12

2.1K 136 13
                                    

Ane's POV

Dormir más allá de las 9 de la mañana es algo que se me antoja imposible últimamente. Es como si mi cuerpo supiera que fuera de la cama tengo millones de cosas que hacer. Siendo viernes y teniéndolo de descanso por acumulación de horas de trabajo, cualquiera decidiría pasarlo en casa. Pero no, yo en cuanto me despierto y me arreglo ya estoy emprendiendo camino al centro de la ciudad. He quedado con Ainhoa para ir a ver algunas cosas de ropa aprovechando que las lluvias de comienzos de febrero en Donosti nos han dado una tregua. Desde aquella cena en casa de Remi, Ainhoa se ha convertido en una gran compañía para mí y pasar el rato con ella se ha vuelto algo habitual.
Durante el trayecto en bus al centro aprovecho para contestar los mensajes pendientes, entre ellos de Robin. Otra costumbre de las últimas semanas: hablar a cada rato con esta persona y vernos en cuanto podemos. Y, por supuesto, morir infartada con sus comentarios para dejarme sin palabras. Desde anoche es un chico con una misión: que pasemos la tarde juntos. Y, por lo que veo, se ha despertado con la misma misión. A priori no veréis ningún impedimento, yo tampoco lo vería si no fuera porque quiere que sea fuera de casa. No me mal entendáis, no es que quiera esconderme, pero tampoco es que quiera que la gente especule. Me estoy dejando llevar todo lo que puedo y más, superando todos mis miedos, pero tampoco nos volvamos locos.

Cuando bajo del bus ya está Ainhoa esperándome. La saludo con un abrazo y nos dirigimos a la primera tienda en la que tenemos fichadas algunas prendas. Tras varias tiendas y conversación tras otra, a eso de las 11 hacemos una parada en una cafetería para reponer fuerzas.

R. Le Normand

Acabamos de terminar el entreno
Estoy muerto 😥
Has pensado en lo de pasar la tarde conmigo?

Pobrecito
Me has echado de menos en el entreno? 🤭
Me pillas con Ainhoa por el centro, no sé qué plan tiene ella... puedo ir a tu casa cuando acabemos

Yo siempre te echo de menos
Tomás no intenta hacerme primeros planos medio pornos 🙄🙄

JAJAJAJA idiota
Yo no hago eso...
No es mi culpa que siempre aproveches para quitarte la camiseta
No puedo no mirar

Claro, claro...
Yo sí que no puedo no mirarte a ti
Guapa

Niego con la cabeza riéndome y Ainhoa me mira con una sonrisa pícara.

-Ni a mí se me cae tanto la baba hablando con Alex, eh.- me acusa y me encojo de hombros.- ¿Todavía no ha pasado nada de nada entre vosotros?

-No... y no por falta de ganas. Solo es que siento que en el momento que crucemos la línea no habrá vuelta atrás para mí.- explico.

-Ni para él. Amiga, a ese chico se le cae la baba contigo. Le cambia la cara cuando te ve.- sonrió ante las palabras de mi amiga y ella se ríe.- Qué dos tontitos.- dice riéndose mientras teclea algo en su móvil.

-¿Seguimos con las tiendas? Necesito pasar por Primor.

-Venga, sí. Y así acabamos el recorrido en La Taberna de Egoitz, que llevo un par de días con antojo.- responde levantándose y despidiéndose de los camareros.

Compro lo que necesitaba y alguna cosa más. Hemos dejado Zara para lo último y ha sido un gran error porque nos hemos llevado prácticamente una hora ahí metidas. ¿Que si hemos pecado? Mi yo interior dice que no, que nos lo merecemos. Pero, ¿para qué mentir? Hemos pecado y mucho.

Llegamos por fin al restaurante a la hora perfecta para el pintxo. Entramos y veo como Ainhoa mira hacia el fondo, supongo que eligiendo mesa. Por fin parece que ve lo que quería, porque coge mi mano y tira de mi hacia allí. Conforme nos acercamos veo lo que buscaba.

-Te voy a matar.- le digo cuando veo en una mesa sentados a Robin y Alex.

-A mi no, a él. A mi solo me han convencido.- contesta mi amiga riéndose y acelera el paso.

Llegamos a la mesa y Robin por fin nos ve. Su sonrisa se ensancha y es la señal que hace que Alex se gire para ver que hemos llegado.

-Os voy a matar a todos.- digo a modo de saludo mientras Ainhoa corre a sentarse al lado de su novio y darle un beso a modo de saludo.

-Hola a ti también.- dice Robin cuando me siento a su lado. Su sonrisa socarrona hace que yo me rinda, como siempre.

Aprovecha mi momento de rendición para pasar su brazo por encima de mis hombros y abrazarme. Oigo de fondo un silbido de Remi y escondo la cara en su cuello, dejando un besito ahí.

-Siempre consigues lo que quieres...- susurro a Robin.

-Si no quieres salir sola conmigo a la calle, saldremos con amigos.- se encoge de hombros.

-Claro, en parejita... Mucho mas disimulado, qué duda cabe.- ruedo los ojos.

-¿Ya somos pareja?- pregunta guiñándome un ojo sabiendo que ya ha ganado y me río apoyando la cabeza en su hombro.

La comida transcurre entre bromas y anécdotas y lo que son dos horas se me pasan como 5 minutos. Para cuando me doy cuenta ya estamos en el coche de Remi volviendo a casa. Nos deja a Robin y a mi en casa de este y nos despedimos de ellos.

-Voy a tu habitación a ponerme algo cómodo, ¿vale?- informo a Robin y asiente.

-Estás en tu casa. Voy cogiendo una manta y dormimos en la jardín, ¿no?- pregunta y grito un sí como respuesta desde la escalera.

Hemos decidido dormir la siesta en el sofá del jardín para aprovechar el sol de San Sebastián. Ahora mismo no se me ocurre un mejor plan.
Cuando ya tengo una camiseta de Robin puesta y estoy doblando mi ropa para no dejarla por ahí tirada, entra en la habitación para cambiarse él a algo cómodo.

-Eso, desnúdate aquí delante de mi.- bromeo mientras se baja el pantalón para cambiarlo por unas calzonas.

-Intento provocarte a ver si se pone interesante la siesta.- responde riéndose y le empujo al pasar.

Me abraza por la espalda y aprovecha para dejar un beso en mi cuello. Bajamos entre bromas, pasamos por la cocina a coger agua y nos acomodamos por fin en el sofá. Digamos que no es un sofá pequeño pero tampoco es biplaza, por lo que dejo que Robin se acomode y entonces me coloco yo a su lado. Él pasa su brazo alrededor de mi cintura y sujeta mi pierna para pasarla por encima de su cuerpo. Encajo mi cabeza en el hueco de su cuello mientras Robin aprovecha para acariciar mi pelo de forma tierna.
Y no mentiré, me apetece mucho que me bese.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora