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Ane's POV

Este pasillo ya ha sido testigo de varios besos porque este chico nunca puede esperar que entre en casa para besarme, pero creo que nunca de un beso tan necesitado. No sé si será el alcohol que recorre nuestros cuerpos o el no vernos a solas desde el viernes, pero más que besarnos nos comemos.

-Qué guapa eres.- dice mirándome mientras quita el choker que llevo en el cuello para dejarlo en el recibidor y comenzar a besarme en el lugar que ha dejado libre.

No puedo responder porque vuelve a atacar mi boca mientras baja la cremallera del vestido, procediendo a bajarlo hasta mis tobillos y dejándome solo en tanga.
Me mira de arriba a abajo con deseo y aprovecho para recorrer su cuerpo yo también. Su erección ya es más que notable con los pantalones grises y el deseo dentro de mi aumenta. Aprieta mi culo mientras me besa, pegándome lo máximo posible a su cuerpo y noto su erección presionar mi estómago. Me separo de su cuerpo ante su mirada confusa y bajo dejando un reguero de besos por su torso hasta quedar arrodillada en el suelo. Tiro de sus pantalones y calzoncillos hacia abajo mientras le miro y veo su sonrisa socarrona. Me ayuda a sacarse la ropa y cojo su pene entre las manos para llevármelo a la boca. Comienzo poco a poco y Robin dirige su mano a mi pelo para ayudarme a marcar el ritmo. Cuando está a punto, tira de mi pelo para retirarme y coge mi cara entre sus manos para indicarme que me levante. Con una sensualidad extrema, limpia mis labios con su dedo pulgar mientras que con su otra mano empieza a bajar mi tanga. Consigue su objetivo y lleva sus manos a mi culo para impulsarme y cogerme en brazos para llevarme consigo Dios sabe a qué punto de su casa. Noto su erección rozando con mi vagina y beso su cuello con anticipación.

-No puedo más.- susurra dejando mis pies en el suelo y volviendo a besarme.

Lleva una de sus manos a mi pelo y con la otra comienza a masturbarme. Mis gemidos ya no se acallan ni siquiera con sus besos y no se le va esa maldita sonrisa socarrona de la cara. Sabe que está haciendo conmigo lo que quiere y esta parte de su personalidad me pone más aún de lo que me imaginaba. Sigue besándome y, de un momento a otro, toma mi cintura para girarme y quedar de espaldas a él, subiendo mi pierna derecha al inicio de la barandilla de la escalera y llevando el inicio de su pene hacia mi apertura. Lo roza en varias ocasiones hasta hacerme suplicar y por fin se introduce dentro de mi de una estocada. Vuelve a enrollar mi pelo en una de sus manos para así tener más cerca mi boca y besarme mientras el ritmo sigue siendo frenético.

-Estás muy mojada.- dice en mi oído cuando su pene se sale de dentro de mi por lo mojada que estoy.

-Es por ti.- gimo y su respuesta es morderme en el cuello.

Coge mi pierna para bajármela y vuelve a cogerme en brazos para llevarme al sofá.

-¿Vamos a recorrer toda la casa?- pregunto riéndome cuando se tumba encima de mi.

-Es mi objetivo: que probemos toda la casa.- responde con cara de suficiencia mientras vuelve a dirigir su mano a mi intimidad.

-¿Y cuando acabemos con toda la casa?- vuelvo a preguntar estimulando su pene con mi mano.

-Pues nos iremos a la tuya.- contesta echando la cabeza hacia detrás por el placer.

Coge con una de sus manos mis dos muñecas, dejándolas encima de mi cabeza y vuelve a penetrarme, esta vez más fuerte aún. Afloja un poco sus embestidas cuando araño su espalda y aprovecho para empujarle y sentarle en el sofá para ser yo quien se ponga encima. Me muevo encima de él mientras deja varios azotes en mi culo y chupo su cuello y su oreja a mi antojo. Revuelvo su pelo cuando noto sus labios en mi cuello, tratando de moverme más rápido aún.
Tras un par de cambios de posición y un salón inundado de gemidos por nuestra parte, me dejo llevar y cuando acaba mi orgasmo siento como Robin saca su pene y se corre encima de mi ombligo. Es la primera vez que lo hacemos sin protección a causa de las prisas que nos han entrado y creo que nunca le he contado que tomo pastillas anticonceptivas. Además de que entiendo que es algo muy íntimo que debe consensuarse antes.

-La he sacado a tiempo.- dice colocándose a mi lado y acariciando mi cara.- Perdón por mancharte pero...- ríe haciendo referencia a que no podía hacer otra cosa.

-No pasa nada. No creas que a estas alturas me da asco.- bromeo sacándole la lengua y me da un pico en respuesta.- Creo que no te lo he comentado, pero tomo pastillas anti babies. Y solo estoy contigo, así que si quieres...

-No me lo has dicho, pero lo sabía.- pongo cara de no entender.- Ya te he dicho varias veces que me fijo en ti todo el tiempo, hasta en el más mínimo detalle. Pero no quería hacer eso sin preguntarte antes... De hecho, se me ha ido completamente la cabeza no usando condón directamente. Pero es que me vienes con ese vestidito y claro...

-Aunque me hubiera dado tiempo de hablar habría dejado que hicieras conmigo lo que quieras.- respondo sincera y vuelve a acariciarme la cara de forma tierna.

-Por cierto, creo que es más que obvio, pero yo también estoy solo contigo, ¿vale?- dice sonriendo y asiento para después acercarme a besarle.- Voy a ir a por algo para limpiarte.

-Y el sofá también deberíamos limpiarlo.- digo con algo de vergüenza y se ríe mientras vuelve a agacharse a besarme.

Vuelve de la cocina con un papel para besarme y un trapo mojado con el que limpiamos el sofá. Recogemos nuestra ropa que se quedó en el recibidor y nos dirigimos juntos hacia la ducha.
Lejos de convertirse en algo sexual, es la ducha más relajante de mi vida. El agua caliente cayendo sobre mi cuerpo mientras Robin acaricia cada palmo de mi piel y yo me dedico a abrazarle se convierte en lo más íntimo y satisfactorio que he vivido jamás.

-Tienes el culete rojo.- dice riendo sobre mi hombro.- ¿Te he hecho daño?

Niego con la cabeza y su rostro de preocupación pasa a uno más relajado.

-Al revés. Me gusta mucho así.- creo que es la primera vez en mi vida que no tengo pudor de decir mis preferencias sexuales a la cara a un chico.- Se te pone hasta cara de malote.- bromeo.

-¿Quieres que sea malo contigo?- continúa la broma y niego.

-Como más me gustas es así, cuando me cuidas y eres un bebé.- confieso.- Aunque lo del sexo salvaje nos lo quedamos también, ¿vale?

Se ríe asintiendo y vuelve a abrazarme a su cuerpo. Nos enjabonamos uno al otro y nos lavamos el pelo entre risas. Cuando nos enjuagamos sale antes de la ducha para coger su albornoz y tenderme otro a mi que él mismo se encarga de ponerme y abrocharme. Vuelvo a abrazarme a su cuerpo y suelta una risita.

-Estás muy cariñosa hoy.- dice y levanto la mirada haciéndome la ofendida.- Que no me quejo eh. Ojalá así siempre.

-Es que no me quiero ir.

-Pues no te vayas. Me comprometo a secarte el pelo, hacerte la cena y darte besos hasta que te duermas.

-¿Y mañana voy a trabajar con el vestido?- pregunto alzando una ceja y niega rápidamente.

-No no no. No quiero que nadie tenga tentaciones de quitártelo. Además Raúl aún no se ha enterado de que estás pillada, no me fio.- suelta y me río pegándole en el pecho.

-Celoso.- me burlo y se encoge de hombros.

-Solo un poco.- confiesa y me río.- Nos despertamos un poco más temprano y pasamos por tu casa a que te cambies, pero dormir duermes aquí conmigo.- le miro sonriendo y hace un puchero.

-Me quedo contigo.- digo y no me da tiempo de terminar la frase cuando ya me está besando. Es un niño pequeño que ha conseguido su objetivo.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora