—Pobre de los hijos que vayas a tener. —el de ojos ambarinos niega con la cabeza, arrugando el rostro.
—Lorenzo, no estoy para jugar maricadas. —suspira. —Ya mucho estrés tengo con los Corsarios rojos de Vizcaya, como para estar lidiando con las pataletas de las prostitutas y gigolós que pides por catálogo, ponte serio. —se sienta, exhausto en el sofá de la oficina, olvidando que posiblemente tenga los fluidos del cachorro negro al que está regañando. —El bastardo no tiene decencia, anda paseando por el centro como si nada y sabe que no es su territorio.
—¿Crees que ya se siente muy grande para cobrar venganza de algo que pasó hace más de 500 años? —pregunta con burla.
—No te lo tomes a la ligera, pueden ser un grano en el culo, pero la lealtad que tienen a sus antepasados es mejor que la tuya, casanova. —se levanta y acaricia su cabello, para luego respirar hondamente. —Ahora, párate y abre las ventanas para que este lugar se ventile.
—Ya es muy tarde para pedírselo. —dice arrugando el rostro, Tiziano Amato Bellini, alfa y líder de los guardaespaldas del primer escuadrón de Los Corsarios negros. —Tus feromonas apestan a mierda de perro. —toma un rociador el cual contiene un líquido que logra alejar el aroma de cualquier tipo de feromona en el aire.
—Dramático, que seas alfa no significa que huela tan mal.
—No, pero es como estar en el lado de una acera y en la otra una plasta de gallina, eso huele un poco aunque esté cruzando la calle. —dice con seriedad y rostro de obviedad, lo que causa carcajadas silenciosas en Dante. Lo mira por unos instantes para luego volver a ver a su jefe. —Tengo nuevas noticias.
—¿Son buenas?
—No y cállate. —se acerca y deja sobre la mesa un Lauburu o cruz vasca teñida de rojo profundo. —La dejaron en la entrada de la tercera sucursal que tenemos en el centro. Un empleado la encontró colgada de uno de los cristales a un costado mientras salía. —Yo no me creía ese cuento de hace 500 años, pero ellos sí se lo están tomando en serio.
—Parece que ninguno de los dos se toma la historia en serio. —señala Dante, mirándolos de forma acusatoria. —Tu padre, que en paz descanse, nos advirtió al respecto, incluso si reíamos después y nos rellenábamos de dulces, nos lo recordaba siempre. —suspira y niega con su cabeza. —Como sea, tenemos que ir a buscar el baúl negro a Collerossa y ahora no me vengas con...
—Está bien. —responde, pensativo, el joven Vizcaíno. —Podemos partir mañana mismo, si eso quieres. —alza sus hombros.
Dante y Tiziano se miran el uno al otro, sorprendidos. Normalmente, el muchacho es terco y descuidado, estando en su posición, y a pesar de hacer un buen trabajo, en ocasiones sencillamente se toma a la ligera a los más peligrosos de todos, llegando a estar en peligro de muerte incontables veces.
—Dime por favor que no te encaprichaste con la hija o el hijo de alguien. —exige el de ojos grisáceos. —No voy a andar lidiando con tus conquistas.
—No, lo prometo. —alza sus manos. —Soy hijo de Los corsarios negros y ningún bastardo me va a dañar el día por sus estúpidas pataletas. —suspira. —Además, no podré coger en paz sabiendo que pueden entrar y matarme mientras me follo a alguien o ese alguien me hace una mama...
—Cállate, no quiero oírte más. —chigua, fastidiado y saliendo de la oficina sin mirar a Tiziano, que se atraganta ligeramente nervioso, mientras el de cabellos negros se ríe a carcajadas.
—Prepárense, pasado mañana iremos al pueblo. —señala Tiziano, antes de salir apresurado de la oficina tras Dante.
¿Quiénes son los niños berrinchudos de los que tanto hablaban? Nada más y nada menos que los corsarios rojos de Vizcaya. Un grupo organizado de la mafia española-italiana que se creía extinta, no solo por su antigüedad y la baja de sus miembros al pasar los años y siglos, sino por la traición cometida que los llevó a la ruina eterna.
La organización criminal de Los corsarios rojos de Vizcaya fue fundada en el siglo XV por descendientes de piratas y corsarios vascos que habían huido a Italia, donde adoptaron y adaptaron las estructuras criminales originarias de Italia. Estos, después de haber sido exiliados por los crímenes cometidos, regresaron a Italia a mediados del siglo XX, trayendo consigo una amalgama de prácticas en cuanto a técnicas de asesinatos, venta de productos ilegales y la impresión de dinero, cosa que a la Cosa Nostra le gustó en demasía en la década de 1920, pero al saber quiénes eran los corsarios rojos de Vizcaya decidieron darles la espalda por respeto a los corsarios negros. Pese a su mala racha, una que han venido arrastrando hasta el día de hoy, sus operaciones en la costa marítima de Cantábrico, al norte de España, y su par de activos en Italia por herencia, una que las pequeñas organizaciones criminales reconocen, no deberían tener en sus manos debido a lo sucias que están por ser traidores, sobreviven siendo despreciados por algunos y venerados por otros.
Y como las leyes existen, a pesar de que pueden evadirlas la mayoría de las veces, existen y evolucionan, lo que obligó a muchas organizaciones criminales aún vivas a crear empresas legales y, en toda regla, solo para cubrir las actividades que realmente llevan a cabo, como son el tráfico de armas, la venta de cocaína azul, una popular entre los ricos y que al mismo tiempo es considerada una adquisición menor, pero es mejor que nada, es mejor que solo ser los corsarios rojos de Vizcaya sin dinero o un poco de poder. Su empresa se llama Rosso Mare S.R.L, una fachada evidente entre quienes conocen la historia de estos grupos tan antiguos. Es una empresa de importación y exportación con sede en Roma, Italia, y sucursales operativas en el puerto de Bilbao, Vizcaya y sede principal en la misma. Especializada en el comercio marítimo, la empresa facilita la importación de productos del mar, uno de los más populares, las ostras rosadas con un sabor exquisito para quienes disfrutan de la buena comida de mar. La exportación de maquinaria industrial, utilizando una red de conexiones internacionales para operaciones eficientes y rentables. Pese a ello, son pocos en lo que les concierne, el poder que tenían antes de aquel fatídico día hace 500 años era el cuádruple.
—Bastardo. —masculla al aire al recordar el rostro de, Alessandro Nero Scarlatti, líder de los corsarios rojos de Vizcaya. —Eres peor que una loca obsesiva. —musita. —No tienes vergüenza, ni siquiera para aceptar que tu herencia es una vergüenza. —suspira y se levanta, estirando su cuerpo.
—¡Lorenzo! —una voz dulce maternal grita a lo lejos, acercándose a su puerto, porque alarmado corre y cierra a sus espaldas. —Hijo.
ESTÁS LEYENDO
Vizcaíno © (Omegaverse, romance, erotismo y mafia). #PGP2024
Roman d'amourSinopsis En la majestuosa ciudad de Roma, el grupo de la mafia llamado Los corsarios negros, dominan el territorio con mano de hierro en su totalidad, convirtiéndose en la organización más peligrosa y silenciosa del continente europeo. El Alfa domin...