Hay quienes se rebelan contra la luz;
no conocen sus caminos ni se quedan en sus senderos.
De día, el asesino se levanta para matar al pobre y al necesitado,
y de noche es ladrón. Los ojos del adúltero vigilan el anochecer;
'No me verá nadie', piensa, y se cubre la cara.
En la oscuridad minan las casas;
de día se encierran, temerosos de la luz.
Para todos ellos, aun la mañana es sombra oscura...
porque ellos reconocen los terrores de la sombra oscura.
—Job - 24, versículos del 13 al 17
El aroma a café recién molido perfuma toda la casa con suavidad, causando que el alfa dormido en el sofá se despierte poco a poco. Debido a la pequeña discusión del día anterior, el pelirrojo, sin decir una palabra, se encerró a dormir en su habitación, irritado y ciertamente preocupado por la situación. ¿Lo estaban vigilando? Y más importante, ¿quién y desde cuándo? Ciertamente, estar involucrado con un mafioso, y no cualquiera, sino un corsario negro, no es cosa para vivir tranquilo. Pese a ello, los peligros que lo rodean extrañamente no le hacen temer. "¿Por qué no me siento aterrorizado?", piensa mientras toca su pecho y acaricia la taza de café. Observa la pequeña caldera llameando suavemente en su interior, dándole calor. "No soy para nada normal", piensa sonrojándose y negando con la cabeza porque lo sabe: Le gusta. Le gusta de alguna forma que aquel hombre tan hermoso, terco e infantil en ocasiones, lo mire a él y solo a él, como si sus almas estuviesen destinadas a estar cerca incluso si es medio de la tragedia. "Corintios 13-7... Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta", recuerda aquel versículo y suspira, acariciando su frente.
Un sacerdote y un mafioso proveniente de una dinastía de piratas ahora bien portados, que son odiados y amados al mismo tiempo, ¿estando juntos? Es inimaginable incluso para Alexander y al mismo tiempo para sus sentidos la señal de algo que quizás solo debe pasar, confiando en Dios, en sus planes para él y por aquel alfa de ojos ambarinos que lo mira con tanto amor que lo derrite por completo, deseando su toque. "Ay, Vizcaíno", piensa y suspira sonriendo con suavidad.
—Buenos días.
La voz varonil y suave de Lorenzo cosquillean sus oídos, haciéndole despertar de su ensimismamiento. Alexander voltea encontrándose con un hombre sexy, con el torso desnudo, tatuado, con gotas de agua caer de su cabello, y todo lo contrario a lo que su vida sacerdotal ha visto, el pecado en carne y hueso, uno que lo tomó con fervor aquella noche. "La carne es débil", piensa y se atraganta, apartando su mirada de él.
—Hablemos.
—Sí. —se levanta moviendo aquel cabello pelirrojo con la gracia de siempre, una de la que no se da cuenta hace siempre y descompone al de ojos ambarinos.
—Sí. —tensa su mandíbula por unos segundos. "Es malditamente sexy, voy a ponerme duro a este paso", piensa y carraspea su garganta para componerse. —Lamento no haberte contado al respecto, juro que no fue intencional.
—Un desconocido me anda vigilando, Vizcaíno, ¿no crees que es algo muy importante para decírmelo? Además... ¿Y si vio algo? —dice ligeramente ansioso.
—No, no, cálmate, lo dudo mucho. Tu cabaña literalmente no tiene muy buena visión a distancia y las pocas ventanas están dañadas, sin ánimo de ofender. —levanta sus manos en son de paz. —Además... —sonríe con suavidad y picardía mientras se acerca lentamente.
—V-Vizcaíno, no estoy de humor p-para tus bromas. —retrocede chocando con la silla detrás.
—Aún no he hecho nada. —agarra la cintura del pelirrojo con fuerza.
—Ah... Espera... —jadea suavemente, sintiendo su corazón desbocarse. —Tengo mi vestidura sacerdotal, al menos respeta...
—¿Acaso yo conozco esa palabra? —roza los labios de su dulce víctima con suavidad. —Soy Lorenzo... Maffiol... Vizcaíno... —lame suavemente el labio inferior del pelirrojo.
—Para... —musita débilmente, sintiendo sus piernas temblar. Atrapa aquellos ojos rojos, estremeciéndose por completo.
—Hago lo que se me da la gana... cariño. —gruñe suavemente.
Con brusquedad toma los muslos del sacerdote para cargarlo, abrumando al pelirrojo ante la agresividad de sus movimientos y lo bien que se siente su cuerpo al ser tomado con tanta propiedad. El cálido aliento de aquel alfa cae sobre sus labios para posteriormente atacar con hambre los labios el uno del otro. Los labios del de ojos ambarinos chipa, saborea el suave toque de aquellos labios, suyos y nada más que suyos. Alexander, cediendo a la tentación, responde con fervor con tanta intensidad como la de Lorenzo, olvidando su rectitud, la timidez y la vergüenza, permitiendo que sus lenguas se encuentren entre gemidos, gruñidos y jadeos.
—Mierda, esto está tan mal. —gruñe Lorenzo sobre los labios de Alexander, que completamente derretido en los brazos del alfa, lo mira débilmente, sonrojado y tembloroso. —Me encanta. —sonríe suavemente.
—Basta... tenemos que ir a la casa cural, ¡ahh! —gime al sentir sus glúteos ser apretados por las grandes manos de su alfa, sí, su alfa dominante.
—Van a tener que esperar, porque te sientes mal... —besa nuevamente sus labios. —Y necesitas las feromonas de este idiota que tanto odias. —sonríe agitado. —Dímelo.
—Detente. —súplica jadeante.
—Mierda, Alexander, quiero follarte.
—¡Señor, Alexander!
La voz dulce de Enzo se escucha junto al tercer toque a la puerta, pues la pareja no había percatado de los dos anteriores. Alexander baja rápidamente entre manotazos para que el alfa lo baje.
—¡Esto tiene que ser una puta broma! —vocifera irritado. Alexander lo abofetea con fuerza sin saber por qué, mirándolo sorprendido.
—¡Usted es un idiota, un incompetente, un malcriado. Aquí no puede hacer lo que se le da la gana! —grita, observando por un momento al pasillo en dirección a la puerta principal. Rápidamente, se acerca al morocho acariciando evidentemente nervioso la mejilla del susodicho. —Lo siento. —susurra y da un beso suave en la mejilla.
—Mmmm... qué rico. —toma con propiedad la cintura del sacerdote, que lo mira sorprendido y sonrojado. —¿Adónde vas? —pregunta seductor.
—Suéltame, ahora, Enzo está allá afuera. —hablar rápidamente entre susurros, tratando de zafarse.
—Que se joda. —dice manoseando el cuerpo de Alexander.
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Vizcaíno © (Omegaverse, romance, erotismo y mafia). #PGP2024
Storie d'amoreSinopsis En la majestuosa ciudad de Roma, el grupo de la mafia llamado Los corsarios negros, dominan el territorio con mano de hierro en su totalidad, convirtiéndose en la organización más peligrosa y silenciosa del continente europeo. El Alfa domin...