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Ane's POV

Dicen que nada es perfecto en la vida, pero esto se le parece mucho. A pesar de que no me haya metido al agua por mi miedo a ser tragada por una ola, mi novio hacía el gran esfuerzo de meterse él para después abrazarme y así refrescarme.

-Es que sirvo para todo ya, eh.- bromea abrazándome y extendiendo el agua que cae de su cuerpo por el mío.- Tienes suerte de que haría cualquier cosa que me pidieras.

-Lo sé, amor.- sonrío pasando mis brazos por su cuello y atrayéndole para que me bese.

No pasa mucho más de las dos y media cuando ya estamos cansados de playa y sol y nos dirigimos al chiringuito a comer. A pesar de mi insistencia para que no nos saltemos su dieta, acabamos pecando un poco porque según Robin "un día es un día". Cuando acabamos de comer y consigo lo impensable: que me deje pagar a mi, nos dirigimos de nuevo a nuestra habitación de hotel.
Nos duchamos, esta vez por separado, y nos tiramos en la cama a descansar. Robin pone de fondo un partido de NBA y yo me dedico a mirar el móvil con la cabeza apoyada en su pecho.

-Podría acostumbrarme a esto.- confiesa jugando con mi pelo y sonrío.

-Yo ya me he acostumbrado.- replico girando mi cara y dejando un beso en su pecho.

-Pero jamás me acostumbraré a las noches que no pasas en casa.- vuelve a hablar y le veo hacer un puchero.

-No me hagas chantaje, niño.- me quejo y suelta una risita.

Seguimos en la misma posición un rato y cuando veo que me voy a quedar dormida paso mi cabeza a la almohada para que él también pueda estar cómodo. Sin embargo, pronto vuelve a pasar un brazo por mi cintura y pegar nuestros cuerpos. Al final va a ser verdad que no piensa separarse de mí en estos días. Y yo más que encantada.

Despierto con caricias y besos por mi cuello y cara y sonrío antes de abrir los ojos y encontrarme con la cara de Robin. ¿Creéis que se puede ser más guapo? Yo os digo que no.

-Hola.- digo bostezando y estirándome mientras me mira con ternura.

-Eres como un bebé. De verdad que quería dejarte dormir pero no podía no besarte.- confiesa con una sonrisa inocente.

-Bueno... siempre que sea por besarme puedes despertarme, ¿vale? Si hay algo que me guste más que dormir, eres tú.- digo y se lanza a mis labios.

No deja ni un centímetro de espacio entre nuestros cuerpos, tenemos nuestras piernas entrelazadas y su mano se cuela por debajo de la camiseta suya que he usado para la siesta acariciando mi espalda.

-Mientras dormías he tenido una idea.- dice mientras besa mi cuello y hago un ruidito por acallar un gemido.- He pensado que esta tarde en lugar de playa, vamos a aprovechar el jacuzzi de la habitación. Así no tienes la excusa de las olas para no mojarte y además puedo quitarte el bikini. Todo son ventajas.

Me río y asiento, lo que hace que ensanche aún más su sonrisa. Nos levantamos de la cama para ponernos los bañadores y mientras recojo mi pelo coge su móvil para poner música de fondo.

-Mi idea era quitarte el bikini en el jacuzzi pero no se si voy a poder esperar a que entres.- me mira de arriba a abajo y sonrío satisfecha.

Si algo me hace sentir Robin, además de cuidada y querida, es deseada. Sentir que cualquier cosa que me ponga le hace verme la mujer más guapa del mundo es increíble.

Entro en el jacuzzi y me siento justo en frente de Robin. Entrelazamos nuestras piernas y nos miramos sabiendo el deseo que sentimos el uno por el otro. Pasamos unos minutos así, solo rozando nuestras piernas y hablando de cualquier cosa o tarareando la canción de fondo.
No sé en qué momento la conversación se torna un poco más picante de la cuenta, pero ya tengo en frente a Robin con el semblante mucho más serio y relamiendo sus labios. No podría explicaros lo mucho que me pone cuando tiene esa actitud, así que decido que es momento de provocarle.

-Pues creo que he cogido algo de color eh.- digo bajando un poco la braguita de mi bikini y mostrándole un leve corte entre el "moreno" y el blanco.

-¿Ah, sí? ¿Puedo verlo mejor?- pregunta con voz ronca y asiento.

No me deja tiempo de reacción y se incorpora para tirar de mis piernas hacia él, dejándome sentada a horcajadas encima de su pelvis.

-Voy a comprobar por mi mismo.- informa desatando la parte de arriba de mi bikini y tirándola fuera del jacuzzi.- Mm sí, diría que por aquí estás algo más blanquita.- añade llevando sus labios a mis pechos y atendiendo a mis pezones, que ya esperaban impacientes a su boca.

Me encargo de mover mis caderas encima del bulto incipiente en su bañador y ambos nos percatamos que ha comenzado a sonar "Cómo dormiste?" de Rels B.

-Vaya, qué casualidad...- ríe mientras tenemos nuestras frentes juntas y sigo moviendo mis caderas encima de su pelvis.

Hace solo unos días que hablábamos de que algunas canciones estaban hechas para escucharlas de fondo durante el sexo y justo nombrábamos esta y hoy suena cuando la cosa está más que calentita entre nosotros.

Coge mis caderas con sus manos y me pone de pie. Desanuda ambos lados de la braguita de mi bikini y lo lanza fuera también, dejándome completamente expuesta a él. Rápidamente lleva su boca a mi centro y comienza a lamer mientras sus manos aprietan mi culo. Cuando pienso que no puedo más, para y vuelve a manejarme a su antojo dejándome sentada en el borde del jacuzzi. Lleva dos de sus dedos a mi boca y los lamo para luego dirigir esos dos mismos dedos a mi sexo. Hace y deshace como quiere mientras yo no puedo evitar gemir. Al borde de la desesperación agarro su pene y le masturbo intentando hacerle sentir al menos la mitad de lo que él está causando en mi. Sin embargo, él mete un dedo más en mi interior y aumenta el ritmo, haciendo que me venga mientras grito su nombre.
Su mano rodea mi cuello y me besa de la forma más ruda que os podáis imaginar. Sin dejar de besarme, hace que me siente de nuevo a horcajadas encima de él y, sin previo aviso, mete su pene dentro de mi de una estocada. Gimo sin parar y mordisqueo su cuello a causa del placer que está causando en mi. Sé que está a punto de llegar al orgasmo porque dentro de mi siento su pene palpitar. Aún así, me vuelve a hacer girar y apoya mis brazos en el borde del jacuzzi y cambiar de posición. Se coloca detrás de mí y abre mis piernas para tener más acceso aún a mi centro y vuelve a penetrarme. Mete y saca su pene varias veces mientras le suplico que lo haga más fuerte. Sé que estamos ambos a punto y parece que él también porque aumenta el ritmo mientras azota mi culo y, tras unas embestidas más, por fin nos corremos a la vez.
Tras unos segundos de descanso para recuperar el aire se sienta y me atrae hacia su cuerpo, cogiéndome en brazos como si fuese un bebé.

-¿Entonces, te gustan mis ideas? La del jacuzzi ha sido de las mejores de mi vida.- bromea y me río mientras reparte besos por mi mejilla.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora