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Ane's POV

Despertar sin alarma un lunes y tener todo el día por delante debe ser lo más parecido al paraíso que mi persona haya conocido. Tras el empate en el Villamarín, Jose me confirmó que tendría libre el lunes y me propuse desconectar de la Real. Porque sí, aunque sea un trabajo de ensueño, también es necesario desconectar de vez en cuando. Pero claro, nunca nada es tan fácil. Dos impedimentos hacen que mi teoría no se ponga en práctica:
1- Desde que llegué a casa estoy hablando con Robin por whatsapp y no negaré que es algo que me encanta.
2- También me ha escrito Remi para invitarme a una cena íntima en su casa para presentarme a su novia, Ainhoa.

Como os decía, paso el día hablando con Robin contándonos básicamente lo que hacemos a cada minuto y explicándonos anécdotas de nuestras vidas. Me río por cada una de sus ocurrencias y yo misma me odio por lo cursi que se me verá sonriéndole al móvil. Y ni hablemos de sus referencias a las ganas que tiene de verme ya. Porque sí, a la cena íntima de Alex vienen Zubi, Take y él. De hecho se empeña en recogerme y devolverme a casa en su coche porque, literalmente cito, "es un romántico y tengo que acostumbrarme cuanto antes". Y yo claro, encantada.
Si había alguna duda sobre parar esto, declaro la situación cuesta abajo y sin frenos.

Me miro por quinta vez en el espejo comprobando si me gusta como me quedan estos pantalones. Recordaba que me hacían un mejor culo, o quizá solo estoy insegura. Salgo de mis pensamientos cuando suena mi móvil y veo un mensaje de Robin: "estoy en la puerta, sales?". Contesto que sí, me vuelvo a poner perfume y salgo cogiendo mi bolso.
Diviso el coche y abro la puerta para entrar rápidamente sin calarme de frío. He dejado el abrigo atrás porque una siempre es presumida.

-Hola.- saluda mirándome fijamente con una sonrisa.

-Hola.- respondo riéndome y me pongo el cinturón para disimular los nervios que aparecen cada vez que estoy cerca de él.

Da una palmada en mi muslo riéndose y arranca el coche. Durante el trayecto me dice que Ainhoa me va a caer increíble y me cuenta la anécdota de cómo se la presentó Alex como una amiga de la infancia y de pronto fue él quien les pilló liándose fuera de la discoteca.
A los 10 minutos ya estamos aparcando en la puerta de la casa de Alex.

-Vas muy rápido tú, eh.- le regaño mientras cierro la puerta.

-¿Rápido? Si no te he intentado ni besar aún...- bromea guiñándome el ojo y le saco el dedo.

-Con el coche digo, idiota.

-Qué va. A la vuelta conduces tú si quieres.- se encoge de hombros.

-¿Me dejarías tu coche?- abro la boca sorprendida.

-Claro. De aquí a mi casa.

-Qué obsesión con que vaya a tu casa...- ruedo los ojos divertida mientras echo a andar hacia la puerta de la casa de Remi.

-Lo decía porque está al final de la calle, más cerca imposible.- se ríe burlándose de mí y le pego en el brazo, algo que se está convirtiendo en rutina.

-Es que eres gilipollas, de verdad.- niego con la cabeza y toco al timbre.

-Venga, no te enfades.- me coge de la cintura para abrazarme y, aunque forcejeo un poco, acabo dejándome.- Estás guapísima, que no te lo había dicho.

Me separo cuando suena la puerta para abrirse mientras le susurro un "eres un pelota". Entramos y saludamos a todos con dos besos, excepto a Take que se lleva la primera colleja de la noche por mi parte por gritar un "parejita" nada más llegar al comedor.
Nos sentamos todos en la mesa al lado de la chimenea después de que Alex me haya hecho un house tour por su casa como si fuese Isabel Preysler y yo una redactora de la revista Hola!
Tengo en frente a Robin y, aunque intento que se me note lo menos posible, a veces toda mi atención está centrada en él. A mi lado está Ainhoa, con quien por supuesto he hecho buenisimas migas.

-Te embobas con él a veces, eh.- me susurra una de las veces que me quedo mirando a Robin mientras se ríe apoyado en el hombro de Alex.

-Eres digna novia de tu novio...- replico y ella se ríe.

-Todo se pega. Con que a ti no se te pegue lo francés...- se burla y me arranca una carcajada.

Ayudo a recoger la mesa y nos pasamos todos al salón a tomar algo mientras charlamos. Esta vez Robin se coloca a mi lado con la excusa de enseñarme a jugar al juego de cartas que Zubi ya ha explicado 3 veces y que Ainhoa y yo seguimos sin pillar.

-Yo si digo la verdad tampoco lo he llegado a pillar nunca... Solo hago cosas, tiro cartas y a veces gano.- confiesa Take despertando las risas de todos.

-Entonces yo ahora... No sé, no sé qué hago.- gritó desesperada mientras Zubi me llamada fracasada de broma y le saco un dedo.

-A ver.- dice Robin mientras se acerca a mi cara para ver mis cartas junto a mi.

De todo lo que me explica me entero de un 1%: primero porque este juego no tiene sentido, segundo porque ya me ha puesto nerviosa. Olería su colonia en cualquier parte. Creo que ya reconozco hasta cómo respira.
Por supuesto nos eliminan los primeros de la partida y nos dedicamos a hablar entre nosotros y reírnos del resto.

-¿Podéis dejar de tontear? El resto intentamos concentrarnos.- dice Take dirigiéndose a nosotros.

-Cállate, envidioso.- le responde Robin causando las risas del resto.

-Normal que tenga envidia. ¿Has visto lo guapa que es Ane?- suelta y se que tiene una misión: picarlo.

Robin se lanza directamente a por él para tratar de darle una colleja y le sujeto por el brazo para que se siente y dejen de hacer el tonto.
Después de una hora más y varias conversaciones surrealistas nos levantamos para irnos a nuestras casas.
Me despido de Ainhoa con un abrazo prometiendo vernos pronto y le doy las gracias a Alex por haberme invitado.
Salimos de la casa y nos dirigimos rápido al coche.

-¿Tú o yo?- me pregunta Robin enseñándome las llaves del coche. Pero cuando voy a cogerlas, sin fiarme mucho aún, las quita de mi alcance.- Recuerda que tú solo puedes conducir hasta mi casa.

-Entonces será otro día. Mañana trabajo y tengo todas mis cosas en casa.- explicó y a él se le ensancha la sonrisa mientras se dirige a la puerta del conductor.

-¿Tan poco te apetecía que me quedase en tu casa? Estás muy contento.- pregunto mientras abrocho mi cinturón y le miro con desconfianza. Algo trama.

-No has dicho que no quieras dormir conmigo...

La sonrisa con la que lo dice es la que termina por derretirme y me hace replantearme lo de no dormir esta noche en su cama. Acerco mi mano a su mejilla y le acaricio la cara.

-Tienes la piel suave como un bebé.- digo recreándome en mi caricia.

-Me quedaría horas así.- confiesa cerrando los ojos.

-Venga anda, que te duermes y al final voy a tener que conducir yo.- digo rompiendo el contacto.

Antes de que me de tiempo de apartar la mano de su cara, me agarra de la muñeca y se acerca mi mano a los labios para dejar un beso en la palma. Con nuestras manos aún unidas, las deja en mi muslo izquierdo y comienza a conducir con la otra mano. De fondo suena Sonríe <3 de Rels B y me da por pensar que esto sí que es cercano al paraíso.

Al llegar a mi casa me despido de él con un abrazo y su característico guiño y voy hacia la puerta buscando las llaves. Hasta que no entro no escucho su coche irse y, en cuanto me quito los zapatos, aprovecho para escribirle un mensaje: "ve con cuidado y avísame cuando llegues 🫶🏻".

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora