazlo.
—Sí, señor.
ESTÁS LEYENDO
Vizcaíno © (Omegaverse, romance, erotismo y mafia). #PGP2024
RomanceSinopsis En la majestuosa ciudad de Roma, el grupo de la mafia llamado Los corsarios negros, dominan el territorio con mano de hierro en su totalidad, convirtiéndose en la organización más peligrosa y silenciosa del continente europeo. El Alfa domin...