Mientras los dos amantes prohibidos se dejan desear uno al otro con fervor, en la gran Roma, en unos de los callejones más silenciosos y tranquilos del centro, Dante camina rápidamente para llegar a su apartamento y evitar a Tiziano, cosa que ha estado haciéndose desde hace ya dos meses y aproximadamente una semana. "Ahora, ¿dónde está la maldita llave?", se cuestiona, dejando salir un suave gruñido, rebuscando en su mochila.
—¿Buscas esto? —estira la mano al costado del rostro de Dante.
—Dios. —respinga. Niega con la cabeza y se voltea rápidamente, estando frente a frente con Tiziano. —¿Por qué tienes mis llaves?
—Sigue mirando desde abajo, eres dos centímetros más bajo que yo.
—Responde a mi pregunta, no estoy bromeando contigo. —toma las llaves con brusquedad. —¿Sabes qué? No importa, solo vete. —voltea rápidamente y con agilidad abre la puerta.
—¡Espera! —grita el de ojos verdes, metiendo su mano en el marco de la puerta y causando lo inevitable. —¡Ah! —grita adolorido, cayendo al suelo y abrazando su mano.
—¡¿Cómo se te ocurre meter la mano ahí?! —alarmado sale y se agacha, tomando la mano herida del morocho. —Está rojo, se va a inflamar más. —toca suavemente aquellas manos.
—Lo siento... —suelta un suave quejido. —Solo quiero hablar contigo.
—Por Dios, entra, hay que untar algo de pomada para que no empeore. —suspira ligeramente frustrado y con cuidado ayuda a levantar al alfa. —Entra. —sostiene la puerta con la mano libre.
Es ciertamente un pequeño apartamento, pese a ello acogedor y que se ilumina suavemente con la cálida luz de una lámpara de mesa. "En serio tomó la mesa y la trajo", piensa Tiziano sonriendo levemente. Las paredes de color rosa colar cremoso se combinan con la luz de la pequeña lámpara llena de pequeñas rosas blancas. Una estantería de madera oscura, repleta de libros y pequeños recuerdos de viajes. "Turquía, España, Malasia...", recuerda aquellos viajes en los que siempre tomaban asientos juntos, para dejar que el joven Dante durmiese en su hombro. Sin decir palabra alguna, el beta de ojos grises prepara rápidamente una taza de té negro humeante y la deja descansar sobre una mesa baja, desprendiendo un aroma relajante que se mezcla con el olor a madera y a velas de vainilla encendidas.
—Tómalo, buscaré la pomada y cuando termine de tratarte te vas de mi casa. —dice lanzándole una mirada insensible.
—Está bien. —musita cabizbajo. "Tengo que hacer algo", piensa desesperado.
—Aquí está. —muestra el pequeño tarro de gel azul. —Dame la mano.
Mientras coloca la crema con sumo cuidado, a través de una ventana con cortinas de lino se vislumbra la ciudad iluminada y el distante murmullo del tráfico nocturno, causando que el silencio sea menos incómodo. Por primera vez, observa detenidamente aquellas pestañas largas y aquel varonil pecho, que en varios ocasiones lo acurrucaron cuando dormían juntos y se encontraba enfermo. Se atraganta y se estremece al sentir su rostro caliente y seguramente sonrojado debido a la vergüenza. Si bien no es la primera vez que fantasea con el beta, es la primera vez que fantasea siendo domado por este, ¿el un alfa que siempre ha tomado el control? Imposible.
—Bonita casa. —dice ligeramente nervioso.
—Gracias. —sin apartar la mirada de los nudillos del alfa, sigue aplicando el tratamiento.
—Dante...
—Solo cierra la boca por un momento.
Entristecido, asiente y se resigna a seguir observando el apartamento. En el suelo se encuentra una alfombra mullida en tonos tierra que agrega calidez al ambiente, complementada por una manta de lana doblada cuidadosamente sobre el respaldo de un sillón de cuero marrón al que aún no le ha quitado la etiqueta, "Seguramente lo olvidó", piensa y sonríe levemente. La cocina, aunque pequeña, está ordenada y bien equipada, con utensilios organizados y un cuenco de frutas frescas en el centro de la mesa, mientras la luz del refrigerador se refleja en el suelo de baldosas. Y por lo que logra ver, en el dormitorio, una cama con sábanas blancas y una colcha gruesa, con una mesita de noche que sostiene un libro a medio leer y un reloj despertador antiguo que emite un tic-tac regular.
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Vizcaíno © (Omegaverse, romance, erotismo y mafia). #PGP2024
RomanceSinopsis En la majestuosa ciudad de Roma, el grupo de la mafia llamado Los corsarios negros, dominan el territorio con mano de hierro en su totalidad, convirtiéndose en la organización más peligrosa y silenciosa del continente europeo. El Alfa domin...