44

1.5K 112 22
                                    

Robin's POV

Tras ganar la Copa habríamos necesitado días y días de descanso para recuperarnos, pero lo cierto es que tuvimos que volver rápido al trabajo porque el tramo final de Liga no espera a nadie. Si bien ya estábamos clasificados para Europa League por ser campeones de España, nosotros seguíamos luchando por entrar en Champions, por lo que los tres partidos que nos quedaban seguían siendo cruciales.

Ahora, al echar la vista atrás, estos tres partidos se han hecho más fáciles de lo que realmente han sido, pero qué deciros, ningún equipo tiene más motivación ahora mismo que nosotros. Y tampoco creo que ningún jugador esté más motivado que yo ahora mismo, porque tengo todo en la vida: un trabajo que me encanta, una familia que ha estado conmigo en mis peores momentos y acaban de poder disfrutar del mejor, unos amigos espectaculares y, lo más importante, una novia increíble. Con Ane, por primera vez, siento que tengo todo en la vida. Llegar a casa después de los entrenamientos y poder pasar la tarde con ella simplemente tumbados en el sofá es algo que nunca pensé que podría hacerme tan feliz. Y sonará cursi, pero en cuanto nos separamos demasiado tiempo ya la echo de menos. Ella siempre dice que debo acostumbrarme, que a partir de ahora viajaré sin ella a los partidos, pero dudo que algún día me pueda volver a acostumbrar a no ver su cara al despertar.

Hablando de Ane, justo hoy no está en casa. Hoy era el último entrenamiento del equipo y, además, su último día en la Real. Mi pobre ha luchado por contener las lágrimas despidiéndose en Zubieta pero me ha contado que ya en Anoeta no ha podido aguantarlas. De hecho, sus compañeros de departamento la secuestraron a mediodía para comer y son las 12:30 de la noche y aún siguen por ahí. He tratado de esperarla despierto pero el cansancio acumulado ha hecho mella y me estoy quedando frito, así que me levanto del sofá para irme a la cama.

No me da tiempo de poner un pie en la escalera cuando siento que tratan de acertar abriendo la puerta y me río por dentro, imaginando a mi novia luchando con la llave. Por fin lo consigue y la miro riéndome con los brazos cruzados sobre mi pecho.

-Hostia, Robin, qué susto.- grita nada más verme y cierra la puerta torpemente.- Estás muy guapo pero no me des estos sustos.- balbucea y celebro que venga borracha porque eso me entretendrá más aún.

-¿Vienes borracha? Qué sorpresas me da la vida...- me río y ella me saca el dedo.

-He bebido un poquito, pero estoy bien.

-Sí, mi vida, muy bien. Casi no aciertas con la llave en la cerradura pero muy bien.- vuelvo a reírme.

Pasa por mi lado haciéndose la ofendida y dándome un leve empujón con su hombro que hace que sea ella quien se desestabiliza.

-Joder, es como chocar con un muro coño.- se queja cuando la agarro de la cintura para que se estabilice.- Siempre te dice eso en los entrenamientos Barrene, ¿a que sí? Le voy a echar mucho de menos... A todos realmente.- dice y me doy cuenta de que empieza a llorar.

-Amor... ¿Qué te pasa?- pregunto preocupado, aunque sé que probablemente esto sea efecto del alcohol.

-Voy a echarlo de menos... Me había acostumbrado. Pero no pasa nada.

-¿Sabes que no tienes que dejar nada, verdad?- digo acariciando sus mejillas para limpiar sus lágrimas sintiéndome bastante culpable.

-Lo sé, Robin. Simplemente he bebido de más y me he puesto sentimental. Ahora voy a trabajar con una de mis mejores amigas, voy a poder hacer más planes con mis amigos, veré más a mi familia, viajaré sin que sea por trabajo... Y, sobre todo, podré esperarte en la cama después de un viaje, comer juntos, dormir siesta.

Me la llevo a la cama y la ayudo a quitarse la ropa para meternos directamente a dormir. Se acurruca en mi pecho y acaricio su pelo para que se calme un poco.

-Gracias por cuidarme, Robin. Estoy acostumbrada a echar de menos cosas, se me pasará.- dice y se que se refiere a su madre.- Pero jamás soportaría tener que echarte de menos a ti.

-Eso no va a pasar, mi vida. Duérmete y mañana seguiré aquí contigo, te lo prometo.

Doy un par de besos en su cabeza y a los pocos minutos noto su respiración más pesada y sé que se ha dormido. Se me pasa una idea por la cabeza y pienso que mañana la materializaré en cuanto me levante, pero ahora no me muevo por nada del mundo de su lado.

Ane's POV

Tengo que dejar de beber. Ese es mi primer pensamiento cuando abro los ojos y todo me da vueltas. Gracias a Dios, creo que estoy mejor de lo que merezco porque únicamente estoy mareada y no tengo ni dolor de cabeza ni fatiga. Eso sí, tengo muchísima sed. Lo que me hace levantarme de la cama sin remolonear para ir directa a la cocina a por agua.
Al entrar en la cocina la estampa es inmejorable: Robin sin camiseta preparando tortitas de avena.

-Hombreeee, la Bella Durmiente.- dice riéndose y ruedo los ojos.

-Si dije muchas tonterías borracha, por favor, sé buen novio y no me las recuerdes.- digo cogiendo agua y sentándome en uno de los taburetes.

-Soy tan buen novio que te tengo una sorpresa de buena mañana.- responde dejando un beso en mi mejilla y sirviéndome las tortitas.

-Me encanta la sorpresa, pero más tú.- sonrío cortando el primer trozo y llevándolo a mi boca.

-Me alegra oír eso, pero la sorpresa no son las tortitas. Eso solo es para tu supervivencia.- le miro con una ceja enarcada y espero que siga hablando.- ¿Qué te parece empezar nuestras vacaciones yendo a Roma a conocer a mi suegra?

Abro la boca de la sorpresa y es él quien me la cierra con tono chistoso. Salto a sus brazos emocionada con la idea y le beso en repetidas ocasiones mientras se ríe.

-Espero que mi suegra esté igual de emocionada de tenerme allí.- bromea volviendo a besarme.

-Lo estará. No sé cómo lo haces, pero siempre sabes lo que necesito. Cuando ni siquiera yo me había dado cuenta de cuánto echaba de menos a mi madre, tú has sabido verlo. Ella verá eso y te adorará. Aunque debo confesarte que ya lo hace.

-Siempre que pueda voy a darte lo que necesites, Ane.

-¿Pero hasta cuándo nos quedaríamos? ¿Y la convocatoria de la Eurocopa?- caigo de pronto rompiendo el momento sensiblón.

-Tranquila, que si me llaman nos volvemos con tiempo.- responde como si no llamarle fuese una opción.

-Amor, a veces eres idiota. Está claro que te van a llamar. Tenemos que prever eso para volver, ¿vale? No tienes por qué llegar cansado a la selección.

-Sh. Ya, Ane.- me hace callar y suelto una risita.- Mi prioridad es que tú estés bien, luego ya veremos, ¿vale?

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora