Cuando te vi - Robin Le Normand

26

Ane's POV

Creo que nunca había llegado tan nerviosa a esta casa. Llamo al timbre y cuando me abre la puerta estoy literalmente temblando.

-Pasa. ¿Tienes frío?- pregunta haciendo alusión a mi temblor y niego. Me frota un poco los brazos y ese gesto me reconforta y tranquiliza un poco.

Llegamos al salón y me percato de que sigue con la ropa del equipo y la bolsa de deporte sigue en la escalera, por lo que no hará demasiado que ha llegado.

-¿Acabas de llegar?- pregunto sentándome en el sofá y se desliza a mi lado.

-No. Pero he llegado y me he sentado a pensar.- contesta y asiento para que siga hablando él.- No quiero estar así contigo. Mira, Ane, sé que la cagué presionándote...- cojo su mano y entrelazo nuestros dedos para interrumpirle.

-Yo también la he cagado, ¿vale? ¿Me puedes dar un abrazo antes de nada?- pido mientras mis lágrimas son ya más que incipientes.

Me aprieta contra su cuerpo y por fin después de dos días eternos me siento plena y como en casa de nuevo.

-Tenías razón: venía frustrado del entreno y no era ni el momento ni las formas de decirte aquello, por más que lo piense.- explica mientras con sus pulgares borra alguna lágrima rebelde que no he podido retener.

-Tú tenías razón en todo. Quizá no en las formas, pero sí en el fondo. No puedo pretender estar toda la vida metida en casa contigo por miedo a lo que puedan pensar de mí. Estoy trabajando mucho para ser una buena profesional y si alguien lo pone en duda solo por estar contigo, pues que le den.- digo y sonríe.- Yo quiero estar contigo, Robin. Quiero estar contigo más que nada en el mundo. Y entiendo que quieras avanzar y yo todo el tiempo estoy impidiéndolo. Perdóname...

-No me pidas perdón. Necesitamos avanzar y parte de este avance debe ser hablar este tipo de cosas con calma y sin presiones, justo lo que yo no he hecho. Así que si alguien tiene que pedir perdón, ese soy yo.- niego y vuelve a coger mi cara entre sus manos.- Vamos a encontrar un punto medio, ¿vale? Sin presiones, sin enfados y comunicándonos.

-Hablaré con Jose primero. Después todo nuestro entorno podrá enterarse.

-Si es que queda alguien... Dicen por ahí que somos demasiado obvios.- le miro con una ceja alzada y se ríe.- Pacheco ha visto cuando me has dado la mano en el descanso y ha atado cabos.

-Hombre, es que ahora vamos a discutir pero de verdad.- bromeo y me siento encima de sus piernas.- ¿Tú de qué vas pegándote por ahí como si fueras un pandillero?

Echa la cabeza hacia atrás riéndose y, por fin, me besa. Es un beso lento que reúne todas las ganas que teníamos ambos y todo lo que nos hemos echado de menos. Me cuenta el origen de la pelea y entonces pienso en cientos de formas de hacerle vudú al jugador del Sevilla en cuestión.

-¿Te duele mucho?- pregunto tocando con delicadeza la zona del pómulo donde le dio el codazo el número uno de mi lista de enemigos ahora mismo.- Bueno, pero que no te pelees más, por favor. Que casi salto al campo.- le regaño y se ríe, a lo que le lanzo una mirada acusatoria.

-Ya será menos...

-Te lo digo en serio. Primero para que dejes de hacer el tonto y segundo para partirle la cara a cualquiera que te toque.- explico y me abraza riéndose.- Aunque admitiré que me pone un poco verte así, eh.- digo sobre su cuello y me coge en brazos para llevarme directamente a la cama.

Me río por la prisa con la que me lleva a su habitación y me deja tumbada en la cama. Comienza a desvestirme y de pronto para en seco.

-Otra cosa que tenemos que hablar. A Raúl hay que contarle que eres mi novia.- sentencia y se me escapa una risita que trato de reprimir con mi mano.- Lo digo en serio.

-Celoso.- canturreo.

-Lo digo en serio. Vale que tú no quieras nada con él, pero yo me quedo más tranquilo si él lo sabe.

-Si te consuela, creo que tiene bastante claro que desde el primer día eres tú. Pero se lo diré.- asiento sonriendo e intenta reprimir una sonrisa.

-No es solo gustarte, es que estás conmigo. Y vamos en serio...- prosigue y le atraigo a mi boca.

-¿Cómo de en serio vamos?- pregunto provocándole mientras le beso.

-Muy en serio.- responde de la misma manera.- Eres mi chica.

-¿Ah, sí? ¿Y no tengo que compartirte? ¿Solo para mi?

-Solo tuyo. Y tú solo mía.- responde de forma posesiva mientras besa mi cuello.- ¿Necesitas que te pida salir como en el cole?- se burla y le pego en el hombro.

-No necesito ninguna etiqueta, solo quiero estar siempre así contigo.- confieso volviéndole a besar.

-Me parece bien. Pero estamos juntos, eres mi novia.- termina sentenciando y ataca de nuevo mi boca.

¿Qué deciros de esta noche? Nada mas a parte de que el sexo de reconciliación es increíble. Bueno, todo el sexo con este hombre es increíble.

Abro los ojos por la claridad que entra por la ventana y siento la respiración tranquila de mi novio en mi cuello. Nada ha cambiado, pero el comenzar a llamarle formalmente "mi novio" puede que me empiece a gustar. Juego con su pelo y sé que se ha despertado porque comienza a repartir besos por mi cuello, donde su cabeza descansaba mientras me abrazaba dormido.

-¿Cómo has dormido?- pregunta con la voz ronca.

-Increíble. ¿Y tú?- ronronea como un gatito en mi cuello y me río.- Lo interpreto como un bien.- digo y vuelve a hacer lo mismo.- Eres idiota.

-Vaaaaya, ya estamos insultando. Anoche todo eran palabras bonitas y "Robin, eres increíble", "Robin, sí, quiero más"...- me imita y le tapo la boca para que se calle.

Forcejeamos un poco y pasa a hacerme cosquillas hasta que levanto las manos en señal de rendición.

-¿Qué quieres que hagamos hoy?- pregunto y pone cara de pícaro.

-Hoy nos vamos a quedar todo el día en la cama. Solos y desnudos. ¿Te convence?

-Mmm no sé, a ver cómo me convences.- le provoco y sus manos comienzan a recorrer todo mi cuerpo.

Y sí, se sale con la suya y nos pasamos el día entero entre las sábanas de su cama, saliendo solo para comer y cenar. Si se os ocurre un mejor plan de domingo me decís, pero yo no lo cambiaría ni por todo el oro del mundo.